¡Dios te salve María!
 

453(189) Una vez el Señor me dijo:  ¿Por qué tienes miedo y tiemblas cuando estás unida a Mí?  No Me agrada el alma que se deja llevar por inútiles temores.  ¿Quién se atreve a tocarte cuando estás Conmigo?  El alma mas querida para Mi es la que cree fuertemente en Mi bondad y la que Me tiene confianza plenamente; le ofrezco Mi confianza y le doy todo lo que pide.

 

454En cierta ocasión el Señor me dijo:  Hija Mía, toma las gracias que la gente desprecia; toma cuantas puedas llevar.  En aquel instante mi alma fue inundada del amor de Dios.  Siento que estoy unida al Señor tan estrechamente que no cuento palabra con las cuales podría expresar bien esta unión; siento que todo lo que Dios tiene, todos los bienes y los tesoros, son míos, aunque me ocupo poco de ellos, ya que me basta solamente Él.  En Él veo todo, fuera de Él, nada.

 

No busco la felicidad fuera de mi interior donde mora Dios.  Gozo de Dios en mi interior, aquí vivo continuamente con Él, aquí existe mi relación mas intima con Él, aquí vivo con Él segura, aquí no llega la mirada humana.  La Santísima Virgen me anima a relacionarme así con Él.

 

455Ahora ya no me da amargura cuando padezco un sufrimiento, ni tampoco las grandes consolaciones me exaltan; se han adueñado de mi la paz y el equilibrio del espíritu que proviene del conocimiento de la verdad.

 

¿Qué me importa vivir rodeada de corazones enemigos, si tengo la plenitud de la felicidad en mi alma?  O también, ¿a qué me ayudará la bondad de otros corazones, si no tengo a Dios en mi interior?  Teniendo a Dios en mi interior ¿Quién puede perjudicarme de algún modo?

 

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(190) JMJ                                                                                   Vilna, 12 VIII 1935

 

456Ejercicios espirituales de tres días.

 

Al anochecer del día anterior a los ejercicios espirituales, durante [la asignación] nocturna de los puntos [de la meditación], oí estas palabras:  Durante estos ejercicios espirituales te hablaré por boca de este sacerdote para asegurarte y fortalecerte sobre la veracidad de Mis palabras con las cuales hablo en el fondo de tu alma.  Aunque estos ejercicios espirituales los hacen todas las hermanas, no obstante tengo una atención especial por ti para fortalecerte y hacerte impávida frente a todas las contrariedades que te esperan; por eso escucha atentamente sus palabras y medítalas en el fondo de tu alma.

 

457Oh, cómo quedé sorprendida, dado que todo lo que el Padre decía sobre la unión con dios y sobre los impedimentos en esta estrecha unión, yo lo experimentaba exactamente en el alma y lo oía de Jesús que hablaba en el fondo de ella.  La perfección consiste en [esta] estrecha unión con Dios.

 

458En la meditación de las diez, el sacerdote [177] habló de la misericordia de Dios y de la bondad de Dios para con nosotros.  Dijo que cuando examinamos la historia de la humanidad, a cada paso vemos esta gran bondad de Dios.  Todos los atributos de Dios, tales como la omnipotencia, y la sabiduría contribuyen a revelarnos este máximo atributo, es decir, la bondad de Dios.  La bondad divina es el mayor atributo de Dios.  Sin embargo, muchas almas que tienden a la perfección, no conocen esta gran bondad de Dios.  Todo lo que el sacerdote dijo en esa meditación sobre la bondad de Dios, correspondía con lo que Jesús me había dicho [y] se (191) refería exactamente a la Fiesta de la Misericordia.  Ahora de verdad [he comprendido] claramente lo que el Señor me prometió y no tengo ninguna duda, la Palabra de Dios es clara y explicita.

 

459Durante toda la meditación vi. al Señor Jesús sobre el altar, con una túnica blanca, teniendo en la mano mi cuaderno en el que estoy escribiendo estas cosas.  Durante toda la meditación Jesús hojeaba las páginas del cuaderno y callaba, pero mi corazón no lograba soportar el ardor que se había incendiado en mi alma.  A pesar de los esfuerzos de la voluntad para dominarme y para no dejar conocer a los que me rodeaban lo que pasaba en mi alma, al final de la meditación sentí que no dependía de mí en absoluto.  De repente Jesús me dijo:  No has escrito en este cuaderno todo sobre Mi bondad hacia los hombres; deseo que no omitas nada; deseo que tu corazón esté basado en una completa tranquilidad.

 

460Oh Jesús, mi corazón deja de latir cuando contemplo todo lo que haces por mí.  Te admiro, Señor, por humillarte tanto hasta mi alma miserable.  Qué métodos inexplicables usas para convencerme.

 

461Por primera vez en mi vida tengo los ejercicios espirituales de este tipo:  cada palabra del sacerdote la entiendo de modo singular y claro, ya que todo esto lo viví antes en mi alma.  Ahora veo que Jesús no deja en incertidumbre a un alma que lo ama sinceramente.  Jesús desea que un alma que se relaciona con Él estrechamente, esté plenamente tranquila, a pesar de los sufrimientos y las contrariedades.

 

462Ahora comprendo bien que lo que une mas estrechamente el alma a Dios es negarse a si mismo, es decir, unir su voluntad a la voluntad de Dios.  Esto hace verdaderamente libre al alma y ayuda al profundo recogimiento del espíritu, hace livianas todas las penas de la vida y dulce la muerte.

 

463(192) Jesús me dijo que si tengo alguna duda respecto a esta Fiesta o a la fundación de esta Congregación, o respecto a cualquier cosa de que te hablé en el fondo de tu alma, te contestaré en seguida por la boca de este sacerdote.

 

464Durante una meditación sobre la humildad me volvió la vieja duda de que un alma tan miserable como la mía, no cumpliría la tarea que el Señor exigía.  En el mismo momento en que yo analizaba esa duda, el sacerdote que predicaba los ejercicios espirituales, interrumpió el tema de la predica y dijo justamente lo que yo tenia en duda, es decir, que Dios elige generalmente a las almas mas débiles y mas simples como instrumentos para realizar sus obras mas grandes, y ésta es una verdad incontestable.  Veamos a quiénes eligió como Apóstoles, o veamos la historia de la Iglesia, qué obras tan grandes realizaron las almas que eran las menos aptas para hacerlo, porque justamente en esa forma las obras de Dios se revelan como tales.  Cuando mi duda cedió completamente, el sacerdote volvió al tema sobre la humildad.

 

Jesús, como siempre durante cada predica, estaba en el altar y no me decía nada, sino que con su mirada penetraba amablemente mi pobre alma que [ya] no tenia ninguna excusa.

 

465Jesús, Vida mía, siento bien que me estas transformando en Ti, en lo secreto del alma donde los sentidos perciben muy poco.  Oh Salvador mío, escóndeme entera en lo profundo de Tu corazón y protégeme con Tus rayos de todo lo que me aleja de Ti, Te suplico, oh Jesús, que estos dos rayos que salieron de Tu Misericordiosísimo corazón, alimenten continuamente mi alma.

 

466(193) El momento de la confesión.

 

El confesor [178] me pregunto si en aquel momento estaba Jesús y si lo veía.  Si, está y lo veo.  Me ordenó preguntar por ciertas personas, Jesús no me contestó nada, pero lo miró.  Pero terminada la confesión, mientras hacia la penitencia, Jesús, me dijo estas palabras:  Ve y consuélalo de Mi parte.  Sin entender el significado de estas palabras, en seguida repetí lo que Jesús me había ordenado.

 

467Durante todo el tiempo de los ejercicios espirituales estuve sin cesar en contacto con Jesús y me uní a Él con toda la fuerza de mi corazón.

 

468El día de la renovación de los votos.  Al comienzo de la Santa Misa como siempre vi a Jesús que nos bendijo y entró en el tabernáculo.  Luego vi a la Santísima Virgen con una túnica blanca, un manto, azul, y la cabeza descubierta, que desde el altar se me acercó, me tocó con sus manos, me cubrió con su manto, y me dijo:  Ofrece estos votos por Polonia.  Reza por ella.  15 VIII.

 

469En la noche del mismo día sentí en el alma una gran nostalgia de Dios; no lo veo con los ojos del cuerpo como antes, sino que lo siento y no comprendo; eso me produce un anhelo y un tormento indescriptibles.  Me muero del deseo de poseerlo para sumergirme en Él por la eternidad.  Mi espíritu tiene a Él con todas las fuerzas, no hay nada en el mundo que pueda consolarme.

 

Oh Amor Eterno, ahora entiendo en qué estrechas relaciones de intimidad estaba mi corazón Contigo.  ¿Qué podrá satisfacerme en el cielo o en la tierra fuera de Ti?, oh Dios mío, en Quien se ahogó mi alma.

 

470(194) Una noche, cuando desde mi celda miré al cielo y vi un esplendido firmamento sembrado de estrellas y la luna, de repente entró en mi alma el fuego de amor inconcebible hacia mi Creador, y sin saber soportar el deseo que había crecido en mi alma hacia Él, me caí de cara al suelo humillándome en el polvo.  Lo adoré por todas sus obras y cuando mi corazón no pudo soportar lo que en él pasaba, irrumpí en llanto.  Entonces me tocó el Ángel Custodio y me dijo estas palabras:  El Señor me hace decirte que te levantes del suelo.  Lo hice inmediatamente, pero mi alma no tuvo consuelo.  El anhelo de Dios me invadió aun más.

 

471Un día en que estaba en la adoración, y mi espíritu como si estuviera en agonía [añorándolo] a Él y no lograba retener las lágrimas, vi a un espíritu de gran belleza, que me dijo estas palabras:  No llores, dice el Señor.  Un momento después pregunté:  ¿Quién eres?  Y él me contestó:  Soy uno de los siete espíritus que día y noche están delante del trono de Dios y lo adoran sin cesar.  Sin embargo este espíritu no alivio mi añoranza, sino que suscitó en mí un anhelo más grande de Dios.  Este espíritu es muy bello y su belleza se debe a una estrecha unión con Dios.  Este espíritu no me deja ni por un momento, me acompaña en todas partes.

 

472Al día siguiente, durante la Santa Misa, antes de la elevación, aquel espíritu empezó a cantar estas palabras:  Santo, Santo, Santo.  Su voz era como miles de voces, imposible describirlo.  De repente mi espíritu fue unido a Dios, en un momento vi la grandeza y la santidad inconcebibles de Dios y al mismo tiempo conocí (195) la nulidad que soy de por mi.  Conocí mas claramente que en cualquier otro momento del pasado, las Tres Personas Divinas:  el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.  Sin embargo su esencia es Una, como también la igualdad y la Majestad.  Mi alma se relaciona con las Tres Personas, pero no logro explicarlo con palabras, pero el alma lo comprende bien.  Cualquiera que esté unido con una de estas Tres Personas, por este mismo hecho está unido con toda la Santísima Trinidad, porque su unidad es indivisible.  Esa visión, es decir, ese conocimiento inundó mi alma de una felicidad inimaginable, por ser dios tan grande.  Lo que he descrito arriba, no lo vi con los ojos, como anteriormente, sino dentro de mí, de modo puramente espiritual e independiente de los sentidos.  Eso duró hasta el fin de la Santa Misa.

 

Ahora, esto me sucede a menudo y no solamente en la capilla, sino también durante el trabajo y cuando menos lo espero.

 

473Cuando nuestro confesor [179] estaba ausente, yo me confesaba con el arzobispo [180].  Al descubrirle mi alma, recibí esta respuesta:  Hija mía, ármate de mucha paciencia, si estas cosas vienen de Dios, tarde o temprano, se realizaran y te digo estar completamente tranquila.  Yo, hija mía, te entiendo bien en estas cosas; y ahora, en cuanto al abandono de la Congregación y la idea de [fundar] otra, ni siquiera pienses en esto, ya que seria una grave tentación interior.  Terminada la confesión, le dije a Jesús:  ¿Por qué me mandas hacer estas cosas y no me das la posibilidad de cumplirlas?  De repente, después de la Santa Comunión vi al Señor Jesús en la misma capilla en la que me había confesado, con el mismo aspecto con el que está pintado en esta imagen; el Señor me dijo:  No estés triste, le haré comprender las cosas que exijo de ti.  Cuando salíamos, (196) el arzobispo estaba muy ocupado pero nos dijo volver y esperar un momento.  Cuando entramos otra vez en la capilla, oí en el alma estas palabras:  Dile lo que has visto en esta capilla.  En aquel momento entró el arzobispo y preguntó si no teníamos nada que decirle.  Sin embargo, aunque tenía la orden de hablar, no pude porque estaba en compañía de una de las hermanas.  Todavía una palabra sobre la confesión:  Impetrar la misericordia para el mundo, es una idea grande y bella, ruegue mucho, hermana, por la misericordia para los pecadores, pero hágalo en su propio convento.

 

474El día siguiente, viernes 13 XI 1935.

 

Por la tarde, estando yo en mi celda, vi al ángel, ejecutor de la ira de Dios.  Tenía una túnica clara, el rostro resplandeciente; una nube debajo de sus pies, de la nube salía rayos y relámpagos e iban a las manos y de su mano salían y alcanzaban la tierra.  Al ver esta señal de la ira divina que iba a castigar la tierra y especialmente cierto lugar, por justos motivos que no puedo nombrar, empecé a pedir al ángel que se contuviera por algún tiempo y el mundo haría penitencia.  Pero mi suplica era nada comparada con la ira de Dios.  En aquel momento vi a la Santísima Trinidad.  La grandeza de su Majestad me penetró profundamente y no me atreví a repetir la plegaria.  En aquel mismo instante sentí en mi alma la fuerza de la gracia de Jesús que mora en mi alma; al darme cuenta de esta gracia, en el mismo momento fui raptada delante del trono de Dios.  Oh, que grande es el Señor y Dios nuestro e inconcebible su santidad.  No trataré de describir esta grandeza porque dentro de poco la veremos todos, tal como es.  Me puse a rogar (197) a Dios por el mundo con las palabras que oí dentro de mi.

 

475Cuando así rezaba, vi la impotencia del ángel que no podía cumplir el justo castigo que correspondía por los pecados.  Nunca antes había rogado con tal potencia interior como entonces.  Las palabras con las cuales suplicaba a Dios son las siguientes:  Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por nuestros pecados y los del mundo entero.  Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros.

 

476A la mañana siguiente, cuando entré en nuestra capilla, oí esta voz interior:  Cuantas veces entres en la capilla reza en seguida esta oración que te enseñé ayer.  Cuando recé esta plegaria, oí en el alma estas palabras:  Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común, de modo siguiente:  primero rezarás una vez el Padre nuestro y el Ave Maria y el Credo, después, en las cuentas correspondientes al Padre nuestro, dirás las siguientes palabras:  Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero; en las cuentas del Ave Maria, dirás las siguientes palabras:  Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.  Para terminar, dirás tres veces estas palabras:  Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero [181].

 

477El silencio es una espada en la lucha espiritual;  un alma platicadora no alcanzará la santidad.  Esta espada del silencio cortará todo lo que quiera pegarse al alma.  Somos sensibles a las palabras y queremos responder de inmediato, sensibles, sin reparar si es la voluntad de Dios que hablemos.  El alma silenciosa es fuerte; ninguna contrariedad le hará daño si persevera en el silencio.  El alma (198) silenciosa es capaz de la mas profunda unión con Dios; vive casi siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo.  En el alma silenciosa Dios obra sin obstáculos.

 

478Oh Jesús mío, Tu sabes, solamente Tú sabes bien que mi corazón no conoce otro amor fuera de Ti.  Todo mi amor virginal es anegado en ti, oh Jesús, por la eternidad.  Siento bien que Tu Sangre divina circula en mi corazón; no hay duda alguna que con Tu preciosísima Sangre ha entrado en mi corazón Tu purísimo Amor.  Siento que moras en mí con el Padre y el Espíritu Santo o más bien siento que yo vivo en Ti, oh Dios inimaginable.  Siento que me disuelvo en Ti como una gota en el océano.  Siento que estas fuera de mí y en mis entrañas, siento que estas en todo lo que me rodea, en todo lo que me sucede.  Oh Dios mío, Te he conocido dentro de mi corazón y Te he amado por encima de cualquier cosa que exista en la tierra o en el cielo.  Nuestros corazones se entienden mutuamente, pero ningún hombre lo comprenderá.

 

479La segunda confesión con el arzobispo [182].  Has de saber, hija mía, que si ésta es la voluntad de Dios, tarde o temprano, se realizara, porque la voluntad de Dios tiene que cumplirse.  Ama a Dios en tu corazón, ten…[la frase queda interrumpida].

 

48029 IX Fiesta de San Miguel Arcángel [183].  He quedado unida íntimamente a Dios.  Su presencia me penetra profundamente y me llena de serenidad, de alegría y de asombro.  Después de esos momentos de plegaria estoy llena de fuerza, de una valentía misteriosa para afrontar sufrimientos y la lucha; nada me espanta, aunque el mundo entero esté en contra de mí; todas las contrariedades tocan la superficie, pero no tienen acceso a (199) mi interior, porque allí mora Dios que me da fuerza, que me colma.  Contra su escabel se estrellan todas las emboscadas del enemigo.  En estos momentos de la unión Dios me sostiene con su poder; me da su poder, y me capacita para amarlo.  El alma nunca lo alcanza con sus propios esfuerzos.  Al comienzo de esta gracia interior, me llenaba el miedo y empecé a guiarme, es decir dejarme llevar por el temor, pero poco después el Señor me dio a conocer cuanto eso le desagradaba.  Pero también esto lo decidió Él Mismo, mi tranquilidad.

 

481Casi cada solemnidad en la santa Iglesia me da un conocimiento mas profundo de Dios y una gracia especial, por eso me preparo a cada solemnidad y me uno estrechamente al espíritu de la Iglesia.  Qué alegría ser una hija fiel de la Iglesia.  Oh, cuanto amo a la santa Iglesia y a todos quienes viven en ella.  Los miro como miembros vivos de cristo que es su Cabeza.  Me inflamo de amor con los que aman, sufro con los que sufren, el dolor me consume mirando a los tibios y a los ingratos; entonces procuro un amor tan grande hacia Dios que compense por aquellos que no lo aman, que alimentan a su Salvador con negra ingratitud.

 

482Oh Dios mío, estoy consciente de mi misión en la santa Iglesia.  Mi empeño continuo es impetrar la misericordia para el mundo.  Me uno estrechamente a Jesús y me presento como victima que implora por el mundo.  Dios no me rehusará nada cuando le suplico con la voz de Su Hijo.  Mi sacrificio es nada por si mismo, pero cuando lo uno al sacrificio de Jesús, se hace omnipotente y tiene la fuerza para aplacar la ira divina.  Dios nos ama en Su Hijo, la dolorosa Pasión del Hijo de Dios es un continuo aplacamiento de la ira de Dios.

 

483(200) Oh Dios, cuanto deseo que las almas Te conozcan, que sepan que las Te conozcan, que sepan que las creaste por Tu amor inconcebible; oh Creador y Señor, siento que descorreré las cortinas del cielo para que la tierra no dude de Tu bondad.

 

Haz de mi, oh Jesús, una victima agradable y pura delante del Rostro de Tu Padre.  Oh Jesús, transfórmame miserable y pecadora, en Ti, ya que Tú puedes todo y entrégame a Tu Padre Eterno.  Deseo transformarme en la hostia expiatoria delante de Ti, pero en una hostia no consagrada delante de los hombres; deseo que la fragancia de mi sacrificio sea conocida sólo por Ti, Oh Dios Eterno, arde en mi el fuego inextinguible de la suplica por Tu misericordia; siento y comprendo que ésta es mi tarea, aquí y en la eternidad.  Tú Mismo me has ordenado hablar de esta gran misericordia Tuya y de Tu bondad.

 

484En cierta ocasión comprendí, cuánto le desagrada a Dios la acción, aunque sea la más laudable, sin el sello de la intención pura; tales acciones incitan a Dios más bien al castigo que a la recompensa.  Que en nuestra vida las haya lo menos posible, mientras en la vida religiosa no deberían existir en absoluto.

 

485Con igual disposición recibo la alegría y el sufrimiento, la alabanza y la humillación; recuerdo que la una y la otra son pasajeras.  ¿Qué me importa lo que digan de mí?  Ya hace mucho he renunciado de todo lo que concierne a mi persona.  Mi nombre es hostia, es decir, victima, pero no en la palabra sino en la acción, en el anonadamiento de mi misma, en asemejarme a Ti en la cruz, oh Buen Jesús y Maestro mío.

 

486(201) Oh Jesús, cuando vienes a mi [en] la Santa Comunión, Tu que Te has dignado morar con el Padre y el Espíritu Santo en el pequeño cielo de mi corazón, procuro acompañarte durante el día entero, no Te dejo solo ni un momento.  Aunque estoy en compañía de otras personas o con las alumnas, mi corazón está siempre unido a Él.  Cuando me duermo, le ofrezco cada latido de mi corazón, cuando me despierto, me sumerjo en Él sin decir una palabra.  Al despertarme, adoro un momento la Santísima Trinidad y le agradezco por haberme ofrecido un día mas, que una vez mas va a repetirse en mi el misterio de la Encarnación de Su Hijo, que una vez mas delante de mis ojos va a repetirse su dolorosa Pasión.  Trato entonces de facilitar a Jesús el paso a través de mí a otras almas.  Con Jesús voy a todas partes, su presencia me acompaña en todas partes.

 

487En los sufrimientos del alma o del cuerpo trato de callar porque entonces mi espíritu adquiere fortaleza que viene de la Pasión de Jesús.  Delante de mis ojos tengo siempre su Rostro doloroso, insultado y desfigurado, su Corazón divino, traspasado por nuestros pecados y especialmente por la ingratitud de las almas elegidas.

 

488Doble advertencia para que me preparase a los sufrimientos que me esperaban [en] Varsovia; la primera advertencia fue interior, a través de una voz, escuchada, la segunda fue durante la Santa Misa.  Antes de la elevación vi a Jesús crucificado que me dijo:  Prepárate a los sufrimientos.  Agradecí al Señor esta gracia de haberme advertido y le dije al Señor que seguramente no sufriré más que Tu, Salvador mío.  No obstante me lo tomé a pecho e iba fortaleciéndome con la plegaria y con pequeños sufrimientos para poder soportar mayores cuando llegasen.

 

(202)                                                                                                                                                                                                                  19 X 1935

 

489Salida de Vilna a Cracovia para los ejercicios espirituales de ocho días.

 

El viernes por la noche durante el rosario cuando pensaba en el viaje del día siguiente y en la importancia de la cuestión que iba a presentar al Padre Andrasz [184], me invadió el miedo viendo claramente mi miseria y mi inaptitud frente a la grandeza de la obra de Dios.  Aplastada por ese sufrimiento, me sometí a la voluntad de Dios.  En aquel instante vi a Jesús junto a mi reclinatorio, con una túnica clara, y me dijo estas palabras:  ¿Por qué tienes miedo de cumplir Mi voluntad?  ¿Crees que no te ayudaré como hasta ahora?  Repite cada exigencia Mía delante de aquellos que Me sustituyen en la tierra y haz solamente lo que te manden.  En aquel momento una [gran] fuerza entró en mi alma.

 

490A la mañana siguiente vi. al Ángel Custodio que me acompañó en el viaje hasta Varsovia.  Cuando entramos al convento desapareció.  Cuando pasábamos junto a una pequeña capillita para saludar a las Superioras, en un momento me envolvió la presencia de Dios y el Señor me llenó del fuego de su amor.  En tales momentos siempre conozco mejor la grandeza de su Majestad.

 

Al subirnos al tren de Varsovia a Cracovia, vi nuevamente a mi Ángel Custodio junto a mí, que rezaba contemplando a Dios, y mi pensamiento lo siguió, y cuando entramos en la puerta del convento desapareció.

 

491Al entrar en la capilla, la Majestad de Dios me envolvió otra vez, me sentía sumergida totalmente en dios, toda sumergida en Él y penetrada, viendo cuánto el Padre Celestial nos ama.  Oh, qué gran felicidad llena mi alma por el conocimiento de Dios, de la vida de Dios.  Deseo compartir esta felicidad con todos los hombres, no puedo encerrar esta felicidad en mi corazón solamente, porque sus rayos me queman y hacen estallar mi pecho y mis entrañas.  Deseo atravesar el mundo entero y hablar a las almas de la gran misericordia de Dios.  Oh sacerdotes, ayúdenme en esto, usen las palabras mas convincentes sobre su misericordia, porque toda expresión es muy débil para expresar lo misericordioso que es.

 

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(203) JMJ                                                                                  Cracovia 20 X 1935

 

492Ejercicios espirituales de ocho días.

 

Oh Dios Eterno, Bondad misma, inconcebible en Tu misericordia por ninguna mente humana ni angélica, ayúdame, una niña débil, a cumplir Tu santa voluntad, tal y como me la das a conocer.  No deseo otra cosa que cumplir los deseos de Dios.  He aquí, Señor, mi alma y mi cuerpo, mi mente y mi voluntad, mi corazón y todo mi amor y dispón de mí según Tus eternos designios.

 

493Después de la Santa Comunión mi alma fue inundada nuevamente por el amor de Dios.  Gozo de su grandeza; aquí veo claramente su voluntad la cual debo cumplir y a la vez veo mi debilidad y mi miseria, veo que sin su ayuda no puedo hacer nada.

 

494En el segundo día de los ejercicios espirituales.

 

Antes de ir al locutorio del Padre Andrasz, sentí el miedo debido a que, después de todo, el secreto existe solamente en el confesionario; fue un temor infundado.  La madre Superiora me tranquilizó con una sola palabra.  Pero cuando entré en la capilla, oí en el alma estas palabras:  Deseo que para con Mí suplente seas tan sincera y simple como una niña, así como eres Conmigo; de lo contrario te abandonaré y no Me relacionaré contigo.

 

De veras, Dios me concedió esta gran gracia de la confianza absoluta y, terminada la conversación, Dios me concedió la gracia de una profunda serenidad y de luz respecto a estas cosas.

 

495Oh Jesús, Luz eterna, ilumina mi mente, fortalece mi voluntad e incendia mi corazón.  Quédate conmigo como me has prometido, porque sin Ti no soy nada.  Tú sabes, oh Jesús mío, lo débil que soy seguro que no tengo que decírtelo, ya que tú eres quien sabe mejor lo miserable que soy.  En Ti toda mi fuerza.

 

496(204)  El día de la confesión.

 

Desde la primera hora empecé a sentir la lucha interior tan fuerte como nunca antes.  El abandono total de parte de Dios; sentí toda la debilidad que soy, me agobiaban los pensamientos:  ¿Por qué debería abandonar este convento donde me quieren las hermanas y las Superioras?, la vida [es] tan tranquila; ligada por los votos perpetuos, cumplo mis deberes con facilidad; ¿por qué escuchar la voz de la conciencia? ¿por qué seguir fielmente la inspiración?  ¿quién sabe de quién proviene?  ¿no es mejor comportarme como todas las hermanas?  Quizá pueda sofocar las palabras del Señor, sin hacerles caso.  Quizá Dios no me pida hacer cuentas de ellas en el día del juicio.  ¿A dónde me llevará esta voz interior?  Si la sigo, me esperan terribles tribulaciones, sufrimientos y contrariedades; tengo miedo del futuro y en el día de hoy estoy agonizando.

 

Ese sufrimiento duró el día entero con igual tensión.  Al anochecer, al acercarme a la confesión, a pesar de haberme preparado antes, no pude confesarme en absoluto; recibí la absolución, me alejé sin saber lo que pasaba conmigo.  Al acostarme, el sufrimiento creció al máximo grado, o mejor dicho se transformó en un fuego que como un relámpago penetró todas las facultades del alma, hasta la medula de los huesos, hasta la más secreta célula del corazón.  En ese sufrimiento no lograba hacer nada:  Que se haga Tu voluntad, Señor; pero en algunos momentos ni siquiera pude pensar en eso; de verdad, me ahogaba un miedo mortal y me tocaba el fuego infernal.  En la madrugada reinó el silencio y los sufrimientos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, pero sentía un agotamiento tan tremendo que no pude hacer el mas pequeño movimiento; poco a poco me volvía las fuerzas mientras hablaba con la Madre Superiora, pero solamente Dios sabe cómo me sentí durante todo el día.

 

497Oh Verdad eterna, Palabra encarnada que has cumplido la voluntad de Tu Padre de manera mas fiel, hoy me vuelvo mártir de Tus inspiraciones por no poder realizarlas, visto que carezco de mi propia voluntad; a pesar de conocer claramente Tu santa voluntad (205) dentro de mi, me someto en todo a la voluntad de las Superioras y del confesor; yo la cumpliré en la medida en que Tu me lo permitas por medio de Tu representante.  Oh Jesús mío, antepongo la voz de la Iglesia a la voz con la cual Tú me hablas.

 

498Después de la Santa Comunión.

 

Vi a Jesús, como siempre, diciéndome estas palabras:  Apoya tu cabeza en Mi brazo y descansa y toma fuerza.  Yo estoy siempre contigo.  Dile al amigo de Mi Corazón, dile, que Me sirvo de tan débiles criaturas para realizar Mis obras.  Después mi espíritu fue fortalecido con una extraña fuerza.  Dile que le permití conocer tu debilidad en la confesión, lo que eres por ti misma.

 

499Cada lucha mantenida con valentía me trae alegría y paz, luz y experiencia, animo para el futuro, honor y gloria a Dios y a mí la recompensa final.

 

Hoy es la fiesta de cristo Rey [185].

 

500Durante la Santa Misa rogué con fervor que Jesús sea el Rey de todos los corazones, que la gracia de Dios resplandezca en cada alma.  Entonces vi a Jesús, tal y como está pintado en esta imagen, diciéndome estas palabras:  Hija Mía, Me rindes la mayor gloria cumpliendo fielmente Mis deseos.

 

501Oh, qué grande es Tu belleza, Jesús, Esposo mío, Flor viva, vivificante, en la que está encerrado el rocío que da la vida al alma sedienta.  En Ti se sumergió mi alma.  Tu solamente eres el objeto de mis aspiraciones y de mis deseos, úneme lo mas estrecho posible a Ti y al Padre y al Espíritu Santo para que viva y muera en Ti.

 

502Sólo el amor tiene importancia, es él que eleva nuestras más pequeñas acciones hasta la infinidad.

 

503Oh Jesús mío, de verdad, yo no sabría vivir sin Ti, mi espíritu se ha fundido con el Tuyo.  Nadie lo comprenderá bien, primero hay que vivir de Ti para conocerte en los demás.

 

(206)                                                                                                                                                                              Cracovia 25 X 1935

 

504Propósitos después de los ejercicios espirituales.

 

No hacer nada sin el permiso del confesor y la aceptación de las Superioras en todo y especialmente en las inspiraciones y las exigencias del Señor.

 

Todos los momentos libres los pasaré con el Huésped Divino dentro de mí; procuraré mantener el silencio interior y exterior para que Jesús descanse en mi corazón.

 

Mi descanso mas grato será en servir y ser disponible a las hermanas.  Olvidarme de mi misma y      pensar en agradar a las hermanas.

 

No me justificaré ni excusaré de ningún reproche que me hagan, permitiré juzgarme por cualquiera y  en cualquier modo.

 

Tengo a un solo Confidente a quien revelo todo y lo es Jesús en la Eucaristía y en substitución de Él, el confesor.

 

En todos los sufrimientos del alma o del cuerpo, en las tinieblas o en el abandono me callaré como una paloma sin quejarme.

 

Me anonadaré en cada momento como una victima [postrándome] a sus pies para impetrar         misericordia por las pobres almas.

 

505         Toda mi nulidad se ahoga en el mar de Tu misericordia; con la confianza del niño me arrojo entre Tus brazos, Padre de Misericordia, para compensarte de la desconfianza de tantas almas que tienen miedo de confiar en Ti.  Oh, qué pequeño es el numero de almas que Te conocen verdaderamente.  Oh, cómo deseo que la Fiesta de la Misericordia sea conocida por las almas.  La misericordia es la corona de Tus obras; Tú dispones todo con el cariño de la madre más tierna.

 

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506   (207) JMJ                                                                                                        Cracovia 27 X 1935

 

         Padre Andrasz – consejo espiritual.

 

No hacer nada sin el consentimiento de las Superioras.  Esta cuestión hay que reflexionarla bien y rezar mucho.  En estas cosas hay que ser muy prudente, ya que usted, hermana, tiene aquí la voluntad de Dios segura y evidente, porque está unida a esta orden por los votos, perpetuos además; pues no debe haber dudas, y lo que tiene dentro de si, son apenas relámpagos de la creación de algo.  Dios puede hacer algún cambio, pero estas cosas suceden muy raramente.  Hasta que usted no reciba un conocimiento más evidente, no tenga prisa.  Las obras de Dios van lentamente; si son de Dios, los conocerá claramente y si no, se esfumarán y usted obedeciendo no se extraviará.  Pero debe hablar de todo sinceramente con el confesor y escucharlo ciegamente.

 

         Ahora no le queda, hermana, otra cosa que aceptar el sufrimiento hasta que esto se aclare, es decir, hasta la solución de este problema.  Su disposición respecto a estas cosas es buena y siga así, llena de sencillez y de espíritu de obediencia es una buena señal.  Si usted, hermana, sigue en esta disposición, Dios no le permitirá extraviarse; en la medida en que es posible, mantenerse alejada de estas cosas y si, a pesar de eso, suceden, tomarlas con tranquilidad, no tener miedo de nada.  Está en las buenas manos de Dios tan bueno.  En todo lo que me ha dicho, no veo ninguna ilusión ni contradicción a la fe:  éstas son las cosas buenas de por si y hasta seria bueno que hubiera un grupo de almas que pidieran a Dios por el mundo, porque todos necesitamos oraciones.  Tiene un buen director espiritual y aténgase a él y esté tranquila.  Sea fiel a la voluntad de Dios y cúmplala.  En cuanto a las tareas, haga lo que manden, tal y como lo manden aunque fuera una cosa mas humillante y penosa.  Elija siempre el último lugar y entonces le dirán: Siéntate mas arriba.  En el alma y en el comportamiento debe considerarse la ultima de toda la casa y de toda la Congregación.  En todo y siempre la máxima fidelidad a Dios.

 

507     (208)  Deseo, Jesús mío, sufrir y arder con el fuego del amor en todos los acontecimientos de la vida.  Pertenezco a Ti entera, deseo abismarme en Ti, oh Jesús, deseo perderme en Tu divina belleza.  Tú me persigues, Señor, con Tu amor, como un rayo del sol penetras dentro de mí y transformas la oscuridad de mi alma en Tu claridad.  Siento bien que vivo en Ti como una chispa pequeñita absorbida por un ardor increíble, en que Tú ardes, oh Trinidad impenetrable.  No existe un gozo mayor que el amor de Dios.  Ya aquí en la tierra podemos gustar la vida de los habitantes del cielo por medio de una estrecha unidad con Dios, misteriosa y a veces inconcebible para nosotros.  Se puede obtener la misma gracia con la simple fidelidad del alma.

 

508            Cuando se apodera de mi el sentido de desgana y de monotonía en cuanto a mis deberes, entonces me recuerdo de que estoy en la casa del Señor donde no hay nada pequeño, donde de la pequeña acción mía, llevada acabo con la intención dirigida al cielo, puede depender la gloria de la Iglesia y el progreso de mas de un alma, pues no hay nada pequeño en el convento.

 

509            Entre las contrariedades que estoy experimentando, recuerdo que el tiempo de la lucha no ha terminado, me armo de paciencia y de este modo venzo a mi adversario.

 

510            No busco con curiosidad la perfección en ninguna parte, sino que penetro en el espíritu de Jesús y contemplo sus acciones que tengo relatadas en el evangelio y aunque viviera mil años, no agotaría lo que en él esta contenido.

 

511            Cuando mis intenciones no son aceptadas y [mas bien] condenadas, no me sorprendo mucho, ya que sé que solamente Dios penetra mi corazón.  La verdad no se pierde y el corazón herido se tranquilizara con el tiempo y mi espíritu se fortalece en las contrariedades.  No siempre escucho lo que me dice el corazón, sino que pido a Dios luz; cuando siento que he recuperado el equilibrio, entonces hablo más.

 

512            (209) El día de la renovación de los votos.  La presencia de Dios inundó mi alma.  Durante la Santa Misa vi. a Jesús que me dijo estas palabras: Tú eres para Mí un gran gozo, tu amor y tu humildad hacen que dejo los tronos del cielo y Me uno a ti.  El amor allana el abismo que hay entre Mi grandeza y tu nulidad.

 

513            El amor inunda mi alma, estoy sumergida en el océano del amor, siento que me desmayo y me pierdo completamente en Él.

 

514            Oh Jesús, haz a mi corazón semejante al Tuyo, o más bien transfórmalo en Tu propio [Corazón] para que pueda sentir las necesidades de otros corazones y, especialmente, de los que sufren y están tristes.  Que los rayos de la misericordia descansen en mi corazón.

 

515            Una vez, al anochecer, cuando paseaba por la huerta rezando el rosario, llegué hasta el cementerio [186], entreabrí la puerta y me puse a rezar un momento y les pregunté a ellas dentro de mí:  ¿Seguramente serán muy felices?  De repente oí estas palabras:  Somos felices en la medida en que hemos cumplido la voluntad de Dios… y después, el silencio como antes.  Me ensimismé y pensé mucho tiempo cómo yo cumplo la voluntad de Dios y cómo aprovecho el tiempo que Dios me concede.

 

516            Ese mismo día, cuando fui a descansar, durante la noche me vino a visitar un alma pequeña que golpeando en la mesilla de noche, me despertó y pidió oración.  Quise preguntarle quien era, pero mortifiqué mi curiosidad y uní esa pequeña mortificación a la oración y la ofrecí por ella.

 

517            Una vez, cuando fui a visitar a una hermana enferma [187] que tenia ya ochenta y cuatro años y se distinguía por muchas virtudes, le pregunté:  ¿Seguramente ya estará usted, hermana, preparada a presentarse delante del Señor?  Me contestó que durante toda la vida venia preparándose para esta ultima hora y añadió que la edad no dispensa de la lucha.

 

518            (210) + En víspera del día de los difuntos, cuanto al atardecer fui al cementerio que estaba cerrado, pero entreabrí un poco la puerta y dije:  Si desean, queridas almas, alguna cosa, la haré con gusto, dentro de lo que me permite la regla.  Entonces oí estas palabras:  Cumple la voluntad de Dios.  Nosotras somos felices en la medida en que hemos cumplido la voluntad de Dios.

 

519            Por la noche aquellas almas vinieron y me pidieron orar; recé mucho por ellas.  Mientras la procesión volvía del cementerio, vi una multitud de almas que junto con nosotras iban a la capilla, rezaban junto con nosotras.  Recé mucho porque tenia el permiso de las Superioras [188].

 

520            En la noche volvió a visitarme un alma que ya había visto anteriormente, pero esa alma no me pidió oraciones, sino que me reprochó que antes yo era muy vanidosa y soberbia, y ahora intercedes tanto por otros teniendo aun algunos defectos.  Contesté que había sido muy soberbia y vanidosa, pero que ya me confesé e hice penitencia por mi estupidez y confío en la bondad de mi Dios, y si ahora caigo, es más bien involuntariamente y nunca con premeditación, aunque sea en la cosa más pequeña.  Sin embargo aquella alma empezó a hacerme reproches:  ¿Por qué no quieres reconocer mi grandeza?  Todos me reconocen por mis grandes obras, ¿por qué solamente tú no me das gloria?  Entonces vi que en aquella figura estaba Satanás y dije:  A Dios Mismo es debido la gloria, ¡lárgate, Satanás!  Y de inmediato esa alma cayó en un abismo horrible, inconcebible, indescriptible; y dije a aquella miserable alma que yo se lo diría a toda la Iglesia.

 

521            El sábado volvimos ya de Cracovia a Vilna.  En el camino pasamos por Czestochowa.  Cuando recé delante de la imagen milagrosa, sentí que eran agradables [la frase interrumpida].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SEGUNDO CUADERNO

 

Cantaré por la eternidad

 

la misericordia del Señor

 

 

La Divina Misericordia

en mi alma

 

 

 

DIARIO

 

 

Sor M. Faustina

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

      (1)  +

                JMJ

 

522                                              + Cantaré eternamente la misericordia del Señor

Delante de todo el pueblo,

Ya que éste es el mayor atributo de Dios

Y para nosotros un milagro continuo.

 

       Brotas de la Divina Trinidad,

       Pero de un único seno amoroso;

       La misericordia del Señor aparecerá en el alma

       En toda su plenitud, cuando caiga el velo.

 

De la fuente de Tu misericordia, oh Señor,

Fluyen toda felicidad y toda vida;

Y así, todas las criaturas y todas las cosas

Cantad con éxtasis el himno de la misericordia.

 

       Las entrañas de la Divina Misericordia abiertas

       Para nosotros,

       Por la vida de Jesús extendido en la cruz;

       No deberías dudar ni desesperar, oh pecador,

       Sino confiar en la misericordia,

       Porque tú también puedes ser santo.

 

Dos manantiales brotaron en forma de rayos,

Del Corazón de Jesús,

No para los ángeles, ni querubines, ni serafines,

Sino para salvar al hombre pecador.

 

 

(2)  +

               JMJ

 

523                                                                                                                  Oh voluntad de Dios

                                                                                                                    Sé mi amor.

 

         Oh Jesús mío, Tu sabes que por mi misma no hubiera escrito ni una sola letra y si escribo es por una clara orden de la santa obediencia [189].

 

Dios y las almas

 

Sor M. Faustina

 

del Santísimo sacramento [190]

 

524                                            + Oh Jesús, Dios oculto,

                                                  Mi corazón Te siente,

                                                     Aunque Te cubren los velos,

                                                      Tú sabes que Te amo.

 

525      (3)  +                                                                                  Vilna, 24 XI 1935

 

                 JMJ                                                                             + Segundo cuaderno

 

Dios sea adorado

 

Oh Santísima Trinidad, en la que esta encerrada la vida interior de dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, oh gozo eterno, inconcebible abismo de amor que Te derramas sobre todas las criaturas y las haces felices, honor y gloria a Tu nombre por los siglos de los siglos.  Amen.

 

Cuando conozco Tu grandeza y Tu belleza, oh Dios mío, me alegro indeciblemente por ser tan grande el señor a quien sirvo.  Con amor y alegría cumplo su santa voluntad y cuanto más lo conozco, tanto mas ardientemente deseo amarlo.  Me quema el deseo de amarlo cada vez más.

 

526      (4) + El 14.  Este jueves, mientras hacíamos la adoración nocturna [191], al principio no pude rezar, una aridez se adueñó de mí; no pude contemplar la dolorosa Pasión de Jesús, pero me postré en cruz y ofrecí la dolorosa Pasión del Señor Jesús al Padre Celestial como satisfacción por los pecados del mundo entero.    Al levantarme del suelo después de aquella plegaria y al volver a mi reclinatorio, de repente vi a Jesús junto a él.  El Señor Jesús con el mismo aspecto que tenia durante la flagelación, en la mano tenia la túnica blanca con la que me vistió y un cinturón con el que me ciñó y me cubrió con un manto rojo igual al que le cubría a Él en la Pasión, y un velo del mismo color y me dijo: Tu y tus compañeras tendrán un habito igual; Mi vida desde el nacimiento hasta la muerte en la cruz será su regla.  Contémplame y vive según esto; deseo que penetres mas profundamente en Mi espíritu (5) y [tengas presente] que soy manso y humilde de Corazón.

 

527            Una vez sentí en el alma un apremio para que me pusiera a la obra y cumpliera todo lo que Dios exigía de mí.  Entré un momento en la capilla, oí esta voz en el alma:  ¿Por qué tienes miedo?  Piensas que Me faltará la omnipotencia para ayudarte?  Y [en] aquel momento sentí en el alma una extraña fuerza y me parecieron nada todas las contrariedades que me habrían podido suceder [en] el cumplimiento de la voluntad de Dios.

 

528            El viernes, durante la Santa Misa, siendo mi alma inundada por la felicidad de Dios, oí en el alma estas palabras:  Mi misericordia pasó a las almas a través del Corazón divino – humano de Jesús, como un rayo de sol a través del cristal.  Sentí en el alma y comprendí que cada acercamiento a Dios nos fue dado por Jesús, en Él y por Él.

 

529            (6) El día en que terminó la novena en Ostra Brama, al anochecer [192], cantadas las letanías, uno de los sacerdotes trajo el Santísimo sacramento en la custodia; cuando lo puso en el altar, en seguida vi al pequeño Niño Jesús que tendía las manitas hacia su Madre que en aquel momento tenia un aspecto vivo.  Mientras la Virgen me hablaba, Jesús tendía las manitas hacia el pueblo reunido.  La Virgen Santísima me dijo aceptar todas las exigencias de Dios como una niña pequeña sin averiguar nada, lo contrario no agrada a Dios.  En el mismo instante el Niño Jesús desapareció y la Virgen perdió el aspecto vivo y la imagen quedo como era antes, pero mi alma fue colmada de gozo y de gran alegría y dije al Señor:  Haz de mi lo que Te agrade, estoy dispuesta a todo, pero Tu, oh Señor, no Te alejas de mi ni por un momento.

 

(7) +

530                JMJ                                  En honor de la Santísima Trinidad

 

Pedí a la Madre Superiora [193] el ayuno de cuarenta días, tomando una vez al día una rebanada de pan y un vaso de agua; sin embargo la Madre Superiora no me dio permiso para cuarenta días, sino para siete días, de acuerdo con la opinión del confesor [194].  “No puedo exonerarla del todo de las tareas, debido a que otras hermanas podrían notar algo; hermana, yo le doy permiso de dedicarse, en la medida en que pueda, a la plegaria y de tomar apuntes de algunas cosas, pero me será mas difícil arreglar lo del ayuno, de verdad, aquí no logro inventar nada.”  Y dijo: Retírese, hermana, quizá me ilumine alguna luz.  En la mañana del domingo comprendí interiormente que cuando la Madre Superiora me había destinado a la puerta a la hora de comer, pensó en darme la oportunidad de ayunar.  Por la mañana no fui a desayunar, pero poco después fui (8) a la Madre Superiora y pregunté:  Si estoy en la puerta será fácil no llamar la atención con mi persona.  Y la Madre Superiora me contestó:  Cuando la destinaba [195] pensaba en esto.  En aquel momento comprendí que el mismo pensamiento yo lo había sentido dentro de mí.

 

531            24 XI 1935.  Domingo, primer día.  Fui inmediatamente delante del Santísimo Sacramento y me ofrecí con Jesús que esta en el Santísimo Sacramento, al Padre Eterno.  Entonces oí en el alma estas palabras:  Tu intención y la de tus compañeras es unirse a Mi lo mas estrechamente posible a través del amor, reconciliaras la tierra con el cielo, mitigaras la justa cólera de Dios e impetrarás la misericordia por el mundo.  Confío a tu cuidado dos perlas preciosas para Mi Corazón, que son las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos; por ellas rogarás de manera especial, la fuerza de ellas vendrá de tu anonadamiento.  Las plegarias, los ayunos, las mortificaciones, las fatigas y todos los sufrimientos, los unirás a la oración, al ayuno, a la mortificación, a la fatiga, al sufrimiento Mío y entonces tendrán valor ante Mi Padre.

 

532            Después de la Santa Comunión vi al Señor Jesús que me dijo estas palabras:  Hoy, penetra en el espíritu de Mi pobreza y organiza todo de tal modo que los más pobres no tengan nada que envidiarte.  No en los grandes palacios ni en las esplendidas instalaciones, sino en el corazón puro y humilde Me complazco.

 

533            Al quedarme sola empecé a reflexionar sobre el espíritu de pobreza.  Veo claramente que Jesús no poseía nada siendo el Dueño del todas las cosas.  El pesebre prestado; camina por la vida haciendo el bien a todos sin tener donde apoyar la cabeza.  Y en la cruz veo el colmo de su pobreza, ya que ni siquiera tiene puesta una vestidura.  Oh Jesús, a través del solemne voto de pobreza deseo asemejarme a Ti; la pobreza será mi madre.  (10) No poseer nada exteriormente ni disponer de nada como de mi propiedad, ni tampoco desear algo interiormente.  Y en el Santísimo Sacramento ¡que grande es Tu pobreza!  ¿Hubo alguna vez un alma tan abandonada como Tu, Jesús, en la cruz?

 

534            La castidad, este voto se entiende por si mismo, prohíbe todo lo que esta prohibido por el sexto y el noveno mandamientos de Dios, naturalmente; obras, pensamientos, palabras, sentimientos, y ….. Entiendo que el voto solemne difiere del voto simple, lo entiendo en toda la extensión.  Cuando lo estaba contemplando, escuché en el alma estas palabras:  Tu eres Mi esposa para la eternidad, tu pureza debe ser mayor que la de los angeles, porque con ningun angel tengo relacion de tan estrecha intimidad como contigo.  La más pequeña acción de Mi esposa tiene un valor infinito, el alma pura tiene una potencia incalculable delante de Dios.

 

535            (11) La obediencia.  He venido para cumplir la voluntad de Mi Padre.  He sido obediente a los padres, obediente a los verdugos, soy obediente a los sacerdotes.  Comprendo, Oh Jesús, el espíritu de la obediencia y en que consiste; no se refiere solamente a la ejecución exterior, sino que abarca también la mente, la voluntad y el juicio.  Obedeciendo a las Superioras, obedecemos a Dios.  No tiene importancia si es un ángel o un hombre que me mande en nombre de Dios, tengo que ser obediente siempre.  No voy a escribir mucho sobre los votos porque ellos son claros por si mismos y se basan en lo concreto; aquí procuro mas bien dar una idea de esta Congregación.

 

536            + Resumen general [196].

 

Nunca habrá casas fastuosas, sino una modesta capilla y junto a ella una pequeña Comunidad, un pequeño grupito de almas que estará compuesto a lo mas por diez almas; además de ellas habrá dos almas que atenderán distintas (12) necesidades de la Comunidad por fuera del claustro, y prestarán varios servicios en la iglesia.  No llevaran hábitos, sino que vestirán como laicas.  Tendrán los votos pero simples y estarán estrictamente sometidas a la Superiora, quien estará detrás de la reja.  Tendrán parte de todos los bienes espirituales de toda la Comunidad, pero no podrán ser nunca más de dos, preferiblemente una.  Cada casa será independiente de las demás, pero si, todas estarán muy estrechamente unidas por la regla y por los votos, y por el espíritu.  Sin embargo, {en} casos excepcionales, se podrá enviar una hermana de una casa a otra; también es posible, al fundar una casa, tomar algunas religiosas, si es necesario.  Cada casa estará sujeta al ordinario del lugar.

 

537            Cada religiosa vivirá en una celda individual, pero será conservada la vida comunitaria, se reunirán todas para la oración, la comida y el recreo.  Cada religiosa, después de emitir la profesión (13) nunca más vera el mundo, ni siguiera por la reja que será tapada con un paño oscuro, y también los coloquios serán estrictamente limitados.  Será como una persona muerta a la que el mundo no comprende y la que no comprende al mundo.  Ha de presentarse entre el cielo y la tierra, e implorar incesantemente a Dios su misericordia para el mundo, y la fortaleza para los sacerdotes, para que sus palabras no resuenen en vano, y para que ellos mismos logren mantenerse {en} esta inconcebible dignidad, tan expuestos, sin ninguna mancha…. A pesar de ser pocas estas almas, serán heroicas.  No habrá lugar para las almas cobardes ni débiles.

 

538            Entre ellas no se dividirán en ningunos coros ni en ningunas Madres, ni mamitas, [197], ni reverendas, ni reverendísimas, sino que todas serán iguales entre ellas, aunque hubiera una gran diferencia en su origen.  Sabemos quien era Jesús y como se humilló y con quienes se relacionaban  Llevaran un habito como el que Él llevaba durante la Pasión, pero no solamente la vestidura, (14) sino que tienen que imprimir en si las señales con las cuales Él fue distinguido y éstas son:  el sufrimiento y el desprecio.  Cada una tenderá a negarse a si misma en grado máximo y a amar la humildad, y la que más se distinga en esta virtud, será  idónea a presidir a las demás.

 

539            Como dios nos ha hecho las compañeras de su misericordia, o más bien, incluso las dispensadoras, nuestro amor debe ser grande para cada alma, comenzando por los elegidos y terminando en el alma que no conoce a Dios todavía.  Con la oración y la mortificación llegaremos hasta los países más salvajes, abriendo el camino a los misioneros.  Recordaremos que, como el soldado en el frente no puede resistir mucho tiempo sin el respaldo de la retaguardia que no toma parte directamente en la batalla, pero le provee de todo lo que necesite.  Para [el misionero] lo es la plegaria.  Cada una debe distinguirse por el espíritu del apostolado.

 

540            (15)  Por la noche, mientras escribía, oí en la celda esta voz:  No salgas de esta Congregación, ten piedad de ti misma, te esperan grandes sufrimientos.  Cuando mire hacia allí de donde salía la voz, no vi. nada y continué escribiendo.  De repente oí un ruido y estas palabras: Cuando salgas, te destruiremos.  No nos atormentes.  Cuando miré vi. muchos monstruos feos; cuando hice con el pensamiento la señal de la cruz, se disiparon todos inmediatamente.  Que horriblemente feo es Satanás; pobras las almas que tienen que vivir en su compañía, verlo solamente es mas repugnante que todos los tormentos del infierno.

 

541            Un momento después oí en el alma esta voz:  No tengas miedo de nada, no te sucederá nada sin Mi voluntad.  Después de estas palabras del Señor una fuerza misteriosa entró en mi alma; me alegro grandemente de la bondad de Dios.

 

542            (16) El postulantazo.  La edad para ser recibida.  Puede ser recibida cada persona desde los quince hasta los treinta anos.  En primer lugar hay que reparar en el espíritu que inspira a la persona dada y en su carácter, si tiene la fuerte voluntad y el valor para seguir las huellas de Jesús, y esto con gozo y alegría, porque Dios ama a un donador alegre; tiene que despreciar al mundo y a si misma.  La falta de la dote nunca será un impedimento para ser aceptada; también todas las formalidades deben ser claras, no aceptar los casos complicados.

 

Sin embargo no pueden ser recibidas las personas melancólicas, inclinadas a la tristeza, con enfermedades contagiosas, caracteres ambiguos, recelosos, inadaptables a la vida religiosa.  Hay que tener mucho cuidado con la elección de los miembros porque basta una persona no adaptada para provocar confusión en todo el convento.

 

 

543            La duración del postulantazo.  El postulantazo será de un año.  (17)  Durante ese periodo la persona dada debe analizar si este tipo de vida le gusta y si es apta o no para ella; y también la Maestra debe observar atentamente si la persona dada es apta o no lo es para este tipo de vida.  Después de un ano, si resulta que tiene una buena voluntad y un sincero deseo de servir a Dios, hay que recibirla en el noviciado.

 

544            El noviciado ha de durar un año continuo.  A la novicia hay que instruirla sobre las virtudes referentes a los votos y sobre su importancia.  La Maestra debe poner todo el empeño en darles una formación sólida.  Debe ejercitarlas en la humildad ya que solamente el corazón humilde observa los votos con facilidad y experimenta grandes gozos que fluyen de Dios a un alma fiel.

 

No serán cargadas con trabajos de responsabilidad para que puedan dedicarse libremente a su propio perfeccionamiento.  Son obligadas rigurosamente a observar las reglas y las normas al igual que las postulantes.

 

545            (18)  Después de un ano de noviciado, si la novicia se ha mostrado fiel, puede ser admitida a pronunciar los votos por un ano; éstos deben repetirse durante tres anos; entonces pueden asignársele ya los deberes de responsabilidad; no obstante pertenecerá al noviciado y una vez por semana tiene que asistir a las conferencias junto con las otras novicias, y los últimos seis meses los pasaran todas en el noviciado para prepararse bien a la profesión solemne.

 

546            En lo que se refiere a la alimentación, no comeremos carne; las comidas serán tales que ni aun los pobres tendrán nada que envidiarnos.  Sin embargo los días festivos pueden diferir un poco de los días regulares.  Comerán tres veces al día, observaran rigurosamente los ayunos en el espíritu primitivo y especialmente los dos grandes.  Los alimentos serán iguales para todas las hermanas, excluyendo (19) cualquier excepción para que la vida comunitaria sea observada en toda su integridad, tanto en las comidas, como en el vestir o el arreglo de la celda; pero si una de las hermanas se pone enferma, debe gozar de todos los favores.

 

547            En cuanto a la oración.  La meditación de una hora, la Santa Misa y la Santa Comunión, dos exámenes de conciencia, el oficio [198], el rosario, la lectura espiritual, una hora de oración durante la noche.  En cuanto al orden del día según las horas, se podrá hacerlo mejor cuando comencemos a vivir según este sistema.

 

548            De repente oí en el alma estas palabras:  Hija Mía, te aseguro un ingreso fijo del cual vivirás.  Tu empeño debe ser la total confianza en Mi bondad, el Mío, darte todo lo que necesites.  Me hago dependiente de tu confianza; si tu confianza es grande Mi generosidad no conocerá límites.

 

549            (20)  Sobre el trabajo.  Siendo personas pobres, ellas mismas, ejecutaran todos los trabajos que haya en el convento.  Cada una debe estar contenta si le toca un trabajo humillante o contrario a su naturaleza ya que le será de ayuda para su formación interior.  La Superiora cambiara a menudo los deberes de las hermanas y así las ayudara a separarse completamente de esos pequeños detalles a los que las mujeres sienten un gran apego.  De verdad, a veces me da risa cuando veo con mis ojos que algunas almas han dejado cosas verdaderamente grandes y toman apego a los trapitos, es decir a la nadería.  Cada una de las hermanas estará un mes en la cocina, no excluyendo ni siquiera a la Superiora.  Que todas prueben cada fatiga que haya en el convento, que todas tengan siempre la intención pura en todo porque a Dios no le agrada en absoluto la confusión.

 

550            Que ellas mismas se acusen de las desobediencias exteriores (21) y pidan a la Superiora la penitencia; que la hagan en el espíritu de humildad.  Que se amen unas a otras con el amor superior, con el amor puro, viendo en cada hermana la imagen de Dios.  La característica singular de esta pequeña Comunidad lo es el amor, así que no estrechen sus corazones, sino que abracen al mundo entero, ofreciendo misericordia a cada alma a través de la oración, según su vocación.  Si somos misericordiosas en este espíritu, también nosotros mismas alcanzaremos la misericordia.

 

551            Cada una debería tener un gran amor hacia la Iglesia.  Como una buena hija que ama a su madre y reza por ella, así cada alma cristiana debe rezar por la Iglesia que para ella es madre.  ¿Y qué decir de nosotras, las religiosas, que nos hemos comprometido particularmente a rezar por la Iglesia?  Pues, qué grande es nuestro apostolado aunque tan escondido.  Estas pequeñas cosas de cada día serán depositadas a los pies de Jesús como una ofrenda de imploración por el mundo; pero para (22) que la ofrenda sea agradable a Dios, tiene que ser pura; para que la ofrenda sea pura, el corazón tiene que liberarse de todos los apegos naturales y dirigir todos los sentimientos hacia el Creador, amando en Él a todas las criaturas, según su santa voluntad.  Y si cada una se comporta así, en el espíritu de fervor, le proporcionará alegría a la Iglesia.

 

552            Además de los votos veo una regla importantísima; aunque todas son importantes, ésta la pongo en el primer lugar y es el silencio.  De verdad, si esta regla fuera observada rigurosamente, yo estaría tranquila por las demás.  Las mujeres tienen una gran inclinación a hablar.  De verdad, el Espíritu Santo no habla a un alma distraída y charlatana, sino que, por medio de sus silenciosas inspiraciones, habla a un alma recogida, a un alma silenciosa.  Si se observara rigurosamente el silencio, no habría murmuraciones, amarguras, maledicencias, chismes, no seria tan maltratado el amor (23) del prójimo, en una palabra, muchas faltas se evitarían.  Los labios callados son el oro puro y dan testimonio de la santidad interior.

 

553            Pero en seguida quiero hablar de otra regla, es decir del hablar.  Callar cuando se debe halar, es una imperfección y a veces hasta un pecado.  Así, que todas tomen parte en el recreo, y que la Superiora no exima a las hermanas del recreo, si no es por alguna razón muy importante.  Los recreos deben ser alegres en el espíritu de Dios.  Los recreos nos dan la oportunidad de conocernos mejor; que cada una exprese su opinión con sencillez para edificar a las demás y no en el espíritu de alguna superioridad ni, Dios nos libre, para reñir.  Eso no correspondería con la perfección ni con el espíritu de nuestra vocación que debe distinguirse por el amor.  Dos veces al día habrá recreos de media hora.  Pero si alguna hermana interrumpe el silencio (24) tiene la obligación de acusarse en seguida ante la Superiora y pedir la penitencia que la Superiora, por esa falta, aplique una penitencia pública y si no fuera así, ella misma respondería ante el Señor.

 

554            Sobre la clausura [199].  En los lugares delimitados de la clausura no podrá entrar nadie sin una autorización especial del ordinario y esto en casos excepcionales, es decir, la administración de los sacramentos a los enfermos, o la asistencia y la preparación para la muerte, o en ocasión de los ritos fúnebres.  Puede suceder también la absoluta necesidad de dejar entrar a la clausura a un obrero para hacer alguna reparación en el convento, pero antes debe haber un permiso especial.  La puerta que conduce a la clausura debe estar siempre cerrada y de la llave dispondrá solamente la Superiora.

 

555            Sobre el acceso al locutorio.  Ninguna hermana irá al locutorio sin un permiso especial de la Superiora y la Superiora no debe conceder fácilmente los permisos para ir (25) con frecuencia al locutorio.  Las que han muerto para el mundo, no deben volver a él ni siquiera a través del coloquio.  Pero si la Superiora considera oportuno que alguna hermana vaya al locutorio, debe atenerse a las siguientes indicaciones:  acompañe ella misma a aquella hermana y si no puede, designe a una suplente, y ésta está obligada a la discreción, no repetirá lo que habrá oído en el locutorio, pero informará de todo a la Superiora.  Los coloquios deben ser breves, a menos que el respeto a la persona la detiene un poco, pero nunca descorrerá la cortina, a no ser en casos excepcionales, como puede ser por un insistente pedido del padre o de la madre.

 

556            Sobre las cartas.  Cada hermana puede escribir cartas selladas al ordinario de quien depende la casa; fuera de eso, pedirán permiso por cada carta y la entregaran abierta a la Superiora, y la Superiora debe guiarse por el espíritu de amor (26) y por prudencia.  Tiene el derecho de despachar o de retenerla, según lo que será para la mayor gloria de Dios, pero desearía mucho que de esos escritos haya lo menos posible: ayudemos a las almas con la plegaria y la mortificación y no con cartas.

 

557            Sobre la confesión.  El ordinario designara a los confesores para la Comunidad, tanto al ordinario como al extraordinario.  El confesor ordinario será uno y escuchara las confesiones de toda la Comunidad una vez por semana.  El confesor extraordinario vendrá cada tres meses y cada hermana tiene la obligación de presentarse a él aunque no tenga la intención de hacer una verdadera confesión.  Ni el confesor ordinario ni el extraordinario permanecerá en su cargo mas de tres años; al final del trienio habrá una votación secreta y según ella la Superiora presentara el pedido de las hermanas al ordinario; de todas maneras, el confesor puede ser designado para el segundo y también para el tercer (27) trienio.  Las religiosas se confesaran junto a la reja cerrada; también las conferencias serán pronunciadas para la Comunidad a través de la reja cubierta con la cortina oscura.  Las hermanas no hablaran nunca entre si de la confesión ni de los confesores, mas bien rueguen por ellos para que Dios los ilumine en dirigir sus almas.

 

558            Sobre la Santa Comunión.  Las hermanas no deben hablar de cuáles de ellas se acercan a la Santa Comunión con menos frecuencia y cuáles más a menudo.  Se abstengan de dar juicios en esta materia a la que no tienen derecho; cualquier juicio respecto a esto pertenece exclusivamente al confesor.  La Superiora puede preguntar a una hermana dada, pero no para conocer la razón por la cual no se acerca a la Santa Comunión, sino mas bien, para facilitarle la confesión.  Que las Superioras no se atrevan a entrar en el ámbito de las conciencias de las hermanas.  A veces, la Superiora puede disponer que la Comunidad ofrezca (28) la Comunión por cierta intención.  Cada una debe aspirar a la máxima pureza del alma para poder recibir diariamente al Huésped Divino.

 

559            Una vez, al entrar en la capilla, vi. los muros de una casa como abandonada [200], las ventanas estaban sin cristales, las puertas no terminadas sin hojas, sólo tenían los marcos.  De repente oí en el alma estas palabras:  Aquí debe estar aquel convento.  A decir verdad, no me agradó mucho que había de estar en aquellas ruinas.

 

560            Jueves.  Me sentía muy apremiada para dar comienzo a la obra lo antes posible, según el deseo del Señor.  Cuando fui a confesarme, antepuse una opinión mía a la opinión del confesor.  En un primer momento no me di cuenta de ello, pero mientras rezaba la Hora Santa, vi. al Señor Jesús (29) con el aspecto que tiene en la imagen y me dijo que comunicara al confesor y a las Superioras todo lo que me decía y exigía.  Y haz solamente aquello para lo que recibirás permiso.  Y me dió a conocer Jesús, lo mucho que le desagrada el alma arbitraria; en aquella alma me reconocí a mi misma.  Advertí en mí la sombra de arbitrariedad, me deshice en polvo delante de su Majestad y con el corazón despedazado, le pedí perdón.  Pero Jesús no me permitió permanecer mucho tiempo en tal disposición, sino que su divina mirada llenó mi alma con un gozo tan grande que no encuentro palabras para expresarlo.  Y me dio a conocer Jesús que debía preguntarle y consultarle más.  De verdad, qué dulce es la mirada de mi Señor.  Su mirada penetra mi alma hacia los lugares mas secretos, mi espíritu se entiendo con Dios sin pronunciar ni una sola palabra; siento que Él vive en mi y yo en Él.

 

561            (30) Una vez vi. aquella imagen [201] [en] una pequeña capillita y en un momento vi. que de aquella pequeña capillita se hizo un templo grande y bello, y en aquel templo vi. a la Santísima Virgen con el Niño en los brazos.  Luego el Niño Jesús desapareció de los brazos de la Virgen y vi una imagen viva de Jesús crucificado.  La Virgen me dijo que me comportara como Ella:  a pesar de los gozos, siempre mirara fijamente la cruz y me dijo también que las gracias que Dios me concedía no eran solamente para mí sino también para otras almas.

 

562            El Niño Jesús que veo durante la Santa Misa no es siempre igual, a veces muy alegre, a veces no mira nada hacia la capilla.  Ahora, la mayoría de las veces está alegre cuando nuestro confesor [202] celebra la Santa Misa.  Me sorprendí mucho al ver cuánto lo amaba el pequeño Niño Jesús.  A veces lo veo con un delantalcito [203] de color.

 

563            (31)Antes de venir a Vilna y antes de conocer a este confesor, una vez había visto una iglesia no muy grande y junto a ella esta Comunidad.  El convento tenía doce celdas, cada religiosa iba a tener su celda particular.  Vi al sacerdote que ayudaba a arreglar el convento y a quien conocí unos años mas tarde, pero ya lo había conocido en visión.  Vi su gran abnegación en arreglar todo en aquel convento y le ayudaba otro sacerdote que no he conocido hasta el momento.  Vi las rejas de hierro tapadas con un paño oscuro.  A aquella iglesia las hermanas no iban.

 

564            El día de la Inmaculada Concepción de la Virgen.  Durante la Santa Misa oí el susurro de ropas y vi a la Santísima Virgen en un misterioso, bello resplandor.  Tenía una túnica blanca con una faja (32) azul y me dijo:  Me das una gran alegría adorando a la Santísima Trinidad por las gracias y los privilegios que me ha concedido, y desapareció enseguida.

 

565                                                   Sobre las penitencias y las mortificaciones.

 

En el primer lugar están las mortificaciones interiores, pero además practicaremos las mortificaciones exteriores, definidas exactamente para que las practiquen todas.  Estas son:  tres días por semana observaremos el ayuno estricto.  Estos días son:  viernes, sábado y miércoles.  Cada viernes, durante el tiempo necesario para rezar el salmo 50, se someterán a la disciplina [204], todas en la misma hora en sus propias celdas.  La hora indicada, las tres de la tarde, por los pecadores agonizantes.  Durante dos grandes ayunos [205], como los días del trimestre [206], las vigilias [207], la comida consistirá en:  una vez al día un trozo de pan y un poco de agua.

Que cada una trate de practicar estas mortificaciones que están prescritas (33) para todas, pero si alguna hermana desea algo mas, pida el permiso a la Superiora.  Una mortificación general mas:  ninguna hermana puede entrar en la celda de otra sin un permiso especial de la Superiora, pero la Superiora debe a veces entrar inadvertidamente en las celdas de las hermanas, no para espiar, sino en el espíritu de amor y responsabilidad que tiene antes Dios; ninguna cerrará nada con llave, la regla será la llave general para todas.

 

566            Un día, después de la Santa Comunión vi repentinamente al Niño Jesús que estaba junto a mi reclinatorio y al que se agarraba con las dos manitas.  Aunque era un Niño pequeño, no obstante, me penetró el temor y el miedo, viendo en Él a mi Juez, Señor y Creador ante cuya santidad tiemblan los ángeles, y por otra parte, mi alma fue inundada del amor (34) inconcebible y me pareció que moría bajo su influjo.  Ahora veo que Jesús refuerza primero mi alma y la hace capaz para relacionarme con Él, porque de otro modo no podría soportar lo que estoy experimentando en este momento.

 

567            El comportamiento de las hermanas para con la Superiora.

 

Que todas las hermanas respeten a la Superiora como al Señor Jesús Mismo, tal y como lo mencione hablando del voto de la obediencia.  Que se porten con confianza infantil, sin murmurar nunca ni criticar sus órdenes porque eso desagrada mucho a Dios.  Que cada una se guíe por el espíritu de fe para con las Superioras, que pida con sencillez todo lo que necesite.  Dios nos guarde, y que nunca se repita ni ocurra que alguna de ustedes sea el motivo de tristeza o de lágrimas de la Superiora.  Que cada una sepa que, como el cuarto mandamiento obliga a los hijos a respetar a los padres, lo mismo se refiere a la religiosa para con la Superiora.  No es buena (35) la religiosa que se permite y se atreve juzgar a la Superiora.  Que sean sinceras con la Superiora y le hablen de todo y de sus necesidades con la sencillez de una niña.

 

Las hermanas se dirigirán a su Superiora de este modo: le ruego, Hermana Superiora.  Nunca le besaran la mano, pero cada vez que la encuentren en el pasillo, como también cuando vayan a la celda de la Superiora, dirán:  Alabado sea Jesucristo, inclinando un poco la cabeza.

 

Las hermanas entre si dirán:  le ruego, hermana agregando el nombre.  Respecto a la Superiora deben guiarse por el espíritu de la fe y no con sentimentalismo ni con adulaciones, cosas indignas de una religiosa que la humillarían mucho.  Una religiosa debe ser libre como una reina y lo será si vive con el espíritu de la fe.  Debemos escuchar y respetar a la Superiora no por ser buena, santa, prudente, no, no por todo esto, sino solamente porque para nosotros ocupa el lugar de Dios y escuchándola obedecemos a Dios mismo.

 

568      (36) El comportamiento de la Superiora para con las hermanas.

 

            La Superiora debe distinguirse por la humildad y el amor hacia cada hermana, sin excepción alguna.  Que no se deje guiar por simpatía o por antipatía, sino por el espíritu de Cristo.  Debe saber que Dios le pedirá cuenta de cada hermana.  Que no diga sermones a las hermanas, sino que dé el ejemplo de una profunda humildad y el de negarse a si misma, ésta será la enseñanza mas eficaz para las que dependen de ella.  Que sea resuelta, pero nunca brusca; que tenga paciencia si la cansan con las mismas preguntas, aunque tenga que repetir cien veces la misma cosa, pero siempre con la misma calma.  Que trate de presentir todas las necesidades de las hermanas sin esperar que le pidan ésta u otra cosa, porque son diversas las naturalezas de las almas.  Si ve que alguna hermana está triste o doliente, trate de ayudarle de cualquier manera y de consolarla; que ruegue mucho y pida luz para saber (37) cómo comportarse con cada una de ellas porque cada alma es un mundo diferente.  Dios tiene distintos modos para tratar con las almas que, a veces, para nosotros, son incomprensibles e inconcebibles, por eso la Superiora debe ser prudente para no impedir la actuación de Dios en ningún alma.  Que nunca amoneste a las hermanas cuando está nerviosa, además los reproches deben siempre ir acompañados por palabras de estimulo.  Hay que dar a conocer al alma su error para que lo reconozca, pero no se la debe desalentar.  La Superiora debe distinguirse por el amor activo a las hermanas, debe encargarse de todas las penas para aliviar a las hermanas; que no exija ningunos servicios de las hermanas, que las respete como a las esposas de Jesús y que esté dispuesta a servirles tanto de día como de noche; debe mas bien pedir que ordenar.  Que tenga el corazón abierto a los sufrimientos de las hermanas y que ella misma estudie y contemple fijamente el libro abierto, es decir, a Jesús Crucificado.  Que siempre pida con fervor la luz y, especialmente, cuando tenga que arreglar algo de importancia con alguna (38) hermana.  Que se cuide de entrar en el ámbito de sus conciencias, porque en este campo es el sacerdote que tiene la gracia; pero sucede que algún alma sienta la necesidad de desahogarse ante la Superiora, entonces la Superiora puede recibir las confidencias de un alma, pero no se olvide del secreto, porque nada disgusta mas a un alma que cuando se diga a otros lo que ella dijo en confianza, es decir en secreto.  Las mujeres tienen siempre la cabeza débil respecto a esto; pocas veces se encuentra a una mujer con la mente de hombre.  Procure una profunda unión a Dios y Dios gobernará a  través de ella.  La Virgen santísima será la Superiora [208] de este convento y nosotras seremos sus hijas fieles.

 

569      15 XII 1935.  Hoy desde muy temprano una fuerza misteriosa me empuja a obrar, no me deja en paz ni un momento; un ardor misterioso se ha encendido en mi corazón empujándome a obrar, no logro dominarlo; es un martirio silencioso conocido solamente a Dios, pero que haga (39) de mi lo que a Él le agrade; mi corazón está dispuesto a todo.  Oh Jesús, mi queridísimo Maestro, no te alejas de mí ni por un momento.  Oh Jesús, Tu sabes bien lo débil que soy por mi, por eso sé que mi debilidad Te obliga a estar siempre conmigo.

 

570      Una vez vi al Señor Jesús con una túnica clara; eso fue en el invernadero [209].  Escribe lo que te diré:  Mi deleite es unirme a ti, espero con gran ansia y añoro este momento en que habitaré sacramentalmente en tu convento.  Mi espíritu descansara en aquel convento, bendeciré especialmente las inmediaciones donde estará el convento.  Por amor hacia ustedes alejaré todos los castigos que la justicia de Mi Padre administra merecidamente.  Hija Mía, he inclinado Mi Corazón hacia tus suplicas:  tu tarea y empeño aquí en la tierra es implorar la misericordia para (40) el mundo entero.  No encontrará alma ninguna la justificación hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia y por eso el primer domingo después de Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia.  Ese día los sacerdotes han de hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita.  Te nombro dispensadora de Mi misericordia.  Dile al confesor que la imagen esté expuesta en la iglesia y no en el convento dentro de la clausura.  Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella.

 

571            Oh Jesús mío, Verdad eterna, no tengo miedo de nada, de ningunas dificultades, de ningunos sufrimientos, temo solamente una cosa, es decir, ofenderte.  Oh Jesús, preferiría no existir que entristecerte.  Oh Jesús, Tu sabes que mi amor no conoce a nadie, solamente a Ti, en ti se ahogó mi alma.

 

572            (41)  Oh, qué grande debe ser el fervor de cada alma de este convento, si Dios desea morar con nosotras.  Que cada una tenga presente que si no somos nosotras, almas religiosas, las que intercedan con Dios, entonces ¿quién lo hará?  Que cada una arda como una victima pura de amor delante de la Majestad de Dios; pero para ser agradable a Dios, debe unirse estrechamente a Jesús; solamente con Él y por Él podemos agradar a Dios.

 

573            21 XII 1935.  Una vez el confesor [210] dijo que fuera a ver aquella casa, si era la misma que yo había visto en visión.  Cuando fui con mi confesor a ver la casa [211], o más bien las ruinas, con un solo vistazo reconocí que todo era igual a lo que había visto en visión.  Cuando toqué las tablas que estaban clavadas formando algo como una puerta, en el mismo instante, una fuerza como un relámpago penetró mi alma dándome (42) la certeza inquebrantable.  Me alejé rápido de aquel lugar con el alma llena de alegría; me parecía que alguna fuerza me clavaba en aquel lugar.  Me alegré mucho de ver una conformidad absoluta de esas cosas con las que había visto en la visión.  Cuando el confesor hablaba del arreglo de las celdas y de otras cosas, encontré todo idéntico a lo que me había dicho Jesús.  Me alegro grandemente de que Dios obre por él, pero no me sorprendo nada de que Dios le dé tanta luz, ya que en el corazón puro y humilde mora Dios que es la Luz Misma y todos los sufrimientos y todas las contrariedades existen para que se manifieste la santidad del alma.  Al regresar a casa, entré en seguida en nuestra capilla para descansar un momento, de repente oí en el alma estas palabras:  No tengas miedo de nada, Yo estoy contigo, estos asuntos están en Mis manos y los realizaré según Mi misericordia, y nada puede oponerse a Mi voluntad.

 

574      (43)                                                                                                Año 1935, Vigilia de Navidad

 

            Desde la primera hora mi espíritu estaba sumergido en Dios, su presencia me traspasó por completo.  Al anochecer, antes de cenar, entré un momento en la capilla para, a los pies de Jesús, compartir el “oplatek” con los que están lejos, a quienes Jesús ama mucho y a quienes yo agradezco mucho.  Mientras estaba compartiendo el “oplatek” en espíritu con cierta persona, oí en el alma estas palabras:  Su corazón es para Mí el paraíso en la tierra.  Cuando Salí de la capilla, en un solo momento me envolvió la omnipotencia de Dios.  Entendí cuánto Dios nos ama; oh, si las almas pudieran darse cuenta y comprenderlo aunque sólo en parte.

 

575                                                                                                                                     El día de Navidad

 

            La Misa de Medianoche.  Durante la Santa Misa vi nuevamente al pequeño Niño Jesús, extraordinariamente bello que con alegría tendía las manitas hacia mí.  (44)  Después de la Santa Comunión oí estas palabras:  Yo siempre permanezco en tu corazón, no solamente en el momento en que Me recibes en la Santa Comunión, pero siempre.  Viví estas fiestas en una gran alegría.

 

576            Oh Santa Trinidad, Dios eterno, mi espíritu se sumerge en Tu belleza; para Ti los siglos no son nada.  Tú eres siempre el Mismo.  Oh, qué grande es Tu Majestad.  Oh Jesús, ¿cuál es el motivo por el que escondes Tu Majestad, has abandonado el trono del cielo y estás con nosotros?  El Señor me contestó:  Hija Mía, el amor Me ha traído y el amor Me detiene.  Oh hija Mía, si tú supieras qué gran mérito y recompensa tiene un solo acto de amor puro hacia Mi, morirías de gozo.  Lo digo para que te unas a Mi constantemente a través del amor, porque éste es el fin de la vida de tu alma; este acto consiste en el acto de voluntad; has de saber que el alma pura es humilde; (45) cuanto te humillas y te anonadas ante Mi Majestad, entonces te persigo con Mis gracias, hago uso de la omnipotencia para enaltecerte.

 

577Una vez, cuando el confesor me dio por penitencia rezar un Gloria, eso me tomó mucho tiempo, mas de una vez empezaba y no llegaba a terminar, porque mi espíritu se unía a Dios y no lograba estar presente en mi misma.  En efecto, a veces, a pesar de mi voluntad, me envuelve la omnipotencia de Dios y estoy sumergida entera en Él por el amor y entonces no sé lo que pasa alrededor de mi.  Cuando dije al confesor que esta breve oración me ocupaba a veces muchísimo tiempo y que a veces no lograba rezarla, el confesor me mandó rezarla en seguida en el confesionario.  Sin embargo mi espíritu se sumergía en Dios y no lograba pensar lo que quería a pesar de hacer esfuerzos.  Entonces el confesor me dijo: Recítela conmigo.  (46)  Repetí cada palabra, pero mientras repetía cada palabra, mi espíritu se sumergía en la persona que nombraba.

 

578            Una vez, Jesús me dijo de cierto sacerdote que esos anos serian un adorno de su vida sacerdotal.  Los días de los sufrimientos parecen siempre mas largos, pero también ellos pasaran aunque lo hagan despacio, de manera que a veces nos parece que más bien van para atrás.  Pero su fin es cercano y después un gozo eterno e inexpresable.  La eternidad, ¿Quién puede concebir y comprender al menos esta palabra que proviene de Ti, oh Dios inconcebible, es decir, la eternidad?

 

579            Sé que las gracias que Dios me concede, a veces son exclusivamente para ciertas almas.  Este conocimiento me llena de un gran gozo; siempre me alegro del bien de otras almas como si lo poseyera yo misma.

 

580            (47) Una vez el Señor me dijo:  Me hieren más las pequeñas imperfecciones de las almas elegidas que los pecados de las almas que viven en el mundo.  Me entristecí mucho por el hecho de que Jesús padece sufrimientos a causa de las almas elegidas, y Jesús me dijo:  Estas pequeñas imperfecciones, no es todo; te revelaré el secreto de Mi Corazón, lo que sufro por parte de las almas elegidas:  la ingratitud por tantas gracias es el alimento continuo de Mi Corazón por parte del alma elegida.  Su amor es tibio, Mi Corazón no puede soportarlo; estas almas Me obligan a rechazarlas de Mí.  Otras no tienen confianza en Mi bondad y nunca quieren sentir la dulce intimidad en su corazón, pero Me buscan por allí, lejos y no Me encuentran.  Esta falta de confianza en Mi bondad es lo que mas Me hiere.  Si Mi muerte no las ha convencido de Mi amor, ¿qué es lo que las convencerá?  Muchas veces un alma Me hiere mortalmente y en tal caso nadie Me consolará.  (48)  Hacen uso de Mis gracias para ofenderme.  Hay almas que desprecian Mis gracias y todas las pruebas de Mi amor; no quieren oír Mi llamada, sino que van al abismo infernal.  Esta pérdida de las almas Me sumerge en la tristeza mortal.  En tales casos, a pesar de ser Dios, no puedo ayudar nada al alma, porque ella Me desprecia; disponiendo de la voluntad libre puede despreciarme o amarme.  Tú, dispensadora de Mi misericordia, habla al mundo entero de Mi bondad y con esto consolarás Mi Corazón.

 

581            Muchas mas cosas te diré cuando hables Conmigo en lo profundo de tu corazón; allí nadie puede impedir Mi actuar, es allí donde descanso como en un jardín cerrado.

 

582            El interior de mi alma es como un mundo grande y magnifico en el que vivimos Dios y yo.  Fuera de Dios nadie más tiene acceso a él.  Al comienzo de mi vida con Dios (49) me llenaba el temor y la ceguedad.  Su resplandor me cegó y pensaba que Él no estaba en mi corazón, sin embargo eran los momentos cuando Dios trabajaba en mi alma y el amor se hacia cada vez mas puro y mas fuerte; y el Señor llevo mi voluntad a la mas estrecha unión son su santa voluntad.  Nadie puede entender lo que estoy viviendo en este magnifico palacio de mi alma donde estoy continuamente con mi Amadísimo.  Ninguna cosa exterior perturban mis relaciones con dios; aunque usara las palabras más fuertes, no expresaría ni una sombra de cómo mi alma está embriagada de felicidad y de amor inexpresable, tan grande y tan puro como la fuente de la que brota, es decir, Dios mismo.  El alma es totalmente embebida de Dios, lo siento físicamente y el cuerpo participa en este gozo; aunque sucede que las inspiraciones de Dios son diversas en la misma alma, sin embargo provienen de la misma fuente.

 

583            (50) En una ocasión vi a Jesús sediento y a punto de desfallecer, y me dijo:  Tengo sed.  Cuando le di agua al Señor, la tomó, pero no la bebió y desapareció inmediatamente; estaba vestido como durante la Pasión.

 

584            Cuando contemplas en el fondo de tu corazón lo que te digo, sacas un provecho mucho mayor que si leyeras muchos libros.  Oh, si las almas quisieran escuchar Mi voz cuando les hablo en el fondo de sus corazones, en poco tiempo llegarían a la cumbre de la santidad.

 

585            8 I 1936.  Cuando fui a ver al arzobispo [212] y le dije que el Señor exigía de mi que rogara impetrando la Divina Misericordia para el mundo, y que surgiera una Congregación que implorase la Divina Misericordia para el mundo, le rogué que me diera la autorización para todo esto que Jesús quería de mi, el arzobispo (51) me contestó con estas palabras:  En cuanto a las plegarias, hermana, le doy permiso e incluso la animo a rogar lo máximo posible por el mundo e impetrar por él la Divina Misericordia, porque todos necesitamos la misericordia y seguramente tampoco el confesor le impide, hermana, rogar según esta intención.  Y en cuanto a la Congregación, pues, espere un poco, hermana, que las cosas se pongan un poco mas favorables; esta obra en si es buena, pero no se debe tener prisa; si tal es la voluntad de Dios, tarde o temprano, se realizará.  ¿Por qué no?, después de todo existen tantas otras Congregaciones, pues también ésta surgirá, si Dios lo quiere.  Esté completamente tranquila.  Jesús puede todo; procure una estrecha unión con dios y esté de buen ánimo.  Estas palabras me llenaron de gran alegría.

 

586            Al alejarme del arzobispo, oí en el alma estas palabras:  Para confirmar tu espíritu (52) hablo por medio de Mis suplentes de acuerdo a lo que exijo de ti.  Pero debes saber que no siempre será así; te contradecirán en muchas cosas y a través de esto se manifestará Mi gracia y que esta obra es Mía, pero tu no tengas miedo de nada, Yo estoy siempre contigo.  Has de saber también, hija Mía, que todas las criaturas, sepan o no sepan, quieran o no quieran, siempre cumplen Mi voluntad.

 

587            Una vez, vi de repente al Señor Jesús en una gran Majestad y me dijo estas palabras:  Hija Mía, si quieres, en este momento creo un mundo nuevo más bello que éste y pasarás en él el resto de tus días.  Contesté:  No quiero ningún mundo, yo Te deseo a Ti, oh Jesús, deseo amarte con el amor con que Tú me amas; Te ruego una cosa:  Haz mi corazón capaz de amarte. (53)  Me sorprende mucho, Jesús mío, que hagas tal pregunta, porque en realidad ¿qué haría yo con estos mundos aunque me los des por millares?  ¿Qué provecho tendría?  Tu sabes bien, Jesús, que mi corazón muere de nostalgia por Ti; todo lo que está fuera de Ti, para mi no es nada.  En aquel momento no vi nada mas, pero una fuerza envolvió mi alma y un extraño fuego se incendio en mi corazón, y entré en una especia de agonía por Él; entonces oí estas palabras:  A ningún alma Me uno tan estrechamente y de este modo como a ti y esto por la profunda humildad y el amor ardiente que tienes por Mi.

 

588            Una vez oí en mi interior estas palabras:  Percibo cada latido de tu corazón; has de saber, hija Mía, que una mirada tuya hacia alguien Me heriría (54) mas que muchos pecados cometidos por otra alma.

 

589            El amor expulsa el temor del alma.  Desde que amé a Dios con todo mí ser, con toda la fuerza de mi corazón, desde entonces cedió el temor y aunque me digan no sé qué de su justicia, no le tengo miedo en absoluto, porque lo conocí bien:  Dios es el Amor y su Espíritu es la paz.  Y ahora veo que mis obras que surgieron del amor son más perfectas que las obras que cumplí por temor.  He puesto mi confianza en Dios y no tengo miedo de nada, me he entregado totalmente a su santa voluntad; que haga de mi lo que quiera y yo, de todas maneras, Lo amaré siempre.

 

590            Cuando recibo la Santa Comunión, pido y suplico al Salvador que sane mi lengua para que nunca ofenda el amor del prójimo.

 

591            (55)  Oh Jesús, Tu sabes cuán ardiente es mi deseo de esconderme para que nadie me conozca, excepto Tu dulcísimo Corazón.  Deseo ser una violeta pequeñita escondida entre las hierbas, desconocida en un magnifico jardín cerrado, donde crecen esplendidas rosas, y lirios.  La bella rosa y el maravilloso lirio se dejan ver desde lejos, pero para ver la violeta pequeña hay que encorvarse mucho, sólo su perfume permite descubrirla.  Oh, cuanto me alegro de poder esconderme así.  Oh mi Esposo divino, para Ti son la flor de mi corazón y el perfume del amor puro.  Mi alma se ha ahogado en Ti, Dios eterno, desde el momento en que Tu Mismo me has atraído hacia Ti; oh Jesús

592            mío, cuanto más Te conozco, tanto mas ardientemente Te deseo.  Conocí en el Corazón de Jesús, que para las almas elegidas en el cielo mismo hay otro cielo al que no todos tienen acceso sino solamente las almas elegidas.  Una felicidad inconcebible en la que será sumergida el alma.  Oh Dios mío, es que no logro describirlo ni siquiera en una mínima parte. (56) Las almas están penetradas por su divinidad, pasan de claridad en claridad, luz inmutable, pero nunca monótona, siempre nueva, y que no cambia nunca.  Oh Santa Trinidad, déjate conocer a las almas.

 

593            Oh Jesús mío, no hay nada mejor para un alma que las humillaciones.  En el desprecio está el secreto de la felicidad; cuando el alma llega a conocer que es una nulidad, la miseria personificada y que todo lo que tiene de bueno en si misma, es exclusivamente don de Dios, cuando el alma ve que todo lo que tiene en si le ha sido dado gratuitamente y que de si tiene solamente la miseria, esto la mantiene continuamente humilde delante de la Majestad de Dios y Dios, viendo tal disposición del alma, la persigue con sus gracias.  Cuando el alma se hunde en el abismo de su miseria, Dios hace uso de su omnipotencia para enaltecerla.  Si hay en la tierra un alma verdaderamente feliz, ésta es solamente (57) un alma verdaderamente humilde.  Al principio el amor propio sufre mucho a causa de eso, pero si el alma enfrenta valerosamente repetidos combates, Dios le concede mucha luz en la que ella ve lo miserable y engañoso que es todo.  En su corazón esta solamente Dios; un alma humilde no confía a si misma, sino que pone su confianza en Dios.  Dios defiende al alma humilde y Él Mismo se introduce en las cosas de ella y entonces el alma permanece en máxima felicidad que nadie puede comprender.

 

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