¡Dios te salve María!
 

Camino de Perfección


 

 

 

 

 

Capítulo 18


 


Que prosigue en la misma materia y dice cuánto mayores

son los trabajos de los contemplativos que de los activos.

Es de mucha consolación para ellos

 

     1. Pues yo os digo, hijas, a las que no lleva Dios por este camino,

que a lo que he visto y entendido de los que van por él, que no llevan la

cruz más liviana y que os espantaríais por las vías y maneras que las da

Dios. Yo sé de unos y de otros, y sé claro que son intolerables los

trabajos que Dios da a los contemplativos, y son de tal suerte que, si no

les diese aquel manjar de gustos, no se podrían sufrir. Y está claro que

-pues lo es que a los que Dios mucho quiere lleva por camino de

trabajos, y mientras más los ama, mayores- no hay por qué creer que

tiene aborrecidos los contemplativos, pues por su boca los alaba y tiene

por amigos.

     2. Pues creer que admite a su amistad estrecha gente regalada y sin

trabajos es disparate. Tengo por muy cierto se los da Dios mucho

mayores; y así como los lleva por camino barrancoso y áspero -y a las

veces que les parece se pierden y han de comenzar de nuevo a tornarle

a andar-, que así ha menester Su Majestad darles mantenimiento, y no

de agua, sino de vino, para que, emborrachados, no entiendan lo que

pasan y lo puedan sufrir. Y así, pocos veo verdaderos contemplativos

que no los vea animosos y determinados a padecer; que lo primero que

hace el Señor, si son flacos, es ponerles ánimo y hacerlos que no teman

trabajos.

     3. Creo piensan los de la vida activa, por un poquito que los ven

regalados, que no hay más que aquello. Pues yo digo que por ventura

un día de los que pasan no los pudieseis sufrir. Así que el Señor, como

conoce a todos para lo que son, da a cada uno su oficio, el que más ve

conviene a su alma y al mismo Señor y al bien de los prójimos; y como

no quede por no haberos dispuesto, no hayáis miedo se pierda vuestro

trabajo.


 

61


Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús


 


 

     Mirad que digo que todas lo procuremos, pues no estamos aquí a

otra cosa; y no un año, ni dos solos, ni aun diez, porque no parezca lo

dejemos de cobardes, y es bien que el Señor entienda no queda por

nosotras; como los soldados que, aunque mucho hayan servido,

siempre han de estar a punto para que el capitán los mande en

cualquier oficio que quiera ponerlos, pues les ha de dar su sueldo. ¡Y

cuán mejor pagado lo paga nuestro Rey que los de tierra!

     4. Como los ve presentes y con gana de servir, y tiene ya entendido

para lo que es cada uno, reparte los oficios como ve las fuerzas, y si no

estuviesen presentes, no les daría nada ni mandaría en qué sirviesen.

Así que, hermanas, oración mental, y quien ésta no pudiere, vocal y

lección y coloquios con Dios, como después diré; no se deje las horas

de oración que todas; no sabe cuándo llamará al Esposo -no os acaezca

como a las vírgenes locas- y la querrá dar más trabajo disfrazado con

gusto; si no, entiendan no son para ello y que les conviene aquello, y

aquí entra el merecer con la humildad, creyendo con verdad que aun

para lo que hacen no son.

     5. Andar alegres sirviendo en lo que les mandan, como he dicho; y

si es de veras esta humildad, bienaventurada tal sierva de vida activa

que no murmurará sino de sí. Deje a las otras con su guerra, que no es

pequeña. Porque, aunque en las batallas el alférez no pelea, no por eso

deja de ir en gran peligro y en lo interior debe de trabajar más que

todos; porque, como lleva la bandera, no se puede defender y, aunque

le hagan pedazos, no la ha de dejar de las manos. Así, los

contemplativos han de llevar levantada la bandera de la humildad y

sufrir cuantos golpes les dieren sin dar ninguno; porque su oficio es

padecer como Cristo, llevar en alto la cruz, no dejarla de las manos por

peligros en que se vean, ni que vean en él flaqueza en padecer; para eso

le dan tan honroso oficio. Mire lo que hace, porque si él deja la

bandera, se perderá la batalla; y así creo que se hace gran daño en los

que no están tan adelante, si a los que tienen ya en cuento de capitanes

y amigos de Dios les ven no ser sus obras conforme al oficio que

tienen.

     6 Los demás soldados se van como pueden, y a las veces se apartan


 

 

62


 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección


 


 

de donde ven el mayor peligro, y no los echa nadie de ver ni pierden

honra; estotros llevan todos los ojos en ellos, no se pueden bullir. Así

que bueno es el oficio y honra grande y merced hace el rey a quien le

da, mas no se obliga a poco en tomarle. Así que, hermanas, no sabemos

lo que pedimos; dejemos hacer al Señor, que hay algunas personas que

por su justicia parece quieren pedir a Dios regalos. ¡Donosa manera de

humildad! Por eso, hace bien el conocedor de todos, que pocas veces

creo lo da a éstos: ve claro que no son para beber el cáliz.

     7. Vuestro entender, hijas, si estáis aprovechadas, será en si

entendiere cada una es la más ruin de todas (y esto que se entienda en

sus obras que lo conoce así, para aprovechamiento y bien de las otras),

y no en la que tiene más gustos en la oración y arrobamientos o

visiones o mercedes que hace el Señor de esta suerte, que hemos de

aguardar al otro mundo para ver su valor. Estotro es moneda que se

corre, es renta que no falta, son juros perpetuos y no censos de al quitar

(que estotro se quita y se pone): una virtud grande de humildad y

mortificación, de gran obediencia en no ir en un punto contra lo que

manda el prelado, que sabéis verdaderamente que os lo manda Dios,

pues está en su lugar. En esto de obediencia es en lo que más había de

poner, y por parecerme que, si no la hay, es no ser monjas, no digo

nada de ello, porque hablo con monjas, y a mi parecer buenas -al

menos que lo desean ser-. En cosa tan sabida e importante, no más de

una palabra porque no se olvide.

     8. Digo que quien estuviere por voto debajo de obediencia y faltare,

no trayendo todo cuidado en cómo cumplirá con mayor perfección este

voto, que no sé para qué está en el monasterio; al menos yo la aseguro,

que mientras aquí faltare, que nunca llegue a ser contemplativa, ni aun

buena activa; y esto tengo por muy cierto. Y aunque no sea persona

que tiene a esto obligación, si quiere o pretende llegar a contemplación,

ha menester, para ir muy acertada, dejar su voluntad con toda

determinación en un confesor que sea tal. Porque esto es ya cosa muy

sabida, que aprovechan más de esta suerte en un año que sin esto en

muchos, y para vosotras no es menester; no hay que hablar de ello.

     9. Concluyo con que estas virtudes son las que yo deseo tengáis,


 

 

63


 

Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús



 

hijas mías, y las que procuréis, y las que santamente envidiéis. Esotras

devociones no curéis de tener pena por no tenerlas; es cosa incierta.

Podrá ser en otras personas sean de Dios, y en vos permitirá su

Majestad sea ilusión del demonio y que os engañe, como ha hecho a

otras personas. En cosa dudosa ¿para qué queréis servir al Señor,

teniendo tanto en qué seguro?; ¿quién os mete en esos peligros?

     10. Me he alargado tanto en esto porque sé conviene; que esta

nuestra naturaleza es flaca, y a quien Dios quisiere dar la

contemplación Su Majestad le hará fuerte; a los que no, me he holgado

de    dar    estos   avisos,    por    donde    también    se    humillarán     los

contemplativos.

     El Señor, por quien es, nos dé luz para seguir en todo su voluntad, y

no habrá de qué temer.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

64


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección


 

 

 

 

 

Capítulo 19



Que comienza a tratar de la oración. Habla con almas que

no pueden discurrir con el entendimiento

 

     1. Ha tantos días que escribí lo pasado sin haber tenido lugar para

tornar a ello, que, si no lo tornase a leer, no sé lo que decía. Por no

ocupar tiempo, habrá de ir como saliere, sin concierto.

     Para entendimientos concertados y almas que están ejercitadas y

pueden estar consigo mismas, hay tantos libros escritos y tan buenos y

de personas tales, que sería yerro hicieseis caso de mi dicho en cosa de

oración, pues -como digo- tenéis libros tales adonde van por días de la

semana repartidos los misterios de la vida del Señor y de su Pasión y

meditaciones del juicio e infierno y nuestra nonada y lo mucho que

debemos a Dios, con excelente doctrina y concierto para principio y fin

de la oración. Quien pudiere y tuviere ya costumbre de llevar este

modo de oración, no hay que decir que por tan buencamino el Señor le

sacará a puerto de luz y, con tan buenos principios, el fin lo será, y

todos los que pudieren ir por él llevarán descanso y seguridad; porque,

atado el entendimiento, se va con descanso. Mas de lo que querría

tratar y dar algún remedio, si el Señor quisiese acertase -y si no, al

menos que entendáis hay muchas almas que pasan este trabajo, para

que no os fatiguéis las que le tuviereis-, es esto:

     2. Hay unas almas y entendimientos tan desbaratados como unos

caballos desbocados, que no hay quien los haga parar; ya van aquí, ya

van allí, siempre con desasosiego: es su misma naturaleza, o Dios que

lo permite. Les he mucha lástima, porque me parecen como unas

personas que han mucha sed y ven el agua de muy lejos y, cuando

quieren ir allá, hallan quien las defienda el paso al principio y medio y

fin. Acaece que, cuando ya con su trabajo -y con harto trabajo- han

vencido los primeros enemigos, a los segundos se dejan vencer y

quieren más morir de sed que beber agua que tanto ha de costar. Se les

acabó el esfuerzo, les faltó ánimo. Y ya que algunos le tienen para


 

 

65


 

Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús



 

vencer también los segundos enemigos, a los terceros se les acaba la

fuerza, y por ventura no estaban dos pasos de la fuente de agua viva

que dijo el Señor a la Samaritana, que quien la bebiere no tendrá sed. Y

¡con cuánta razón y verdad, como dicho de la boca de la misma

Verdad, que no la tendrá de cosa de esta vida, aunque crece muy mayor

de lo que acá podemos imaginar de las cosas de la otra por esta sed

natural! Mas ¡con qué sed se desea tener esta sed! Porque entiende el

alma su gran valor y, [aunque] es sed penosísima que fatiga, trae

consigo la misma satisfacción con que se mata aquella sed, de manera

que es una sed que no ahoga sino a las cosas terrenas, antes da hartura;

de manera que, cuando Dios la satisface, la mayor merced que puede

hacer el alma es dejarla con la misma necesidad, y mayor queda

siempre de tornar a beber esta agua.

     3. El agua tiene tres propiedades, que ahora se me acuerda que me

hacen al caso, que muchas más tendrá.

     La una es que enfría, que por calor que hayamos, en llegando al

agua, se quita; y si hay gran fuego, con ella se mata, salvo si no es de

alquitrán, que se enciende más. ¡Oh, válgame Dios, qué maravillas hay

en este encenderse más el fuego con el agua, cuando es fuego fuerte,

poderoso, no sujeto a los elementos, pues éste, con ser su contrario, no

le empece, antes le hace crecer! Mucho valiera aquí poder hablar con

quien supiera filosofía, porque, sabiendo las propiedades de las cosas,

me supiera declarar, que me voy regalando en ello y no lo sé decir, y

aun por ventura no lo sé entender.

     4. De que Dios, hermanas, os traiga a beber de esta agua y las que

ahora lo bebéis, gustaréis de esto y entenderéis cómo el verdadero

amor de Dios -si está en su fuerza, ya libre de cosas de tierra del todo y

que vuela sobre ellas- cómo es señor de todos los elementos del

mundo. Y como el agua procede de la tierra, no hayáis miedo que mate

este fuego de amor de Dios; no es de su jurisdicción. Aunque son

contrarios, es ya señor absoluto; no le está sujeto.

     Y así no os espantaréis, hermanas, de lo mucho que he puesto en

este libro para que procuréis esta libertad. ¿No es linda cosa que una

pobre monja de San José pueda llegar a señorear toda la tierra y


 

 

66


 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección



 

elementos? Y ¿qué mucho que los santos hiciesen de ellos lo que

querían, con el favor de Dios? A san Martín, el fuego y las aguas le

obedecían; a san Francisco, hasta las aves y los peces; y así a otros

muchos santos. Se veía claro ser tan señores de todas las cosas del

mundo, por haber bien trabajado de tenerle en poco y sujetándose de

veras con todas sus fuerzas al Señor de él. Así que -como digo- el agua

que nace en la tierra no tiene poder [contra él]; sus llamas son muy

altas y su nacimiento no comienza en cosa tan baja. Otros fuegos hay

de pequeño amor de Dios, que cualquier suceso los matará; mas a éste

no, no. Aunque toda la mar de tentaciones venga, no le harán que deje

de arder de manera que no se enseñoree de ellas.

     5. Pues si es agua de lo que llueve del cielo, muy menos le matará;

no son contrarios, sino de una tierra; no hayáis miedo se hagan mal el

un elemento al otro, antes ayuda el uno al otro a su efecto; porque el

agua de las lágrimas verdaderas -que son las que proceden en

verdadera oración, bien dadas del Rey del cielo- le ayuda a encender

más y hace que dure, y el fuego ayuda al agua a enfriar.

     ¡Oh, válgame Dios, qué cosa tan hermosa y de tanta maravilla, que

el fuego enfría! Sí, y aun hiela todas las afecciones del mundo, cuando

se junta con el agua viva del cielo, que es la fuente de donde proceden

las lágrimas que quedan dichas, que son dadas y no adquiridas por

nuestra industria. Así que, a buen seguro que no deja calor en ninguna

cosa del mundo para que se detenga en ellas, si no es para si puede

pegar este fuego, que es natural suyo no contentarse con poco, sino

que, si pudiese, abrasaría todo el mundo.

     6. Es la otra propiedad limpiar cosas no limpias. Si no hubiese agua

para lavar, ¿qué sería del mundo? ¿Sabéis qué tanto limpia esta agua

viva, esta agua celestial, esta agua clara, cuando no está turbia, cuando

no tiene lodo, sino que cae del cielo? Que de una vez que se beba,

tengo por cierto deja el alma clara y limpia de todas las culpas; porque

-como tengo escrito- no da Dios lugar a que beban de esta agua (que no

está en nuestro querer, por ser cosa muy sobrenatural esta divina

unión), si no es para limpiarla y dejarla limpia y libre del lodo y

miseria en que por las culpas estaba metida.


 

 

67


 

Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús


 


 

Porque otros gustos que vienen por medianería del entendimiento, por

mucho que hagan, traen el agua corriendo por la tierra; no lo beben

junto a la fuente; nunca falta en este camino cosas lodosas en que se

detengan, y no va tan puro ni tan limpio. No llamo yo esta oración -

que, como digo, va discurriendo con el entendimiento- «agua viva»,

conforme a mi entender, digo. Porque, por mucho que queramos hacer,

siempre se pega a nuestra alma, ayudada de este nuestro cuerpo y bajo

natural, algo de camino de lo que no querríamos.

     7. Me quiero declarar más; estamos pensando qué es el mundo y

cómo se acaba todo, para menospreciarlo. Casi sin entendernos, nos

hallamos metidos en cosas que amamos de él; y deseándolas huir, por

lo menos nos estorba un poco pensar cómo fue y cómo será y qué hice

y qué haré; y para pensar lo que hace al caso para librarnos, a las veces

nos metemos de nuevo en el peligro. No porque esto se ha de dejar,

mas se ha de temer, es menester no ir descuidados.

     Acá lleva este cuidado el mismo Señor, que no quiere fiarnos de

nosotros. Tiene en tanto nuestra alma, que no la deja meter en cosas

que la puedan dañar por aquel tiempo que quiere favorecerla; sino la

pone de presto junto cabe sí y le muestra en un punto más verdades y la

da más claro conocimiento de lo que es todo, que acá pudiéramos tener

en muchos años. Porque no va libre la vista, nos ciega el polvo, como

vamos caminando. Acá nos lleva el Señor al fin de la jornada sin

entender cómo.

     8. La otra propiedad del agua es que harta y quita la sed; porque

sed, me parece a mí, quiere decir deseo de una cosa que nos hace gran

falta; que si del todo nos falta, nos mata. Extraña cosa es que si nos

falta, nos mata, y si nos sobra, nos acaba la vida, como se ve morir

muchos ahogados. ¡Oh, Señor mío, y quién se viese tan engolfada en

esta agua viva, que se le acabase la vida! Mas ¿no puede ser esto? Sí,

que tanto puede crecer el amor y el deseo de Dios, que no lo pueda

sufrir el sujeto natural, y así ha habido personas que han muerto. Yo sé

de una que, si no la socorriera Dios presto con esta agua viva tan en

gran abundancia, que casi la sacaba de sí con arrobamientos. Digo que

casi la sacaban de sí, porque aquí descansa el alma. Parece que,


 

 

68


 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección



 

ahogada de no poder sufrir el mundo, resucita en Dios y Su Majestad la

habilita para que pueda gozar lo que, estando en sí, no pudiera sin

acabarse la vida.

     9 Entiéndase de aquí que, como en nuestro Sumo Bien no puede

haber cosa que no sea cabal, todo lo que Él da es para nuestro bien; y

por mucha abundancia de esta agua que dé, no puede haber demasía en

cosa suya; porque si da mucho, hace -como he dicho- hábil el alma

para que sea capaz de beber mucho; como un vidriero que hace la

vasija del tamaño que ve es menester, para que quepa lo que quiere

echar en ella. En el desearlo -como es de nosotros- nunca va sin falta;

si alguna cosa buena lleva, es lo que en él ayuda el Señor. Mas somos

tan indiscretos que, como es pena suave y gustosa, nunca nos

pensamos hartar de esta pena; comemos sin tasa, ayudamos como acá

podemos a este deseo y, así, algunas veces mata. ¡Dichosa tal muerte!;

mas, por ventura, con la vida ayudara a otros para morir por deseo de

esta muerte. Y esto creo hace el demonio, porque entiende el daño que

ha de hacer con vivir; y, así, tienta aquí de indiscretas penitencias para

quitar la salud, y no le va poco en ello.

     10. Digo que quien llega a tener esta sed tan impetuosa, que se mire

mucho, porque crea que tendrá esta tentación; y aunque no muera de

sed, acabará la salud y dará muestras exteriores -aunque no quiera- que

se han de excusar por todas vías. Algunas veces aprovechará poco

nuestra diligencia, que no podremos todo lo que se quiere encubrir;

mas estemos con cuidado, cuando vienen estos ímpetus tan grandes de

crecimiento de este deseo, para no añadir en él, sino con suavidad

cortar el hilo con otra consideración; que nuestra naturaleza, a veces,

podrá ser obre tanto como el amor, que hay personas que cualquier

cosa, aunque sea mala, desean con gran vehemencia. Estas no creo

serán las muy mortificadas, que para todo aprovecha la mortificación.

Parece desatino que cosa tan buena se ataje. Pues no lo es; que yo no

digo se quite el deseo, sino que se ataje, y por ventura será con otro que

se merezca tanto.

     11. Quiero decir algo para darme mejor a entender. Da un gran

deseo de verse ya con Dios y desatado de esta cárcel, como le tenía San


 

 

69


 

Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús


 


 

Pablo: pena por tal causa y que debe en sí ser muy gustosa, no será

menester poca mortificación para atajarla, y del todo no podrá. Mas

cuando viere aprieta tanto que casi va a quitar el juicio (como yo vi a

una persona no ha mucho, y de natural impetuosa, aunque demostrada

a quebrar su voluntad -me parece lo ha ya perdido, porque se ve en

otras cosas- digo que por un rato, que la vi como desatinada de la gran

pena y fuerza que se hizo en disimularla), digo que en caso tan

excesivo, aunque fuese espíritu de Dios, tengo por humildad temer,

porque no hemos de pensar tenemos tanta caridad que nos pone en tan

gran aprieto.

     12. Y digo que no tendré por malo -si puede, digo, que por ventura

todas veces no podrá- que mude el deseo, pensando si vive servirá más

a Dios, y podrá ser a alguna alma que se había de perder la dé luz, y

que, con servir más, merecerá por donde pueda gozar más de Dios, y

témase lo poco que ha servido. Y son buenos consuelos para tan gran

trabajo, y aplacará su pena y ganará mucho, pues, por servir al mismo

Señor, se quiere acá pasar y vivir con su pena. Es como si uno tuviese

un gran trabajo o grave dolor, consolarle con decir «tenga paciencia y

se deje en las manos de Dios, y que cumpla en él su voluntad, que

dejarnos en ellas es lo más acertado en todo».

     13. Y si el demonio ayudó en alguna manera a tan gran deseo, que

sería posible, como cuenta -creo- Casiano de un ermitaño de

asperísima vida, que le hizo entender se echase en un pozo, porque

vería más presto a Dios, yo bien creo que no debía haber servido con

humildad, ni bien; porque fiel es el Señor y no consintiera Su Majestad

se cegara en cosa tan manifiesta. Mas está claro; si el deseo fuera de

Dios, no le hiciera mal: trae consigo la luz y la discreción y la medida.

Esto es claro, sino que este adversario, enemigo nuestro, por

dondequiera que puede procura dañar; y pues él no anda descuidado,

no lo andemos nosotros. Este es punto importante para muchas cosas;

así para acortar el tiempo de la oración, por gustosa que sea, cuando se

ven acabar las fuerzas corporales o hacer daño a la cabeza. En todo es

muy necesario discreción.

     14. ¿Para qué pensáis, hijas, que he pretendido declarar el fin y


 

 

70


 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección



 

mostrar el premio antes de la batalla, con deciros el bien que trae

consigo llegar a beber de esta fuente celestial, de esta agua viva? Para

que no os congojéis del trabajo y contradicción que hay en el camino, y

vayáis con ánimo y no os canséis; porque -como he dicho- podrá ser

que, después de llegadas, que no os falta sino bajaros a beber en la

fuente, lo dejéis todo y perdáis este bien, pensando no tendréis fuerza

para llegar a él y que no sois para ello.

     15. Mirad que convida el Señor a todos. Pues es la misma Verdad,

no hay que dudar. Si no fuera general este convite, no nos llamara el

Señor a todos y, aunque los llamara, no dijera: «Yo os daré de beber».

Pudiera decir: «Venid todos, que, en fin, no perderéis nada; y los que a

mí me pareciere, yo los daré de beber». Mas como dijo, sin esta

condición, «a todos», tengo por cierto que todos los que no se quedaren

en el camino, no les faltará esta agua viva. Dénos el Señor, que la

promete, gracia para buscarla como se ha de buscar, por quien Su

Majestad es.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

71


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús


 

 

 

 

 

Capítulo 20



Trata cómo por diferentes vías nunca falta consolación en

el camino de la oración y aconseja a las hermanas de esto

sean sus pláticas siempre

 

     1. Parece que me contradigo en este capítulo pasado de lo que había

dicho; porque, cuando consolaba a los que no llegaban aquí, dije que

tenía el Señor diferentes caminos por donde iban a Él, así como había

muchas moradas. Así lo torno ahora a decir; porque, como entendió Su

Majestad nuestra flaqueza, proveyó como quien es. Mas no dijo: «por

este camino vengan unos y por éste otros»; antes fue tan grande su

misericordia, que a nadie quitó procurarse venir a esta fuente de vida a

beber. ¡Bendito sea por siempre, y con cuánta razón me lo quitara a mí!

     2. Pues no me mandó lo dejase cuando lo comencé e hizo que me

echasen en el profundo, a buen seguro que no lo quite a nadie, antes

públicamente nos llama a voces. Mas, como es tan bueno, no nos

fuerza; antes da de muchas maneras a beber a los que le quieren seguir,

para que ninguno vaya desconsolado ni muera de sed. Porque de esta

fuente caudalosa salen arroyos, unos grandes y otros pequeños, y

algunas veces charquitos para niños, que aquello les basta, y más sería

espantarlos ver mucha agua; éstos son los que están a los principios.

Así que, hermanas, no hayáis miedo muráis de sed en este camino;

nunca falta agua de consolación tan falto que no se pueda sufrir.

     Y pues esto es así, tomad mi consejo y no os quedéis en el camino,

sino pelead como fuertes hasta morir en la demanda, pues no estáis

aquí a otra cosa, sino a pelear. Y con ir siempre con esta determinación

de antes morir que dejar de llegar al fin del camino, si os llevare el

Señor con alguna sed en esta vida, en la que es para siempre os dará

con toda abundancia de beber y sin temor que os ha de faltar. Plega al

Señor no le faltemos nosotras, amén.

     3. Ahora -para comenzar este camino que queda dicho de manera

que no se yerre desde el principio- tratemos un poco de cómo se ha de


 

72


Espacio Disponible


 

Camino de Perfección


 


 

principiar esta jornada, porque es lo que más importa; digo que importa

el todo para todo. No digo que quien no tuviere la determinación que

aquí diré le deje de comenzar, porque el Señor le irá perfeccionando; y

cuando no hiciese más de dar un paso, tiene en sí tanta virtud, que no

haya miedo lo pierda ni le deje de ser muy bien pagado. Es -digamos-

como quien tiene una cuenta de perdones, que si la reza una vez, gana;

y mientras más veces, más; mas si nunca llega a ella, sino que se la

tiene en el arca, mejor fuera no tenerla.

     Así que, aunque no vaya después por el mismo camino, lo poco que

hubiere andado de él le dará luz para que vaya bien por los otros, y si

más andare, más. En fin, tenga cierto que no le hará daño el haberle

comenzado para cosa ninguna, aunque le deje, porque el bien nunca

hace mal. Por eso, todas las personas que os trataren, hijas, habiendo

disposición y alguna amistad, procurad quitarlas el miedo de comenzar

tan gran bien; y, por amor de Dios, os pido que vuestro trato sea

siempre ordenado a algún bien de quien hablareis, pues vuestra oración

ha de ser para provecho de las almas. Y pues esto habéis siempre de

pedir al Señor, mal parecería, hermanas, no procurarlo de todas

maneras.

     4. Si queréis ser buen deudo, ésta es la verdadera amistad; si buena

amiga, entended que no lo podéis ser sino por este camino. Ande la

verdad en vuestros corazones, como ha de andar por la meditación, y

veréis claro el amor que somos obligadas a tener a los prójimos. No es

ya tiempo, hermanas, de juego de niños, que no parece otra cosa estas

amistades del mundo, aunque sean buenas; ni haya entre vosotras tal

plática de «si me queréis», «no me queréis», ni con deudos ni nadie, si

no fuere yendo fundadas en un gran fin y provecho de aquel ánima.

Que puede acaecer, para que os escuche vuestro deudo o hermano o

persona semejante una verdad y la admita, haber de disponerle con

estas pláticas y muestras de amor que a la sensualidad siempre

contentan; y acaecerá tener en más una buena palabra -que así la

llaman- y disponer más que muchas de Dios, para que después estas

quepan. Y, así, yendo con advertencia de aprovechar, no las quito.

Mas, si no es para esto, ningún provecho pueden traer y podrán hacer


 

 

73


 

Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús


 


 

daño sin entenderlo vosotras. Ya saben que sois religiosas y que

vuestro trato es de oración. No se os ponga delante: «no quiero que me

tengan por buena», porque es provecho o daño común el que en vos

vieren. Y es gran mal a las que tanta obligación tienen de no hablar

sino en Dios, como las monjas, les parezca bien disimulación en este

caso, si no fuese alguna vez para más bien. Este es vuestro trato y

lenguaje; quien os quisiere tratar, depréndale, y si no, guardaos de

deprender vosotras el suyo: será infierno.

     5. Si os tuvieren por groseras, poco va en ello; si por hipócritas,

menos. Ganaréis de aquí que no os vea sino quien se entendiere por

esta lengua; porque no lleva camino, uno que no sabe algarabía, gustar

de hablar mucho con quien no sabe otro lenguaje. Y, así, ni os cansarán

ni dañarán; que no sería poco daño comenzar a hablar nueva lengua, y

todo el tiempo se os iría en eso. Y no podéis saber, como yo -que lo he

experimentado-, el gran mal que es para el alma; porque, por saber la

una, se le olvida la otra y es un perpetuo desasosiego del que en todas

maneras habéis de huir; porque lo que mucho conviene para este

camino que comenzamos a tratar es paz y sosiego en el alma.

     6. Si las que os trataren quisieren deprender vuestra lengua, ya que

no es vuestro de enseñar, podéis decir las riquezas que se ganan en

deprenderla; y de esto no os canséis, sino con piedad y amor y oración

porque le aproveche, para que, entendiendo la gran ganancia, vaya a

buscar maestro que le enseñe; que no sería poca merced que os hiciese

el Señor despertar a alguna alma para este bien.

     Mas ¡qué de cosas se ofrecen en comenzando a tratar de este

camino, aun a quien tan mal ha andado por él como yo! Plega al Señor

os lo sepa, hermanas, decir mejor que lo he hecho, amén.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

74


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección


 

 

 

 

 

Capítulo 21



Que dice lo mucho que importa comenzar con gran

determinación a tener oración y no hacer caso de los

inconvenientes que el demonio pone

 

     1. No os espantéis, hijas, de las muchas cosas que es menester mirar

para comenzar este viaje divino, que es camino real para el cielo. Se

gana yendo por él gran tesoro; no es mucho que cueste mucho a

nuestro parecer. Tiempo vendrá que se entienda cuán nonada es todo

para tan gran precio.

     2. Ahora, tornando a los que quieren ir por él y no parar hasta el fin,

que es llegar a beber de esta agua de vida, como han de comenzar, digo

que importa mucho, y del todo, una grande y muy determinada

determinación de no parar hasta llegar a ella, venga lo que viniere,

suceda lo que sucediere, trabájese lo que se trabajare, murmure quien

murmurare, siquiera llegue allá, siquiera se muera en el camino o no

tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el

mundo, como muchas veces acaece con decirnos: «hay peligros»,

«fulana por aquí se perdió», «el otro se engañó», «el otro, que rezaba

mucho, cayó», «hacen daño a la virtud», «no es para mujeres, que les

podrán venir ilusiones», «mejor será que hilen», «no han menester

estas delicadeces», «basta el Paternóster y Avemaría».

     3. Esto así lo digo yo, hermanas; y ¡cómo si basta! Siempre es gran

bien fundar vuestra oración sobre oraciones dichas de tal boca como la

del Señor. En esto tiene razón, que si no estuviese ya nuestra flaqueza

tan flaca y nuestra devoción tan tibia, no eran menester otros

conciertos de oraciones, ni eran menester otros libros. Y así, me ha

parecido ahora (pues, como digo, hablo con almas que no pueden

recogerse en otros misterios -que les parece es menester artificio y hay

algunos ingenios tan ingeniosos que nada les contenta-) iré fundando

por aquí unos principios y medios y fines de oración, aunque en cosas

subidas no me detendré; y no os podrán quitar libros, que si sois


 

75


Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús



 

estudiosas, y teniendo humildad, no habéis menester otra cosa.

     4. Siempre yo he sido aficionada y me han recogido más las

palabras de los Evangelios que libros muy concertados; en especial, si

no era el autor muy aprobado, no los había gana de leer. Allegada,

pues, a este Maestro de la Sabiduría, quizá me enseñará alguna

consideración que os contente. No digo que diré declaración de estas

oraciones divinas -que no me atrevería y hartas hay escritas; y que no

las hubiera sería disparate-, sino consideración sobre las palabras del

Paternóster. Porque algunas veces con muchos libros parece se nos

pierde la devoción en lo que tanto nos va a tenerla; que está claro que

el mismo maestro cuando enseña una cosa toma amor con el discípulo

y gusta de que le contente lo que le enseña y le ayuda mucho a que lo

deprenda, y así hará este Maestro celestial con nosotras.

     5. Por eso, ningún caso hagáis de los miedos que os pusieren ni de

los peligros que os pintaren. ¡Donosa cosa es que quiera yo ir por un

camino adonde hay tantos ladrones, sin peligros y a ganar un gran

tesoro! Pues ¡bueno anda el mundo para que os le dejen tomar en paz!;

sino que por un maravedí de interés se pondrán a no dormir muchas

noches y a desasosegaros cuerpo y alma. Pues cuando yéndole a ganar

-o a robar, como dice el Señor que le ganan los esforzados-, y por

camino real y por camino seguro, por el que fue nuestro Rey y por el

que fueron todos sus escogidos y santos, os dicen hay tantos peligros y

os ponen tantos temores, los que van, a su parecer, a ganar este bien sin

camino, ¿qué son los peligros que llevarán?

     6. ¡Oh, hijas mías!, qué muchos más sin comparación, sino que no

los entienden hasta dar de ojos en el verdadero peligro -cuando no hay

quien les dé la mano-, y pierden del todo el agua sin beber poca ni

mucha, ni de charco ni de arroyo.

     Pues ya veis, sin gota de esta agua, ¿cómo se pasará camino adonde

hay tantos con quien pelear? Está claro que al mejor tiempo morirán de

sed; porque -queramos que no, hijas mías- todos caminamos para esta

fuente, aunque de diferentes maneras. Pues creedme vosotras y no os

engañe nadie en mostraros otro camino sino el de la oración.

     7. Yo no hablo ahora en que sea mental o vocal para todos; para


 

 

76


 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección



 

vosotras digo que lo uno y lo otro habéis menester: este es el oficio de

los religiosos. Quien os dijere que esto es peligro, tenedle a él por el

mismo peligro y huid de él; y no se os olvide, que por ventura habéis

menester este consejo. Peligro será no tener humildad y las otras

virtudes; mas camino de oración, camino de peligro, nunca Dios tal

quiera. El demonio parece ha inventado poner estos miedos, y así ha

sido mañoso a hacer caer a algunos que tenían oración, al parecer.

     8. Y mirad qué ceguedad del mundo, que no miran los muchos

millares que han caído en herejías y en grandes males sin tener oración,

sino distracción; y entre la multitud de éstos, si el demonio -por hacer

mejor su negocio- ha hecho caer a algunos que tenían oración, ha

hecho poner tanto temor a algunos para las cosas de virtud. Estos que

toman este amparo para librarse, guárdense; porque huyen del bien

para librarse del mal. Nunca tan mala invención he visto: bien parece

del demonio. ¡Oh, Señor mío!, tornad por Vos; mirad que entienden al

revés nuestras palabras. No permitáis semejantes flaquezas en vuestros

siervos.

     9. Hay un gran bien: que siempre veréis algunos que os ayuden;

porque esto tiene el verdadero siervo de Dios, a quien Su Majestad ha

dado luz del verdadero camino: que en estos temores le crece más el

deseo de no parar. Entiende claro por dónde va a dar el golpe el

demonio y le hurta el cuerpo y le quiebra la cabeza. Más siente él esto,

que cuantos placeres otros le hacen le contentan. Cuando en un tiempo

de alboroto, en una cizaña que ha puesto -que parece lleva a todos tras

sí medio ciegos, porque es debajo de buen celo-, levanta Dios uno que

los abra los ojos y diga que miren los ha puesto niebla para no ver el

camino -¡qué grandeza de Dios, que puede más a las veces un hombre

solo o dos que digan verdad, que muchos juntos!-, tornan poco a poco

a descubrir el camino, les da Dios ánimo. Si dicen que hay peligro en

la oración, procura se entienda cuán buena es la oración, si no por

palabras, por obras; si dicen que no es bien a menudo las comuniones,

entonces las frecuenta más. Así que, como haya uno o dos que sin

temor sigan lo mejor, luego torna el Señor poco a poco a ganar lo

perdido.


 

 

77


 

Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús



 

     10. Así que, hermanas, dejaos de estos miedos; nunca hagáis caso

en cosas semejantes de la opinión del vulgo. Mirad que no son tiempos

de creer a todos, sino a los que viereis van conforme a la vida de

Cristo. Procurad tener limpia conciencia y humildad, menosprecio de

todas las cosas del mundo y creer firmemente lo que tiene la Madre

Santa Iglesia, y a buen seguro que vais buen camino. Dejaos -como he

dicho- de temores adonde no hay que temer. Si alguno os los pusiere,

declaradle con humildad el camino. Decid que Regla tenéis que os

manda orar sin cesar -que así nos lo manda- y que la habéis de guardar.

Si os dijeren que sea vocalmente, apurad si ha de estar el

entendimiento y corazón en lo que decís; si os dijeren que sí -que no

podrán decir otra cosa-, veis adonde confiesan que habéis forzado de

tener oración mental, y aun contemplación, si os la diere Dios allí.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

78


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección


 

 

 

 

 

Capítulo 22



En que declara qué es oración mental

 

     1. Sabed, hijas, que no está la falta, para ser o no ser oración mental,

en tener cerrada la boca; si, hablando, estoy enteramente entendiendo y

viendo que hablo con Dios con más advertencia que en las palabras

que digo, junto está oración mental y vocal. Salvo si no os dicen que

estéis hablando con Dios rezando el Paternóster y pensando en el

mundo; aquí callo. Mas si habéis de estar, como es razón se esté,

hablando con tan gran Señor, que es bien estéis mirando con quién

habláis y quién sois vos, siquiera para hablar con crianza.

     Porque ¿cómo podéis llamar al rey alteza, ni saber las ceremonias

que se hacen para hablar a un grande, si no entendéis bien qué estado

tiene y qué estado tenéis vos? Porque conforme a esto se ha de hacer

acatamiento, y conforme al uso, porque aun esto es menester también

que sepáis; si no, os enviarán para simple y no negociaréis cosa. Pues

¿qué es esto, Señor mío? ¿Qué es esto, mi Emperador? ¿Cómo se

puede sufrir? Rey sois, Dios mío, sin fin, que no es reino prestado el

que tenéis. Cuando en el Credo se dice «vuestro reino no tiene fin»,

casi siempre me es particular regalo. Os alabo, Señor, y os bendigo

para siempre; en fin, vuestro reino durará para siempre. Pues nunca

Vos, Señor, permitáis se tenga por bueno que quien fuere a hablar con

Vos, sea sólo con la boca.

     2. ¿Qué es esto, cristianos, los que decís no es menester oración

mental, os entendéis? Cierto que pienso que no os entendéis y, así,

queréis desatinemos todos: ni sabéis cuál es oración mental, ni cómo se

ha de rezar la vocal, ni qué es contemplación; porque, si lo supieseis,

no condenaríais por un cabo lo que alabáis por otro.

     3. Yo he de poner siempre junta oración mental con la vocal -

cuando se me acordare-, porque no os espanten, hijas; que yo sé en qué

caen estas cosas; que he pasado algún trabajo en este caso y, así, no

querría que nadie os trajese desasosegadas; que es cosa dañosa ir con


 

 

79


 

Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús


 


 

miedo este camino. Importa mucho entender que vais bien, porque, en

diciendo [a] algún caminante que va errado y que ha perdido el

camino, le hacen andar de un cabo a otro, y todo lo que anda buscando

por dónde ha de ir se cansa y gasta el tiempo y llega más tarde. ¿Quién

puede decir es mal, si comenzamos a rezar las horas o el rosario, que

comience a pensar con quién va a hablar y quién es el que habla para

ver cómo le ha de tratar? Pues yo os digo, hermanas, que si lo mucho

que hay que hacer en entender estos dos puntos se hiciese bien, que

primero que comencéis la oración vocal que vais a rezar, ocupéis harto

tiempo en la mental. Sí, que no hemos de llegar a hablar a un príncipe

con el descuido que a un labrador, o como con una pobre como

nosotras, que como quiera que nos hablaren va bien.

     4. Razón es que, ya que por la humildad de este Rey, si, como

grosera, no sé hablar con él, no por eso me deja de oír, ni me deja de

llegar a sí, ni me echan fuera sus guardas; porque saben bien los

ángeles que están allí la condición de su Rey, que gusta más de estas

groserías de un pastorcito humilde -que ve que si más supiera más

dijera- que de los muy sabios y letrados, por elegantes razonamientos

que hagan, si no van con humildad. Así que, no porque Él sea bueno,

hemos de ser nosotros descomedidos.

     Siquiera para agradecerle el mal olor que sufre en consentir cabe sí

una como yo, es bien que procuremos conocer su limpieza y quién es.

Es verdad que se entiende luego en llegando, como con los señores de

acá, que con que nos digan quién fue su padre y los cuentos que tiene

de renta y el dictado, no hay más que saber; porque acá no se hace

cuenta de las personas para hacerlas honra, por mucho que merezcan,

sino de las haciendas.

     5. ¡Oh, miserable mundo! Alabad mucho a Dios, hijas, que habéis

dejado cosa tan ruin, adonde no hacen caso de lo que ellos en sí tienen,

sino de lo que tienen sus renteros y vasallos; y si ellos faltan, luego

falta de hacerle honra. Cosa donosa es ésta para que os holguéis

cuando hayáis todas de tomar alguna recreación; que éste es buen

pasatiempo: entender cuán ciegamente pasan su tiempo los del mundo.

     6. ¡Oh, Emperador nuestro, sumo Poder, suma Bondad, la misma


 

 

80


 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección



 

Sabiduría, sin principio, sin fin, sin haber término en vuestras obras:

son infinitas, sin poderse comprender! ¡Un piélago sin suelo de

maravillas; una Hermosura que tiene en sí todas las hermosuras; la

misma Fortaleza! ¡Oh, válgame Dios, quién tuviera aquí junta toda la

elocuencia de los mortales y sabiduría, para saber bien -como acá se

puede saber, que todo es no saber nada, para este caso- dar a entender

alguna de las muchas cosas que podemos considerar, para conocer algo

de quién es este Señor y Bien nuestro!

     7. Sí, llegaos a pensar y entender, en llegando, con quién vais a

hablar o con quién estáis hablando. En mil vidas de las nuestras no

acabaremos de entender cómo merece ser tratado este Señor, que los

ángeles tiemblan delante de él. Todo lo manda, todo lo puede; su

querer es obrar. Pues razón será, hijas, que procuremos deleitamos en

estas grandezas que tiene nuestro Esposo y que entendamos con quién

estamos casadas, qué vida hemos de tener. ¡Oh, válgame Dios!, pues

acá, cuando uno se casa, primero sabe con quién es y qué tiene;

nosotras, ya desposadas, antes de las bodas, que nos ha de llevar a su

casa -pues acá no quitan estos pensamientos a las que están desposadas

con los hombres-, ¿por qué nos han de quitar que procuremos entender

quién es este hombre y quién es su Padre y qué tierra es ésta adonde

me ha de llevar y qué bienes con los que promete darme, qué condición

tiene, cómo podré contentarle mejor, en qué le haré placer, y estudiar

cómo haré mi condición que conforme con la suya? Pues, si una mujer

ha de ser bien casada, no le avisan otra cosa sino que procure esto,

aunque sea hombre muy bajo su marido.

     8.Pues, Esposo mío, ¿en todo han de hacer menos caso de Vos que

de los hombres? Si a ellos no les parece bien esto, dejen os vuestras

esposas, que han de hacer vida con Vos. Es verdad que es buena vida.

Si un esposo es tan celoso que quiere no trate con nadie su esposa,

¡linda cosa es que no piense en cómo le hará este placer, y la razón que

tiene de sufrirle y de no querer que trate con otro, pues en él tiene todo

lo que puede querer! Esta es oración mental, hijas mías, entender estas

verdades. Si queréis ir entendiendo esto y rezando vocalmente, muy

enhorabuena. No me estéis hablando con Dios y pensando en otras


 

 

81


 

Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús


 


 

cosas, que esto hace no entender qué cosa es oración mental. Creo va

dado a entender. Plega el Señor lo sepamos obrar, amén.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

82


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección


 

 

 

 

 

Capítulo 23



Trata de lo que importa no tornar atrás quien ha

comenzado camino de oración, y torna a hablar de lo

mucho que va en que sea con determinación

 

     1. Pues digo que va muy mucho en comenzar con gran

determinación, por tantas causas que sería alargarme mucho si las

dijese. Solas dos o tres os quiero, hermanas, decir.

     La una es que no es razón que a quien tanto nos ha dado y continuo

da, que una cosa que nos queremos determinar a darle, que es este

cuidadito -no, cierto, sin interés, sino con tan grandes ganancias-, no

dárselo con toda determinación, sino como quien presta una cosa para

tornarla a tomar. Esto no me parece a mí dar, antes siempre queda con

algún disgusto a quien han emprestado una cosa cuando se la tornan a

tomar, en especial si la han menester y la tenía ya como por suya; ¡Oh,

que si son amigos y a quien la prestó debe muchas dadas sin ningún

interés! Con razón le parecerá poquedad y muy poco amor, que aun

una cosita suya no quiere dejar en su poder, siquiera por señal de amor.

     2. ¿Qué esposa hay que, recibiendo muchas joyas de valor de su

esposo, no le dé siquiera una sortija, no por lo que vale -que ya todo es

suyo-, sino por prenda que será suya hasta que muera? Pues, ¿qué

menos merece este Señor, para que burlemos de Él, dando y tomando

una nonada que le damos? Sino que este poquito de tiempo que nos

determinamos de darle de cuanto gastamos en nosotros mismos y en

quien no nos lo agradecerá, ya que aquel rato le queremos dar, démosle

libre el pensamiento y desocupado de otras cosas, y con toda

determinación de nunca jamás se le tornar a tomar, por trabajos que por

ello nos vengan, ni por contradicciones, ni por sequedades; sino que ya

como cosa no mía tenga aquel tiempo y piense me le pueden pedir por

justicia cuando del todo no se le quisiere dar.

     3. Llamo «del todo», porque no se entiende que dejarlo algún día, o

algunos, por ocupaciones justas o por cualquier indisposición, es


 

83


Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús



 

tomársele ya. La intención esté firme, que no es nada delicado mi Dios;

no mira en menudencias. Así tendrá qué agradeceros; es dar algo. Lo

demás bueno es a quien no es franco, sino tan apretado que no tiene

corazón para dar; harto es que preste. En fin, haga algo, que todo lo

toma en cuenta este Señor nuestro; a todo hace como lo queremos. Para

tomarnos cuenta no es nada menudo, sino generoso; por grande que sea

el alcance, tiene Él en poco perdonarle. Para pagarnos es tan mirado,

que no hayáis miedo que un alzar de ojos con acordarnos de Él deje sin

premio.

     4. Otra causa es porque el demonio no tiene tanta mano para tentar.

Ha gran miedo a ánimas determinadas; que tiene ya experiencia le

hacen gran daño, y cuanto él ordena para dañarlas viene en provecho

suyo y de los otros, y que sale él con pérdida. Y ya que no hemos

nosotros de estar descuidados, ni confiar en esto -porque lo habemos

con gente traidora y a los apercibidos no osan tanto acometer, porque

es muy cobarde-; mas si viese descuido, haría gran daño. Y si conoce a

uno por mudable y que no está firme en el bien y con gran

determinación de perseverar, no le dejará a sol ni a sombra; miedos le

pondrá e inconvenientes que nunca acabe. Yo lo sé esto muy bien por

experiencia, y así lo he sabido decir, y digo que no sabe nadie lo

mucho que importa.

     5. La otra cosa es -y que hace mucho al caso- que pelea con más

ánimo. Ya sabe que, venga lo que viniere, no ha de tornar atrás. Es

como uno que está en una batalla, que sabe, si le vencen, no le

perdonarán la vida y que, ya que no muere en la batalla, ha de morir

después; pelea con más determinación y quiere vender bien su vida -

como dicen- y no teme tanto los golpes, porque lleva adelante lo que le

importa la victoria y que le va la vida en vencer.

     Es también necesario comenzar con seguridad de que, si no nos

dejamos vencer, saldremos con la empresa; esto sin ninguna duda: que

por poca ganancia que saquen, saldrán muy ricos. No hayáis miedo os

deje morir de sed el Señor que nos llama a que bebamos de esta fuente.

Esto queda ya dicho, y querríalo decir muchas veces, porque acobarda

mucho a personas que aún no conocen del todo la bondad del Señor


 

 

84


 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección



 

por experiencia, aunque le conocen por fe; mas es gran cosa haber

experimentado con la amistad y regalo que trata a los que van por este

camino, y cómo casi les hace toda la costa.

     6. Los que esto no han probado no me maravillo quieran seguridad

de algún interés. Pues ya sabéis que es ciento por uno, aun en esta vida,

y que dice el Señor: «Pedid y os darán». Si no creéis a Su Majestad en

las partes de su Evangelio que asegura esto, poco aprovecha, hermanas,

que me quiebre yo la cabeza a decirlo. Todavía digo, que a quien

tuviere alguna duda, que poco se pierde en probarlo; que eso tiene

bueno este viaje, que se da más de lo que se pide ni acertaremos a

desear. Esto es sin falta, yo lo sé; y a las de vosotras que lo sabéis por

experiencia, por la bondad de Dios, puedo presentar por testigos.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

85


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús


 

 

 

 

 

Capítulo 24


 


Trata cómo se ha de rezar oración vocal con perfección y

cuán junta anda con ella la mental

 

     1. Ahora, pues, tornemos a hablar con las almas que he dicho que

no se pueden recoger, ni atar los entendimientos en oración mental, ni

tener consideración. No nombremos aquí estas dos cosas, pues no sois

para ellas, que hay muchas personas, en hecho de verdad, que sólo el

nombre de oración mental o contemplación las atemoriza.

     2. Y porque si alguna viene a esta casa -que también, como he

dicho, no van todos por un camino-, pues lo que quiero ahora

aconsejaros, y aun puedo decir enseñaros -porque, como madre, con el

oficio de priora que tengo, es lícito-, [es] cómo habéis de rezar

vocalmente, porque es razón entendáis lo que decís.

     Y porque quien no puede pensar en Dios puede ser que oraciones

más largas también le cansen, tampoco me quiero entremeter en ellas,

sino en las que forzado habemos a rezar, pues somos cristianos, que es

el Paternóster y Avemaría; porque no puedan decir por nosotras que

hablamos y no nos entendemos, salvo si no nos parece basta irnos por

la costumbre, con sólo pronunciar las palabras, que esto basta. Si basta

o no, en eso no me entremeto, los letrados lo dirán. Lo que yo querría

hiciésemos nosotras, hijas, es que no nos contentemos con sólo eso;

porque cuando digo «Credo», razón me parece será que entienda y

sepa lo que creo; y cuando «Padre nuestro», amor será entender quién

es este Padre nuestro y quién es el maestro que nos enseñó esta

oración.

     3. Si queréis decir que ya os lo sabéis y que no hay para qué se os

acuerde, no tenéis razón: que mucho va de maestro a maestro, pues aun

de los que acá nos enseñan es gran desgracia no acordarnos, en

especial, si son santos y son maestros del alma, es imposible, si somos

buenos discípulos. Pues de tal maestro como quien nos enseñó esta

oración y con tanto amor y deseo que nos aprovechase, nunca Dios


 

 

86


 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección



 

quiera que no nos acordemos de Él muchas veces cuando decimos la

oración, aunque por ser flacos no sean todas.

     4. Pues, cuanto a lo primero, ya sabéis que enseña Su Majestad que

sea a solas; que así lo hacía él siempre que oraba, y no por su

necesidad, sino por nuestro enseñamiento. Ya esto dicho se está que no

se sufre hablar con Dios y con el mundo, que no es otra cosa estar

rezando y escuchando por otra parte lo que están hablando, o pensar en

lo que se les ofrece sin más irse a la mano; salvo si no es algunos

tiempos que, o de malos humores -en especial si es persona que tiene

melancolía-, o flaqueza de cabeza, que, aunque más lo procura no

puede, o que permite Dios días de grandes tempestades en sus siervos

para más bien suyo, y aunque se afligen y procuran quietarse, no

pueden ni estar en lo que dicen, aunque más hagan, ni asienta en nada

el entendimiento, sino que parece tiene frenesí, según anda

desbaratado.

     5. Y en la pena que da a quien lo tiene, verá que no es a culpa suya,

y no se fatigue, que es peor, ni se canse en poner seso a quien por

entonces no le tiene, que es su entendimiento, sino rece como pudiere;

y aun no rece, sino, como enferma, procure dar alivio a su alma:

entienda en otra obra de virtud.

     Esto es ya para personas que traen cuidado de sí y tienen entendido

no han de hablar a Dios y al mundo junto. Lo que podemos hacer

nosotros es procurar estar a solas -y plega a Dios que baste, como digo-

, para que entendamos con quién estamos y lo que nos responde el

Señor a nuestras peticiones. ¿Pensáis que se está callando? Aunque no

le oímos, bien habla al corazón cuando le pedimos de corazón. Y bien

es consideremos somos cada una de nosotras a quien enseñó esta

oración y que nos la está mostrando, pues nunca el maestro está tan

lejos del discípulo que sea menester dar voces, sino muy junto. Esto

quiero yo entendáis vosotras os conviene para rezar bien el Paternóster:

no apartarse de cabe el Maestro que os le mostró.

     6. Diréis que ya esto es consideración, que no podéis ni aun queréis

sino rezar vocalmente; porque también hay personas mal sufridas y

amigas de no darse pena, que como no lo tienen de costumbre, la es


 

 

87


 

Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús


 


 

recoger el pensamiento al principio; y por no cansarse un poco, dicen

que no pueden más, ni lo saben, sino rezar vocalmente. Tenéis razón en

decir que ya es oración mental; mas yo os digo cierto que no sé cómo

lo aparte, si ha de ser bien rezado lo vocal y entendiendo con quién

hablamos. Y aun es obligación que procuremos rezar con advertencia;

y aun plega a Dios que con estos remedios vaya bien rezado el

Paternóster y no acabemos en otra cosa impertinente. Yo lo he probado

algunas veces, y el mejor remedio que hallo es procurar tener el

pensamiento en quien enderezo las palabras. Por eso, tened paciencia y

procurad hacer costumbre de cosa tan necesaria.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

88


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Espacio Disponible


 

Camino de Perfección


 

 

 

 

 

Capítulo 25



En que dice lo mucho que gana un alma que reza con

perfección vocalmente, y cómo acaece levantarla Dios de

allí a cosas sobrenaturales

 

     1. Y porque no penséis se saca poca ganancia de rezar vocalmente

con perfección, os digo que es muy posible que estando rezando el

Paternóster os ponga el Señor en contemplación perfecta, o rezando

otra oración vocal; que por estas vías muestra Su Majestad que oye al

que habla, y le habla su grandeza, suspendiéndole el entendimiento y

atajándole el pensamiento, y tomándole -como dicen- la palabra de la

boca; que aunque quiere, no puede hablar si no es con mucha pena.

     2. Entiende que, sin ruido de palabras, le está enseñando este

Maestro divino, suspendiendo las potencias, porque entonces antes

dañarían que aprovecharían si obrasen. Gozan sin entender cómo

gozan; está el alma abrasándose en amor y no entiende cómo ama;

conoce que goza de lo que ama y no sabe cómo lo goza. Bien entiende

que no es gozo que alcanza el entendimiento a desearle; le abraza la

voluntad sin entender cómo; mas en pudiendo entender algo, ve que no

es éste bien que se puede merecer con todos los trabajos que se pasasen

juntos por ganarle en la tierra. Es don del Señor de ella y del cielo, que,

en fin, da como quien es. Esta, hijas, es contemplación perfecta.

     3. Ahora entenderéis la diferencia que hay de ella a la oración

mental, que es lo que queda dicho: pensar y entender qué hablamos, y

con quién hablamos, y quién somos los que osamos hablar con tan gran

Señor; pensar esto y otras cosas semejantes de lo poco que le hemos

servido y lo mucho que estamos obligados a servir es oración mental;

no penséis es otra algarabía, ni os espante el nombre. Rezar el

Paternóster y Avemaría o lo que quisiereis, es oración vocal. Pues

mirad qué mala música hará sin lo primero; aun las palabras no irán en

concierto todas veces. En estas dos cosas podemos algo nosotros, con

el favor de Dios; en la contemplación que ahora dije, ninguna cosa: Su


 

89


Espacio Disponible


 

Santa Teresa de Jesús



 

Majestad es el que todo lo hace, que es obra suya sobre nuestro natural.

     4. Como está dado a entender esto de contemplación muy

largamente -lo mejor que yo lo supe declarar- en la relación que tengo

dicho escribí para que viesen mis confesores de mi vida, que me lo

mandaron, no lo digo aquí ni hago más de tocar en ello. Las que

hubiereis sido tan dichosas que el Señor os llegue a estado de

contemplación, si le pudieseis haber, puntos tiene y avisos que el Señor

quiso acertase a decir, que os consolarían mucho y aprovecharían, a mi

parecer y al de algunos que le han visto, que le tienen para hacer caso

de él; que vergüenza es deciros yo que hagáis caso del mío, y el Señor

sabe la confusión con que escribo mucho de lo que escribo. ¡Bendito

sea, que así me sufre! Las que -como digo- tuvieren oración

sobrenatural, procúrenle después de yo muerta; las que no, no hay para

qué, sino esforzarse a hacer lo que en éste va dicho, y deje al Señor,

que es quien lo ha de dar, y no os lo negará si no os quedáis en el

camino, sino que os esforzáis hasta llegar a la fin.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

90


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Espacio Disponible


Grupo

ViveTuFeCatolica
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis