¡Dios te salve María!
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+ Muchas veces Jesús me da a conocer lo que no le agrada en mi alma, y mas de una vez me amonestó por cosas que parecian insignificantes, pero que en realidad tenian gran importancia, me amonestaba y adiestraba como un Maestro. Durante muchos años me educó Él Mismo, hasta el momento en que me dio un director espiritual. Antes Él Mismo me daba a conocer lo que no entendia, y ahora me hace preguntar [por] todo al confesor y a menudo me dice asi: Y Yo te contestaré por su boca, quédate tranquila. (68) No me ha sucedido todavía recibir una respuesta contraria a lo que exigia el Señor y que yo presenté al director espiritual [80]. A veces ocurre que Jesús me recomienda algunas cosas, de las cuales nadie tiene conocimiento y cuando me acerco a la rejilla, lo mismo me recomienda el confesor, pero eso no es frecuente. + Cuando el alma recibió mucha luz y muchas inspiraciones durante largo tiempo y cuando los confesores le confirmaron la tranquilidad y la procedencia de ellas [las inspiraciones], si su amor es grande, ahora Jesús le da a conocer que es el tiempo para poner en practica lo que recibió. El alma conoce que el Señor cuenta con ella y este conocimiento le da mas fuerza, ella sabe que, para ser fiel, tendra que exponerse a distintas dificultades mas de una vez, pero ella confia en Dios y gracias a esta confianza llega alli a donde Dios la llama. Las dificultades no la espantan, son para ella como el pan de cada día no la espantan nada, ni asustan, como al soldado que continuamente esta en el combate, no le espanta el tronar de los cañones. [Está] lejos de asustarse, pero aguza los oidos, de qué lado ataca el enemigo, para vencerlo. No hace nada ciegamente, sino que examina, reflexiona profundamente y sin contar consigo, reza ardientemente y pide consejo de oficiales expertos y con discernimiento; y comportándose asi, gana casi siempre. Hay ataques, cuando el alma no tiene tiempo de reflexionar, ni de pedir consejo, ni de nada; entonces se debe luchar por la vida o por la muerte; a veces es bueno recurrir a la herida del Corazon de Jesús, sin contestar una sola palabra y por ese [acto] mismo el enemigo está derrotado. Durante el tiempo de la paz el alma hace esfuerzos al igual que en el tiempo de la lucha. Tiene que ejercitarse mucho, porque de lo contrario ni hablar de la victoria. El tiempo de la paz lo considero como el tiempo de preparación para la victoria. Tiene que vigilar continuamente, vigilancia y, una vez mas, vigilancia. El alma que reflexiona recibe mucha luz. El alma disipada se expone a si misma a la caída y que no se sorprenda si cae. Oh Espíritu Divino, Guía del alma, es sabio aquel a quien Tú adiestras. Pero, para que el Espíritu Divino pueda obrar en el alma se necesita silencio y recogimiento. 135 (69) La oración. A través de la oración el alma se arma para enfrentar cualquier batalla. En cualquier condición en que se encuentre un alma, debe orar. Tiene que rezar el alma pura y bella, porque de lo contrario perdería su belleza; tiene que implorar el alma que tiende a la pureza, porque de lo contrario no la alcanzaría; tiene que suplicar el alma recién convertida, porque de lo contrario caería nuevamente; tiene que orar el alma pecadora, sumergida en los pecados, para poder levantarse. Y no hay alma que no tenga el deber de orar, porque toda gracia fluye por medio de la oración. 136Recuerdo que recibí luz en la mayor abundancia durante la adoración de media hora que hacia todos los días durante la Cuaresma, postrándome en cruz delante del Santísimo Sacramento. En aquel tiempo me conocí mas profundamente a mi y a Dios. Para hacer aquella oración encontré muchos obstáculos, a pesar de tener el permiso de las Superioras. El alma debe saber que para orar y perseverar en la oración, tiene que armarse de paciencia y con esfuerzo superar las dificultades exteriores e interiores. Las dificultades interiores: el desaliento, la aridez, la pereza, las tentaciones; las exteriores: el respeto humano y la necesidad de respetar los momentos destinados a la oración. Yo misma experimenté que si no rezaba la oración en el momento establecido, después tampoco la rezaba, porque no me lo permitían los deberes y si la recé, fue con gran dificultad, porque el pensamiento huía hacia los deberes. Me sucedió también esta dificultad que si el alma había rezado bien la oración y había salido de ella con un profundo recogimiento interior, otras personas perturbaban ese recogimiento. Así, pues, es necesaria la paciencia, para perseverar en la oración. Me sucedió mas de una vez que cuando mi alma estaba sumergida en Dios mas profundamente y sacaba mayor provecho de la oración, y la presencia de Dios la acompañaba durante el día, y en el trabajo había mas concentración y mas perfección, y mas empeño en el deber, no obstante me sucedía que justamente entonces recibía el mayor numero de reproches de ser negligente, indiferente a todo, porque las almas menos recogidas quieren que las demás se les parezcan, ya que constituyen para ellas un remordimiento continuo. 137(70) + Un alma noble y delicada puede ser también la mas sencilla, pero de sentimientos delicados; tal alma en todo ve a Dios, lo encuentra en todas partes, sabe encontrar a Dios incluso en las cosas mas insignificantes. Para ella todo tiene algún significado, aprecia mucho todo, agradece a Dios por cada cosa, de cada cosa saca provecho para el alma y dirige a Dios toda alabanza. Confía en Él y no se impresiona cuando llega el momento de la prueba. Sabe que Dios siempre es el mejor Padre y da poca importancia a las consideraciones humas. Sigue fielmente el más pequeño soplo del Espíritu Santo, goza por este Huésped espiritual y se agarra a Él como un niño a la madre. Allí otras almas se detienen y asustan. Ella sigue adelante sin temor y sin dificultad. 138 Cuando el Señor Mismo quiere estar al lado de un alma y guiarla, aleja todo lo que es exterior. Cuando me enfermé y fui trasladada a la enfermería, tuve muchos disgustos por este motivo. Éramos dos las internadas en la enfermería. A Sor N. venían a visitarla otras hermanas, a mi nadie me visitó. Es verdad que la enfermería es una sola, pero cada una tiene su propia celda. Las noches de invierno eran largas, la Hermana N. tenía la luz, los auriculares de la radio y yo ni siquiera pude preparar las meditaciones por falta de luz. Así pasaron casi dos semanas, una noche me quejaba al Señor de tener muchos tormentos, de no poder ni siquiera preparar las meditaciones por no tener luz y me dijo el Señor que vendría todas las noches y me dictaría los temas para la meditación del día siguiente. Los temas se referían siempre a su dolorosa Pasión. Me decía: Contempla Mi tormento delante de Pilato. Y así, punto por punto, durante toda la semana contemplé su dolorosa Pasión. Desde aquel momento una gran alegría entró en mi alma y ya no deseaba ni visitas, ni luz. Me bastaba Jesús por cada cosa. Las Superioras, cuidaban muchísimo a las enfermas, sin embargo, el Señor dispuso las cosas de tal manera que me sentí abandonada. Pero este mejor Maestro, para poder obrar directamente en el alma, apartará todo lo que es creado. Mas de una vez sufrí tantas y tan distintas persecuciones y tormentos, que la misma Madre M. [81] me dijo: En su camino, hermana, los sufrimientos brotan directamente de debajo de la tierra. Me dijo: Yo la miro, hermana, (71) como si estuviera crucificada, pero he observado que Jesús de algún modo entra en esto. Sea fiel al Señor, hermana. 139 + Deseo anotar un sueño que tuve sobre Santa Teresa del Niño Jesús. Era todavía novicia y tenía ciertas dificultades que no lograba resolver. Eran dificultades interiores relacionadas con las dificultades exteriores. Hice muchas novenas a varios santos, sin embargo la situación se hacia cada vez mas pesada. Mis sufrimientos debito a esto eran tan grandes que ya no sabia como seguir viviendo; pero de repente me vino la idea de rogar a Santa Teresa del Niño Jesús. Empecé la novena a esta Santa, porque antes de entrar [en el convento] le tenia una gran devoción. Ahora la había descuidado un poco, pero en esta necesidad, empecé a rogar nuevamente con todo el fervor. El quinto día de la novena soñé con Santa Teresa, pero como si estuviera todavía en la tierra. Me encubrió a mí el conocimiento de que era santa y comenzó a consolarme, que no me entristeciera por ese asunto, sino que confiara más a Dios. Me dijo: Yo también sufrí muchísimo. Pero yo no estaba muy convencida de que ella hubiera sufrido mucho y le dije que me parecía que: Tú no sufriste nada. Pero Santa Teresa contestó, asegurándome que había sufrido mucho y me dijo: Sepa hermana, que dentro de tres días usted resolverá este asunto de la mejor manera. Como yo no estaba muy dispuesta a creerle, ella se me dio a conocer como santa. Entonces la alegría llenó mi alma y le dije: Tú eres santa. Y ella me contestó: Si, soy santa y tú ten confianza en que resolverás este asunto dentro de tres días. Y le dije: Santa Teresita, dime si estaré en el cielo. Me contestó: Estarás en el cielo, hermana. ¿y seré santa? Me contestó: Serás tan santa como yo, pero tienes que confiar en el Señor Jesús. Y le pregunté si [mi] padre y [mi] madre estarían en el cielo, si (72) [la frase sin terminar] me contestó: Estarán. Y pregunté todavía: Y mis hermanas y hermanos, ¿estarán en el cielo? Me contesto que rogara por ellos mucho, sin darme una respuesta clara. Entendí que necesitaban muchas oraciones. Fue un sueño y según dice el proverbio [polaco]: el sueño es una ilusión, mientras Dios es certeza, pero tal y como me había dicho, al tercer día resolví ese difícil problema con gran facilidad. Según me había dicho, se cumplió en todos los detalles lo referente al asunto. Fue un sueño, pero tuvo su significado. 140 + Una vez, estaba en la cocina con la Hermana N. [82] y ella se enfadó un poco conmigo y como penitencia me ordenó sentarme en la mesa, mientras ella se puso a trabajar mucho, a arreglar, a fregar, y yo estaba sentada sobre la mesa. Otras hermanas venían y se sorprendían de que estaba sentada en la mesa, cada una dijo lo que quiso. Una, que yo era holgazana, otra que era extravagante. En aquel entonces, yo era postulante. Otras decían ¿Qué clase de hermana será ésta? Pero, yo no podía bajar, porque aquella hermana me ordenó, bajo obediencia [83], quedarme sentada hasta que me permitiera bajar. De verdad, solamente Dios sabe cuántos actos de mortificación hice entonces. Pensaba que iba a quemarme por la vergüenza. Dios Mismo lo permitía a veces para mi formación interior, pero el Señor me recompensó por aquella humillación con un gran consuelo. Durante la bendición lo vi. bajo un aspecto de gran belleza. Jesús me miró amablemente y dijo: Hija Mía, no tengas miedo de los sufrimientos. Yo estoy contigo. 141 Una noche estaba yo de guardia [84] y sufría tanto en el alma por esta imagen que debía pintar, que ya no sabía qué hacer. Los continuos intentos de hacerme creer que era una ilusión y por otro lado, un sacerdote me dijo que quizás a través de esta imagen, Dios quisiera ser adorado, por eso de debía procurar pintarla. Pero mi alma estaba muy cansada. Al entrar en la pequeña capilla, acerqué mi cabeza al tabernáculo y llamé (73), y dije: Jesús, mira que grandes dificultades tengo por esta imagen, y oí una voz que salía del tabernáculo: Hija Mía, tus sufrimientos ya no durarán mucho tiempo. 142 Un día vi. dos caminos: un camino ancho, cubierto de arena y flores, lleno de alegría y de música y de otras diversiones. La gente iba por este camino bailando y divirtiéndose, llegaba al final sin advertir que ya era el final. Pero al final del camino había un espantoso precipicio, es decir el abismo infernal. Aquellas almas caían ciegamente en ese abismo; a medida que llegaban, caían. Y eran tan numerosas que fue imposible contarlas. Y vi. también como camino o mas bien un sendero, porque era estrecho y cubierto de espinas y de piedras, y las personas que por él caminaban [tenían] lagrimas en los ojos y sufrían distintos dolores. Algunas caían sobre las piedras, pero en seguida se levantaban y seguían andando. Y al final del camino había un esplendido jardín, lleno de todo tipo de felicidad y allí entraban todas aquellas almas. En seguida, desde el primer momento olvidaban sus sufrimientos. 154 Cuando era la adoración de las Hermanas de la Familia de Maria [85], al anochecer, con una de las hermanas fui a esa adoración. Cuando entre en la capilla, la presencia de dios envolvió mi alma en seguida. Oraba así como en ciertos momentos, sin decir una palabra. De repente vi. Al Señor que me dijo: Has de saber que si descuidas la cuestión de pintar esta imagen y de toda la obra de la misericordia, en el día del juicio responderás de un gran numero de almas. Después de estas palabras del Señor cierto temblor y un temor entraron en mi alma. No lograba tranquilizarme sola. Me sonaban estas palabras: Sí, el día del juicio divino deberé responder no solamente de mi misma, sino también de otras almas. Estas palabras se grabaron profundamente en mi corazón. Cuando volví a casa, entré en el pequeño Jesús [86], caí de cara al suelo delante del Santísimo sacramento y dije al Señor: Haré todo lo que este en mi poder, pero te ruego, quédate siempre conmigo y dame fortaleza para cumplir Tu santa voluntad, porque Tú puedes todo, y yo no puedo nada por mi misma. 155 (74) + Desde hace algún tiempo me sucede sentir en el alma cuando alguien reza por mi, lo siento inmediatamente en el alma; y en cambio cuando algún alma me pide la oración, aunque no me lo diga, yo lo siento igualmente en el alma. Lo siento como una inquietud, como si alguien me llamara; cuando rezo, obtengo la paz. 156 Una vez deseaba mucho acercarme a la Santa Comunión, pero tenia cierta duda y no me acerqué. Sufrí terriblemente a causa de ello. Me parecía que el corazón se me reventaría del dolor. Cuando me dedique a mis tareas, con el corazón lleno de amargura, de repente Jesús, se puso a mi lado y me dijo: Hija Mía, no dejes la Santa Comunión, a no ser que sepas bien de haber caído gravemente, fuera de esto no te detengan ningunas dudas en unirte a Mi en Mi misterio de amor. Tus pequeños defectos desaparecerán en Mi amor como una pajita arrojada a un gran fuego. Debes saber que Me entristeces mucho, cuando no Me recibes en la Santa Comunión. 157+ Por la noche, al entrar en la pequeña capilla, oí en el alma estas palabras: Hija Mía, considera estas palabras: y sumido en la angustia, oraba mas tiempo. Cuando empecé a reflexionar mas profundamente sobre ellas, mucha luz me ilumino que de tal fatigosa oración depende a veces nuestra salvación. 158 + Cuando fui a Kiekrz [87], para sustituir algún tiempo a una de las hermanas [88], una tarde atravesé la huerta y me detuve a la orilla del lago, y durante un largo momento me quedé pensando en aquel elemento de la naturaleza. De repente vi a mi lado al Señor Jesús que me dijo amablemente: Lo he creado todo para ti, esposa Mía, y has de saber que todas las bellezas son nada en comparación con lo que te he preparado en la eternidad. Mi alma fue inundada de un consuelo tan grande que me quedé allí hasta la noche y me pareció que estuve un breve instante. Aquel día lo tenia libre, destinado al retiro espiritual de un día [89], (75) pues tenia plena libertad para dedicarme a la oración. Oh, que infinitamente bueno es Dios, nos persigue con su bondad. Con mucha frecuencia el Señor me concede las mayores gracias cuando yo no las espero en absoluto. 159 + Oh, Hostia Santa, Tú estás encerrada para mi en un cáliz de oro, para que en la grande selva del exilio yo camine pura, inmaculada, intacta, y que lo haga el poder de Tu amor. Oh, Hostia Santa, habita en mi alma, Purísimo Amor de mi corazón; Que Tu luz disipe las tinieblas; Tú no niegas la gracia a un corazón humilde.
Oh, Hostia Santa, Delicia del Paraíso, Aunque ocultas Tu belleza y Te presentas a mí en una miga de pan la fuerte fe desgarra este velo. 160 + El día de la cruzada [90] – que es el quinto día de cada mes, cayó en el primer viernes. Hoy es mi día para estar de guardia delante de Jesús. En este día mío, mi tarea es compensar al Señor por todos los insultos y faltas de respeto, rogar para que en este día no se cometa ningún sacrilegio. En aquel día mi espíritu estaba inflamado de un amor singular hacia la Eucaristía. Me parecía que estaba transformada en el ardor. Cuando, para tomar la Santa Comunión, me acerqué al sacerdote que me daba a Jesús, otra Hostia se pego a la manga y yo no sabia cual tomar. Cuando estaba deliberando así un momento, el sacerdote impaciente, hizo una señal con la mano para que la tomara. Cuando tomé la Hostia que me entregaba, la otra me cayó en las manos. El sacerdote fue al final del comulgatorio para distribuir la Santa Comunión y yo tuve al Señor Jesús en las manos durante todo ese tiempo. Cuando el sacerdote se acercó otra vez, le di la Hostia para que la pusiera en el cáliz, porque en el primer momento, al haber recibido a Jesús, no pude decir que la otra había caído solo después de haberla pasado. Cuando tenía la Hostia (76) en las manos, sentí tanta fortaleza del amor que durante el día entero no pude comer nada, ni recobrar el conocimiento. De la Hostia oí estas palabras: Deseaba descansar en tus manos, no solamente en tu corazón, y de repente en aquel momento vi. al Niño Jesús. Pero al acercarse el sacerdote, otra vez vi la Hostia. 161 Oh Maria, Virgen Inmaculada, Puro cristal para mi corazón, Tú eres mi fuerza, oh ancla poderosa, Tú eres el escudo y la defensa para el corazón débil. Oh Maria, Tú eres pura e incomparable, Virgen y Madre a la vez Tú eres bella como el sol, sin mancha alguna, Nada se puede comparar con la imagen de Tu alma Tu belleza encantó el ojo del tres veces Santo, Y bajó del cielo, abandonando el trono de la sede eterna, Y tomó el cuerpo y la sangre de Tu Corazón, Durante nueve meses escondiéndose en el Corazón de la Virgen Oh Madre, Virgen, nadie comprenderá, Que el inmenso Dios se hace hombre, Sólo por amor y por su insondable misericordia, A través de Ti, oh Madre, viviremos con Él eternamente. Oh Maria, Virgen Madre y Puerta Celestial, A través de Ti nos ha llegado la salvación Todas las gracias brotan para nosotros a través de Tus manos Y me santificara solamente un fiel seguimiento de Ti.
Oh Maria, Virgen, Azucena mas bella, Tu corazón fue el primer tabernáculo para Jesús en la tierra, Y por eso porque Tu humildad fue la más profunda, Y por eso fuiste elevada por encima de los coros de los ángeles y de los santos. Oh Maria, dulce Madre mía, Te entrego el alma, el cuerpo y mi pobre corazón, Sé [tú] la custodia de mi vida, Y especialmente en la hora de la muerte, En el último combate. 162 (77) JMJ. Jesús, en Ti confío. Año 1937, mes I, día 1 Anotación para el control interior del alma. Examen particular – unirme a Cristo misericordioso. Práctica: el silencio interior, estricta observancia del silencio. La conciencia Enero Dios y el alma, silencio. Victorias - 41, caídas - 4. Jaculatoria: Y Jesús callaba. Febrero Dios y el alma, silencio. Victorias - 36, caídas - 3 Jaculatoria: Jesús, en Ti confío. Marzo Dios y el alma, silencio. Victorias - 51, caídas - 2. Jaculatoria: Jesús, incendia mi corazón con amor. Abril Dios y el alma, silencio. Victorias - 61, caídas - 4. Jaculatoria: Con Dios lo puedo todo. Mayo Dios y el alma, silencio. Victorias - 92, caídas - 3. Jaculatoria: En su Nombre está mi fuerza. Junio Dios y el alma, silencio. Victorias - 64, caídas - 1 Jaculatoria: Todo para Jesús. Julio Dios y el alma, silencio. Victorias - 62, caídas - 8 Jaculatoria: Jesús, descansa en mi corazón. Agosto Dios y el alma, silencio. Victorias - 88, caídas - 7 Jaculatoria: Jesús, Tú sabes …. Septiembre Dios y el alma, silencio. Victorias – 99, caídas 1 Jaculatoria: Jesús, escóndeme en Tu Corazón. Octubre Dios y el alma, silencio.
Victorias – 41, caídas – 3 Jaculatoria: Maria, úneme a Jesús. [Aquí viene otra anotación – retiro]. Noviembre Dios y el alma, silencio. Victorias, caídas. Jaculatoria: Oh Jesús mío, misericordia. Diciembre Dios y el alma, silencio. Victorias, caídas. Jaculatoria: Te saludo, Hostia viviente. 163 (78) JMJ Año 1937 Ejercicio general + Cuantas veces respira mi pecho, cuantas veces late mi corazón, cuantas veces pulsa la sangre en mi cuerpo, esa cantidad por mil, es el número de veces que deseo glorificar Tu misericordia, oh Santísima Trinidad. + Deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. Ayúdame a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas. Ayúdame a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerrare en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí. + Tú Mismo me mandas ejercitar los tres grados de la misericordia. El primero: la obra de misericordia, de cualquier tipo que sea. El segundo: la palabra de misericordia; si no puedo llevar a cabo una obra de misericordia, ayudaré con mis palabras. El tercero: la oración. Si no puedo mostrar misericordia por medio de obras o palabras, siempre puedo mostrarla por medio de la oración. Mi oración llega hasta donde físicamente no puedo llegar. Oh Jesús mío, transfórmame en Ti, porque Tú puedes hacer todo. [En este lugar hay cuatro páginas en blanco]. 164 (83) + JMJ Varsovia, año 1933 La probación antes de los votos perpetuos [91] Cuando supe que debía salir a la probación, la alegría latió en mi corazón frente a la gracia tan inconcebible, como lo es el voto perpetuo. Fui donde estaba el Santísimo Sacramento y cuando me sumergí en una oración de gracias, oí en el alma estas palabras: Niña Mía, tú eres Mi deleite, tú eres la frescura de Mi Corazón. Te concedo tantas gracias, cuantas puedes llevar. Siempre que quieras agradarme, habla al mundo de Mi gran e insondable misericordia. 165 Algunas semanas antes de que me anunciaran la probación, al haber entrado yo un momento en la capilla, Jesús me había dicho: En este momento las Superioras están anunciando cuales de las hermanas tendrán los votos perpetuos. No todas obtendrán esta gracia, pero son ellas mismas las que tienen la culpa. Quien no se beneficia de las gracias pequeñas – no recibirá las grandes. Pero a ti, niña Mía, esta gracia es concedida. Un asombro gozoso envolvió mi alma y eso porque unos días antes una de las hermanas me había dicho, usted hermana, no tendrá la tercera probación. Yo misma procurare que usted no sea admitida a los votos. No había contestado a aquella hermana, pero eso fue muy desagradable para mí, sin embargo traté de esconder mi dolor, cuanto pude. Oh, Jesús, que admirable es Tu obrar. Ahora veo que los hombres por si solos pueden muy poco, porque tuve la probación tal y como me había dicho Jesús. 166 En la oración siempre encuentro luz y fortaleza del espíritu, aunque a veces hay momentos pesados y muy desagradables, hasta tal punto que a veces no se alcanza a comprender que tales cosas pueden suceder en un convento. Por razones misteriosas Dios lo permite a veces, pero eso sucede siempre para que en el alma destaque una virtud, o para que se forme. Para esto sirven los disgustos. 167 (84) Hoy [noviembre de 1932] llegué a Varsovia para la tercera probación. Tras un cordial saludo con las queridas Madres, entré un momento en la pequeña capilla. La presencia de Dios inundó mi alma y oí estas palabras: Hija Mía, deseo que tu corazón sea formado a semejanza de Mi Corazón misericordioso. Debes ser impregnada completamente de Mi misericordia. La querida Madre Maestra [92] en seguida me preguntó si este año había hecho los ejercicios espirituales. Contesté que no. “Pues, primero, tiene que hacer usted por lo menos tres días de ejercicios espirituales.” Gracias a Dios, en Walendów [93] había ejercicios espirituales de ocho días, así que pude aprovecharlos. Sin embargo empezaron las dificultades cuando se trató de ir a esos ejercicios. Cierta persona estaba muy en contra, y yo ya no iba a partir. Después de comer fui a una adoración de cinco minutos. Entonces vi. a Jesús que me dijo: Hija Mía, te estoy preparando muchas gracias que recibirás durante los ejercicios espirituales, que empezarás mañana. Contesté: Jesús, los ejercicios han empezado ya, y yo no voy a ir. Y me dijo: Tú, prepárate, porque mañana empezarás los ejercicios espirituales y tu salida, Yo la arreglaré con tus Superioras. Y Jesús desapareció repentinamente. Me puse a pensar en cómo sucedería eso. Pero en un solo instante dejé de pensarlo, dedicando ese momento a la oración, pidiendo al Espíritu Santo que me diera la luz para conocer toda la miseria que soy. Y después de un instante Salí de la capilla a mis deberes. Poco después la Madre General [94] me llama y me dice: Hermana, hoy mismo usted irá a Walendów con la Madre Valeria, para que ya desde mañana pueda empezar los ejercicios espirituales. Afortunadamente está [aquí] la Madre Valeria, entonces irán juntas. No habían pasado dos horas y ya estaba en Walendów. Me ensimismé un momento y entendí que solamente Jesús pudo solucionar las cosas de esta manera. 167 (85) Cuando me vio aquella persona que se oponía intensamente a que yo hiciera los ejercicios espirituales, mostró su sorpresa y su descontento. Sin embargo yo, sin reparar en nada, la saludé cordialmente y fui a hacer una visita al Señor, para pedir instrucciones cómo comportarme durante los ejercicios espirituales. 168 Mi conversación con el Señor Jesús antes de empezar los ejercicios espirituales. Jesús me dijo que esos ejercicios serian un poco diferente de los otros. Al tratar Conmigo procurarás alcanzar una profunda calma. Eliminaré todas las incertidumbres al respecto. Yo sé que ahora estás tranquila, mientras te estoy hablando; pero en cuanto deje de hablar, empezarás a buscar dudas, pero has de saber que fortaleceré tu alma hasta tal punto que aunque quisieras inquietarte no estaría en tu poder. Y como prueba de que soy Yo quien te habla, el segundo día de los ejercicios espirituales irás a confesarte con el sacerdote que dirige los ejercicios. Irás a él en cuanto termine la meditación y preséntale los temores que tienes respecto a Mi, y Yo te contestaré por su boca y entonces terminarán tus dudas. Durante esos ejercicios espirituales observa un silencio tan riguroso como si en tu alrededor no existiera nada. Hablarás solamente Conmigo y con el confesor, a las Superioras les pedirás solamente penitencias. Me alegré muchísimo de que el Señor Jesús me hubiera mostrado tanta benevolencia y de que se hubiera humillado hacia mí. 169 Primer día de los ejercicios espirituales. Por la mañana procuré ser la primera en llegar a la capilla, antes de la meditación tuve todavía un momento para la oración al Espíritu Santo y a la Santísima Madre. Pedí ardientemente a la Virgen que me obtuviera la gracia de ser fiel a esas inspiraciones interiores y que yo cumpliera fielmente toda la voluntad de Dios. Inicié esos ejercicios con un ánimo muy especial. 171 (86) Lucha por mantener el silencio. Como sucede normalmente, a los ejercicios espirituales vienen hermanas de varias casas. Una de las hermanas que yo no había visto desde hacia mucho tiempo, vino a mi celda y dijo que tenia algo que decirme. No le contesté nada y ella se dio cuenta de que yo no quería romper el silencio. Me contestó: No sabia, hermana, que usted fuera tan rara, y se fue. Entendí que esa persona no tenia otro interés hacia mi que el de satisfacer su curioso amor propio. Oh Dios mantenme en la fidelidad. |
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