¡Dios te salve María!
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ViveTuFeCatolica Reunión Sábado 31 de Octubre de 2009 Tema: San Juan Bosco Exponente: Bosco7591
Bueno, hoy vamos a hablar de San Juan Bosco, ese gran santo, fundador de los salesianos, a cargo de la exposición Juan (bosco7591). Lo primero una oración para encomendarnos a Dios, he pensado que como hoy es una noche tan nefasta en relación a que esta noche es halowing o como se diga, esta noche va a haber muchos satanistas haciendo de las suyas y seguro habrán sacrilegios y cosas horribles, pues es la oración a san miguel arcángel. San Miguel Arcángel defiéndenos en la batalla se nuestro amparo frente a las perversidades y acechanzas del demonio ¡Reprímale Dios! pedimos suplicantes y tu príncipe de la milicia celestial arroja a los infiernos con el divino poder, a satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén y para la reparación de los sacrilegios tengo otra que siempre rezo, es la oración del ángel a Jacinta. Señor mío yo creo y espero en vos. Os amo y os adoro. Os pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni os aman ni os adoran Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad Os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la Tierra, como reparación por los sacrilegios, ultrajes e indiferencias con que el mismo es ofendido. Y por los infinitos méritos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pecadores. amén. Bien pues Juan ya puedes empezar. Bosco7591-Juan dice: Empiezo ya, amigos: Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en un rincón del Piamonte conocido por I Becchi, una casa de campo cercana al pueblo de Castelnuovo, en la comarca de Asti. El Piamonte era todavía entonces un Reino independiente, en una Italia que no estaba constituida como Estado; la capital era Turín. Eran aquellos tiempos difíciles de posguerra. Los ejércitos franceses habían saqueado la comarca durante aquellos últimos años en nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Miseria, hambre y desesperación habían sido la herencia de la ambición napoleónica sobre Europa. Los padres de Juan, Francisco Bosco y Margarita Occhiena, eran sencillos campesinos que vivían de su trabajo, personas de fe, que confiaban en la Providencia divina. A los dos años murió el padre. Su madre, puesta su confianza en Dios, afrontó valiente la situación, en un momento en que el hambre se apoderaba de los pueblos y sus gentes morían por los caminos con la boca llena de hierba inútil. Mamá Margarita fue la persona que más influyó en Juan Bosco. Mujer exigente y afectuosa, dotada de una gran intuición pedagógica, educó a su hijo en el trabajo, en el conocimiento de Dios y en la vivencia de su presencia amorosa y providente. En medio de las terribles penurias, Margarita, viuda pobre con tres hijos, elevaba sus ojos a Dios, con esperanza y agradecimiento. Este modo de hacer confiado y emprendedor ante cualquier dificultad, fue decisivo para la formación de Juan. Él tenía un temperamento espléndido, que miraba al mundo con ojos llenos de sabiduría, y se dedicaba apasionadamente a todo lo que llamaba su atención. A los nueve años tuvo un sueño que le marcó el resto de su vida. Se vio en medio de un campo, cerca de casa, próximo a un agrupo de niños que juegan y se divierten Pero entre ellos hay algunos que se insultan y pelean. Juan intenta calmarlos a base de gritos y golpes. De repente, aparece Jesús en forma de un hombre atractivo que le dice: “No con golpes, sino con amor y paciencia los harás tuyos y serán tus amigos, y podrás enseñarles a huir del pecado y a obrar la virtud”. Lleno de confusión, Juan contesta que un chico ignorante como él es incapaz de educar a aquellos mozalbetes. El hombre le indica la maestra que le enseñará la obediencia y la adquisición de la ciencia verdadera: María, su propia madre. Esta, a su vez, mostrándole al grupo de chicos le dice: “He aquí tu campo de misión. Sé fuerte, humilde y robusto”. Juan, siempre en sueños, rompe a llorar sin entender nada. Entonces María le coloca su mano sobre la cabeza y le dice: “Cuando se la hora, lo entenderás todo”. Años después, ya adulto, Don Bosco relacionará este sueño con su vocación educativa de la juventud. UN CAMINO QUE IRÁ HACIA DELANTE: En esta época empieza a entretener a jóvenes y adultos durante las largas tardes de los domingos de invierno en el campo. Acababa de aprender a leer, y también –llevado por sus cualidades de simpatía y de fácil relación- a hacer juegos de manos. Aquellas tardes, con el vecindario reunido en algún establo del lugar, el joven Juan entretenía a su auditorio con algunos juegos y con cuentos y lecturas de los libros de caballería. Todo terminaba con el rezo del Avemaría y las oraciones de la noche. Va creciendo en él poco a poco la vocación sacerdotal. Observa por las calles a lo sacerdotes de los pueblos que, entregados con celo a su tarea, no obstante no tenían un trato familiar con los chicos. Sólo trataban a los adultos. “Si yo fuera sacerdote, lo haría de forma distinta. Me acercaría a los niños y a los jóvenes para charlar con ellos y darles buenos consejos”. Juan, cuando tiene catorce años, conoce a don Calosso, viejo párroco de un pueblecito vecino. Encuentra en él a un buen amigo del alma. Don Calosso, conocedor de su vocación sacerdotal, empieza a enseñarle la gramática latina e italiana. Se convierte además en su buen maestro espiritual. Juan le abre su corazón y él le enseña a sacar provecho de los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación, y le enseña a hacer cada día un rato de oración personal. Serán los fundamentos de su formación espiritual. Un año después, Juan Bosco quien hasta entonces no había podido frecuentar la escuela por motivos familiares y por la distancia, se traslada primero a Castelnuovo y después a Chieri, y mientras trabaja como aprendiz de diferentes oficios, asiste a clase con compañeros más jóvenes que él. Su memoria y su despierta inteligencia hacen que adelante rápidamente y, en pocos años, adquiere el nivel propio de su edad. Durante su estancia en Chieri, Juan se convierte en el líder de sus compañeros de escuela y de diversión, gracias a su simpatía, su facilidad con el estudio y su honestidad. Funda con ellos la Sociedad de la Alegría, que tiene por base estas dos reglas 1. evitar todo aquello que no es conforme al Evangelio 2. responsabilidad en el estudio y en la vida cristiana. Los miembros de esta sociedad se reunían para estudiar juntos, para asistir a la catequesis y a la misa, y –sobre todo- para divertirse con juegos, historietas y lecturas de aventuras. En esa época, Juan alcanza fama entre sus compañeros y los vecinos de Chieri por su habilidad en los juegos de manos y de prestidigitación, así como en las carreras y saltos. Logra, incluso, ganar una apuesta a un saltimbanqui profesional. El corazón de educador se va formando lentamente en el joven Juan Bosco y aprende a ganarse a todos, compañeros y profesores. A los veinte años, acabados sus estudios básicos y preuniversitarios, se plantea qué hacer en el futuro. Tiene clara su vocación sacerdotal, pero ¿dónde? ¿Cómo sacerdote diocesano o como fraile? Después de reflexionarlo durante un tiempo, decide entrar en el convento de san Francisco de la ciudad de Chieri. Pero no queda tranquilo y su espíritu inquieto le hace soñar de noche: una voz le increpa “Dios te prepara para otras mieses”. Lo consulta con un sacerdote, pariente de un amigo suyo, y decide por fin ingresar en el seminario diocesano de Chieri. En el otoño de 1835 Juan Bosco viste la sotana de clérigo. En tal ocasión su madre le hace esta reflexión: “Mi querido Juan, ahora vistes el hábito sacerdotal y eso me hace muy feliz; pero recuerda que no es el vestido lo que te honrará sino el estilo de tu vida. Si en alguna ocasión dudas de tu vocación, quítate esta ropa antes de deshonrarla. Prefiero tener un hijo labrador que no un hijo que sea un sacerdote indigno”. Gracias a su maña en diferentes oficios de los que había sido aprendiz, ayuda a sus compañeros a la hora de coser la sotana, arreglar zapatos, o construir juegos de madera. Y observa con tristeza cómo los profesores del seminario no son cercanos a los jóvenes estudiantes, sino que se mantienen alejados y reservados. Esto aviva en él de nuevo el deseo de ser sacerdote para estar en medio de los jóvenes, para ayudarles en todo. Durante sus vacaciones de verano, ayudaba a los de casa en los trabajos del campo o fabricando muebles sencillos de madera. Seguía reuniendo a los muchachos de las casas de campo de los alrededores para enseñarles el catecismo y también a leer y a escribir. Empezó a predicar, con el permiso del párroco, en las fiestas litúrgicas del verano por las parroquias de la comarca. Fue entonces cuando aprendió a hablar a la gente sencilla con un lenguaje sencillo también, lección que le acompañará a lo largo de toda su vida cuando catequice a los muchachos, escriba libros de instrucción cristiana o predique a los adultos. El año 1841 es uno de los más importantes en la vida de Juan Bosco. Acaba los estudios teológicos y es ordenado diácono y presbítero. A finales de este mismo año iniciará, de forma todavía tímida, lo que será, años más tarde, la Obra Salesiana. El sábado 27 de marzo recibe el diaconado, y pocos meses después, el 5 de junio, vigilia aquel año de la fiesta de la Santísima Trinidad, el presbiterado. Se marca todo un proyecto de vida en los días de retiro que preceden a su ordenación: “El sacerdote no va solo al cielo o al infierno; va acompañado de las personas que ha ayudado o a las que ha escandalizado. Por eso: 1. Me apartaré de todo aquello que me distraiga de mi vocación sacerdotal; 2. Trabajaré sin descanso a favor del Evangelio; 3. Lo haré todo con la paciencia y la dulzura de san Francisco de Sales; 4. Cada día dedicaré un tiempo a la oración personal; 5. Me mantendré siempre disponible a los demás, sobre todo en lo referente a la educación de la fe”. Ahora ya no es Juan Bosco, o simplemente Bosco, como le llamaban los compañeros del seminario, sino Don Bosco. Deja el seminario y empieza una nueva etapa en su vida. Años más tarde escribirá: “El día en que tuve que dejar el seminario fue uno de los más tristes. Los profesores me querían y siempre me habían dado pruebas de auténtico aprecio… …También apreciaba en gran manera a mis compañeros; puede decirse que vivía para ellos y ellos para mí. Si alguno necesitaba afeitarse o hacerse la coronilla en la cabeza, lo pedía a Bosco; si otro necesitaba arreglar el bonete o coserse la sotana, lo pedía a Bosco. Por todo ello me resultó sumamente dolorosa aquella despedida… …Dejaba un lugar en el que había vivido seis años, en el que había recibido educación, conocimientos, formación eclesiástica, y todas las muestra de bondad y de cariño que se puedan desear”. La ordenación fue acompañada por una serie de primeras misas y de fiestas en su pueblo y en los pueblos vecinos en los que el joven Juan había jugado y trabajado. Todos aquellos mozos que habían recibido sus enseñanzas y que con él se habían divertido durante sus vacaciones veraniegas, ahora le felicitaban porque era un cura de los suyos. Aquel verano, ya sacerdote, dedicó su estancia en su pueblo a celebrar la Eucaristía, a predicar, a visitar enfermos...pero, sobre todo, a enseñar el catecismo a niños y jóvenes, a hablarles, a entretenerles con juegos. De tal forma que iba siempre por la calle rodeado de un buen grupo de muchachos contentos de estar con su sacerdote. DON BOSCO, SACERDOTE: Pasado el verano le ofrecieron diversas responsabilidades. Pero él, aconsejado por su amigo y confesor, el sacerdote don Cafasso, vivió y estudió en el Colegio Eclesiástico de Turín, en el que los jóvenes sacerdotes que lo deseaban, podían continuar sus estudios tres años más. Al tiempo que se ejercitaban en la pastoral por las parroquias, escuelas y hospitales de la capital del Piamonte, profundizaban la teología y la moral cristiana. Dirá años más tarde Don Bosco: “Allí aprendíamos a ser sacerdotes”. Don Cafasso acompaña al joven sacerdote a las prisiones de Turín, en donde Don Bosco experimenta la maldad humana y queda impresionado al comprobar la cantidad de chicos de doce a dieciocho años, sanos, robustos e inteligentes, que allí se hallaban ociosos, en condiciones infrahumanas, dejados de la mano de Dios y de los hombres. Muchos de ellos salían de aquel lugar, cumplida la condena, con el propósito firme de iniciar una vida mejor, pero la mayoría recaían al no encontrar la ayuda necesaria. Don Bosco recapacita: “¿Quién sabe si estos muchachos, de encontrar un amigo que les ayudare, les enseñara y les formara cristianamente, no se verían libres de esta vida?”. Hemos de tener presente que en 1841 Turín está sufriendo los efectos de la primera revolución industrial, que provoca compactas olas de inmigración, sobre todo juvenil, de la zona rural depauperada por las guerras y las malas cosechas, a la ciudad. Estos jóvenes se encuentran solos, sin familia, durmiendo por la calle, en trabajos más remunerados y en situaciones de verdadera explotación infantil Adolescentes y jóvenes sin instrucción ninguna, obligados a trabajar todos os días de la semana, en manos de patrones sin escrúpulos. La mayoría abandonaba la práctica religiosa, y muchos de ellos, obligados por la necesidad y a menudo por el hambre se veían empujados a delinquir. Algunos miembros de la burguesía, impulsados por la caridad cristiana o por la filantropía, se planteaban el problema de las clases populares explotadas por la situación social; algunos sacerdotes en Milán, Turín y otras ciudades preindustriales buscaban soluciones y se acercaban a los jóvenes. El joven sacerdote Juan Bosco se encuentra entre ellos. Cuando todavía llevaba pocas semanas en el Colegio Eclesiástico tiene lugar un encuentro que marcará su futuro. El día de la fiesta de la Inmaculada de aquel año 1841, estaba revistiéndose con los ornamentos litúrgicos para celebrar la misa en la iglesia de san Fracisco, cuando el sacristán, viendo a un chico que por allí pasaba le invitó a que ayudara como monaguillo en aquella celebración. El muchacho se excusó porque no sabía ayudar a misa. Enfadado el sacristán lo echó fuera a patadas. Don Bosco, dolido por la escena, llamó al chico, que se llamaba Bartolomé Garelli, y le invitó a que asistiera a la celebración. Acabada la misa, de nuevo en la sacristía, le preguntó si ya había hecho la primera comunión, si se había confesado alguna vez, si asistía a la catequesis. Llegado a este punto, el muchacho contestó: “Me gustaría pero no me atrevo, porque mis compañeros saben el catecismo y yo no, aunque soy mayor que ellos; me avergüenza ir”. “Si yo te enseñara catecismo aquí, ¿vendrías?”, le preguntó de nuevo. “Con mucho gusto vendría, siempre y cuando no me vuelvan a pegar”. “Estáte tranquilo –le replicó Don Bosco- nadie volverá a pegarte: serás mi amigo y estaremos tú y yo solos. ¿Quieres que empecemos ahora mismo la catequesis?”. A este primer muchacho, se le unieron al domingo siguiente otros, y después otros. Durante aquel invierno Don Bosco fue recogiendo aprendices que llegaban de los pueblos del Piamonte a Turín buscando trabajo en la nueva ciudad industrial que crecía de día en día. También se ocupa de la visita de las prisiones, con don Cafasso, y de invitar a los que salen de ellas para que frecuenten el grupito de los que se reunían cada día festivo en la capilla de San Francisco. Descubrió entonces que los jóvenes delincuentes si hallan una mano amiga que se preocupe por ellos, les proporcione enseñanza y formación, les ayude a encontrar trabajo y les visite cada semana, recuperaban fácilmente una vida honrada, superando el pasado y llegando a ser buenos cristianos y honestos ciudadanos. Éste es el origen de la Obra de Don Bosco a favor de la juventud necesitada, que se llamará en aquella época el Oratorio de San Francisco de Sales. San Francisco de Sales, obispo de Ginebra en el siglo XVII era presentado a los seminaristas de la época como modelo de sacerdote, por su celo apostólico en medio de grandes dificultades, y por su carácter amable, paciente y dialogante. Don Bosco había aprendido a imitarle y a seguir su ejemplo en la época de seminarista. De hecho, en sus propósitos de cara a la ordenación sacerdotal este figuraba de forma explícita. Su obra entera la pondrá bajo el patrocinio de este santo pastor. Don Bosco elige su campo e trabajo entre los jóvenes delincuentes salidos de la prisión, pero sobre todo entre los pre-delincuentes a quienes prodiga sus atenciones educativas para evitarles la experiencia de pasar por la cárcel: peones, limpiachimeneas, aprendices de albañil y de los oficios más variados pasarán por el Oratorio de Don Bosco. Aquel Oratorio se organizaba los días festivos, cuando decenas de muchachos se reunían a la puerta de una iglesia determinada para asistir a la misa que celebraba Don Bosco. A . continuación se iba a un prado de las afueras de la ciudad en donde se organizaban los juegos más variados para entretener a aquel grupo de mozalbetes, con ganas de correr, saltar y gritar. Por la tarde, después de comer y de jugar otro rato, se ensayaban cantos, se procedía a dar una catequesis apropiada para ellos y entretenida, seguida de una breve oración. Después se distribuían algunos premios o regalos entre todos, o a suertes. Y se les despedía hasta el domingo o la fiesta siguiente. Durante la semana Don Bosco visitaba a sus muchachos en sus lugares de trabajo. Ellos, sin padres ni parientes, estaban contentos de tener un amigo que se preocupaba y les visitaba. Es fácil imaginar que aquel jolgorio molestara a los vecinos y preocupara, incluso, a las autoridades que, en una época socialmente muy inquieta, temían una revolución obrera o juvenil. Don Bosco se hizo sospechoso y era vigilado por la policía. Hasta fue acusado de locura por otros sacerdotes debido a sus sueños de entregarse a la educación de los jóvenes aprendices. El domingo de Pascua de 1846, 12 de abril, Don Bosco inaugura una capillita que había adaptado en una casa medio abandonada alquilada a la familia Pinardi unos días antes, en las afueras de Turín, en una zona llamada Valdocco. ¡El Oratorio tiene ya por fin un lugar propio y estable donde reunirse! Pero le hacen falta ahora libros de texto para enseñar a aquellos chicos, no sólo la formación cristiana básica, sino también la historia, la aritmética...Y Don Bosco roba horas a su descanso nocturno para escribir aquellos libros para sus muchachos. El agotamiento, el estrés diríamos hoy, se produce finalmente, a pesar de ser de constitución atlética y robusta. Don Bosco cae enfermo a principios de julio y está a punto de morir: le administran el sacramento de la unción de los enfermos. Sus amigos, los chicos del Oratorio, se pasan los días orando por su salud. Se recupera, al cabo de una semana ya se halla fuera de peligro. En oraciones de sus muchachos, desde entonces su vida entera estaría dedicada a ellos. Se ha de tomar unas largas vacaciones y marcha a su pueblo, a casa de su madre. Allí, la vida del campo, la compañía de su madre, de su hermano José y de sus sobrinos, le ayudan a recuperar totalmente las fuerzas y hacer nuevos planes de futuro. DON BOSCO, EDUCADOR Y FUNDADOR DE UNA FAMILIA RELIGIOSA: Totalmente restablecido, a inicios de noviembre de 1846 pide a su madre que le acompañe a Turín y se quede a vivir con él para ser la madre de aquellos chicos huérfanos de padres de afecto y de educación. A su madre, Margarita, le cuesta irse a una casa que no es la suya y a una ciudad donde nadie la conoce. Pero acepta, con gran disponibilidad, y parte con su hijo a establecerse en la casita de Valdocco, a medio arreglar: “En el pueblo todo eran preocupaciones para disponer y administrar; aquí, contigo, estaré más tranquila, sin nadie a quien mandar ni dinero que gastar” –dice bromeando, al llegar En aquella casita, Don Bosco empieza alojar a algunos chicos. Les ofrece una cama y un plato, les busca trabajo, y, por la noche y los días festivos, les enseña a leer y a escribir y les da formación religiosa. Además Margarita ejerce de madre: les lava y les cose la ropa, les da buenos consejos, o les riñe si es necesario. Poco a poco los internos aumentan y hay que ampliar la casa. Acaba comprándola, junto con otros terrenos vecinos, para poder construir nuevas habitaciones, aulas y talleres en donde les enseña oficios que él había aprendido de joven: sastre, albañil, zapatero y otros Dada la afluencia de chicos de toda la ciudad, con la ayuda de otros colaboradores Don Bosco abrió otros dos oratorios en Turín: el de San Luis (1847), y el del Santo Ángel (1849). Ya que aumenta el número de los internos y de aquellos que acuden los días festivos desde toda la ciudad a pasar el día con Don Bosco, la capilla de la casita Pinardi queda demasiado pequeña. Por esta causa emprende la tarea de construir una iglesia al lado de la casa. La dedicará su modelo en el apostolado juvenil, San Francisco de Sales. Transcurre el mes de junio de 1852. Años después, tendrá que construir una iglesia mayor, un auténtico santuario mariano dedicado a María, la auxiliadora de los cristianos. Don Bosco, desde buen principio, contó con la ayuda de colaboradores, sacerdotes y seglares: don Cafasso, don Borel, algunos seminaristas, y algunos de los chicos mayores que habían crecido a su lado. Pero no podía contar con estas personas del todo y para siempre. Algunos amigos y admiradores, como eran Mons. Fransoni, arzobispo de Turín, los ministros Ratazzi y Cavour, del Gobierno del Piamonte, y el mismo Papa Pío IX, le aconsejaban que fundara una asociación religiosa par asegurar la cohesión de los diferentes oratorios y la continuidad de su obra. Al mucho trabajo que ya llevaba entre manos, como era la organización de los oratorios, o la construcción de nuevos edificios, o la atención de los internos que ya pasaban del centenar, o la publicación de la colección de libros destinados a la formación cristiana de las clases populares, llamada Lecturas Católicas, iniciada el 1853...debía añadir ahora la selección y formación de los colaboradore No eran tiempos fáciles. La agitación liberal promovía un espíritu contrario a las congregaciones religiosas. L. as guerras de la unidad italiana provocaban una gran desbandada de seminaristas y frailes. Los sucesivos gobiernos piamonteses mantenían una política de expoliación de las propiedades eclesiásticas. Don Bosco se hallaba entre dos aguas: por un lado, superada ya la sorpresa inicial cuando se le creyó un loco y un revolucionario, se ganó el aprecio de las autoridades civiles y eclesiásticas por su labor social y educativa; por el otro la política antieclesiástica hacía que su sueño apareciera como algo arriesgado y condenado al fracaso. Cuarenta años después, al final de su vida, reconocerá que de haber conocido de antemano todas las dificultades que comportaba la fundación de una nueva congregación religiosa, no se hubiera sentido con fuerzas para llevarla a término. Ya desde 1849 Don Bosco reunía a los jóvenes mayores, entre los que descubría un brote de vocación sacerdotal, y les iba preparando, haciéndoles compartir la responsabilidad educativa de los oratorios. Muchos le fueron dejando, pero otros se quedaron con él El 26 de enero de 1854 propone a cuatro de ellos realizar una experiencia temporal de cariz pastoral y educativo con los chicos bajo la advocación de San Francisco de Sales, con la posibilidad de comprometerse más delante de una forma estable. Desde aquel día son llamados salesianos los miembros de aquel grupo íntimo de colaboradores. A partir de marzo del año siguiente, algunos de aquellos jóvenes, y otros que se han ido añadiendo, se van comprometiendo de forma estable ya con Don Bosco. La Sociedad de San Francisco de Sales, o Congregación Salesiana, empezará a existir, propiamente, el 18 de diciembre de 1859. Don Bosco y diecisiete colaboradores más se comprometen a formar una comunidad estable, dedicada a la educación y a l Entre ellos escogen como Superior a Don Bosco. Seis meses más tarde, cuando ya son veintiséis, presentan un proyecto de Constituciones al arzobispo Fransoni para su aprobación canónica. En el momento de la aprobación definitiva de las mismas, el 1874, la joven Congregación cuenta con 330 salesianos y dieciséis comunidades repartidas por todo el norte de Italia y el sur de Francia. Don Bosco se dedicaba a la juventud masculina. En aquella misma época, en un pueblecito del sur del Piamonte, Mórense, el párroco Domingo Pestarino y un grupo de jóvenes muchachas que formaban la Unión de María Inmaculada, habían abierto un taller en donde se enseñaba a coser a las chicas de la población, y las formaban cristianamente. Don Pestarino conoció a Don Bosco y se hizo salesiano, permaneciendo en Mórense como párroco. En octubre de 1864 Don Bosco visita Mórense, invitado por don Pestarino, y conoce aquel grupo de jóvenes educadoras. Con la idea de fundar un Instituto femenino dedicado a la educación e las chicas, Don Bosco les propone que empiecen a vivir en común. Será el origen de las Hijas de María Auxiliadora, o Salesianas. El 5 de agosto de 1872, 7 quince de aquellas muchachas, encabezadas por María Mazzarello, que pocos meses antes había sido elegida Superiora de la comunidad, profesan como religiosas del nuevo Instituto. Don Bosco había deseado, ya desde su época de seminario, ir a las misiones, y mientras estaba en el Colegio Eclesiástico estuvo a punto de hacer las maletas para marchar a tierras lejanas. Pero don Cafasso lo disuadió para que continuara su labor pastoral y educativa entre los jóvenes obreros de Turín. A petición del cónsul argentino, el año 1875 organizó la primera expedición misionera que fue a establecerse en Buenos Aires, a trabajar con los numerosos inmigrantes italianos que allí residían. De Buenos Aires pasaron más tarde los Salesianos a la Patagonia y después a la Tierra del Desde entonces cada año ha habido una expedición misionera de salesianos y salesianas que han ido fundando misiones por todos los continentes para continuar la labor pastoral y educativa de Don Bosco entre los jóvenes más necesitados de todos los pueblos. EL ESPÍRITU SALESIANO VIVIDO POR DON BOSCO: Don Bosco no es el único que toma a san Francisco de Sales como modelo de vida cristiana y maestro de espiritualidad. También las monjas de la Visitación, o Salesas, lo tienen como patrón. Desde los años de su estancia en el seminario, Don Bosco se inspira, no tanto en los escritos del santo obispo de Ginebra, como en su carácter y en su celo apostólico, y lo aplicará a la misión de la educación de la juventud necesitada de las barriadas obreras de Turín. El espíritu salesiano vivido por Don Bosco se caracteriza por una visión optimista y humanista de la tarea educativa. Todo joven, por estropeado que pueda parecer, es capaz de crecer y de construirse como persona. Corresponde a su educador saber encontrar el punto desde el cual llegar a su corazón y empezar la labor educativa. Se caracteriza por un modo de hacer alegre. Don Bosco ve en la alegría la manifestación de la felicidad que aporta el Evangelio de Jesús. No son las muchas oraciones las que hacen al cristiano, sino la alegría que irradia porque lleva el tesoro del evangelio dentro de sí. Otra característica importante es el sentido de la responsabilidad. Don Bosco aconseja en numerosas ocasiones que para “alcanzar la santidad” es necesario empezar haciendo bien las cosas de cada día, cumpliendo bien los deberes de cada uno, a fin de llegar a ser buenos cristianos y honestos ciudadanos. En la espiritualidad de Don Bosco cuenta mucho la presencia de María. La invoca a menudo con la advocación de auxiliadora de los cristianos, porque está convencido de la presencia maternal de María en toda su obra y, sobre todo, en la labor educativa a favor de los jóvenes más necesitados. A María Auxiliadora dedica el santuario que construye en Turín y a ella confía el Instituto religioso femenino que lleva su nombre. El estilo educativo de Don Bosco parte del trato asiduo y dialogante del educador con los jóvenes. La convivencia diaria facilita la transmisión de valores y la educación de los chicos. La educación salesiana se hace partiendo de la amistad, de un diálogo cordial y afectuoso. En la educación salesiana no tienen sentido los castigos, es a partir del afecto que se corrige y se educa a la persona en su totalidad, afectando a su personalidad, a su integración en la sociedad y en su apertura a la trascendencia. En Don Bosco el sacramento de la Eucaristía y de la Reconciliación tienen un valor pedagógico indispensable. La mete la educación es “alcanzar la santidad”, esto es, llegar a ser cristianos auténticos, hombres y mujeres que sepan vivir el evangelio cada día, con responsabilidad y alegría, comprometidos en la vida civil y eclesial. PADRE Y MAESTRO DE LA JUVENTUD: Don Bosco se mantuvo activo hasta los últimos momentos de su vida. El mes de abril de 1883 visita París donde es recibido con fama de santo; igualmente en abril de 1886 pasa un mes entero en Barcelona donde predica, realiza varias curaciones, y parte también con fama de santo. Morirá el 31 de enero de 1888 en Turín, después de guardar cama durante un mes, totalmente totalmente agotado. Había consumido toda su vida a favor de los jóvenes obreros de Turín y del mundo. Don Bosco es declarado santo por Pío XI en 1934. En la ciudad de Turín habían convivido y habían trabajado juntos un buen grupo de santos que supieron vivir y testimoniar el evangelio entre los coetáneos de la sociedad pre-industrial: san José Cafasso, san Cottolengo, el beato Luis Guanella (fundador del Instituto de la Divina Providencia). Alumnos de Don Bosco que han sido reconocidos por la Iglesia son: Santo Domingo Savio, los santos protomártires Versiglia y Caravario y los beatos Miguel Rúa, Luis Orione, Felipe Rinaldi... Con el tiempo, Don Bosco es venerado como patrón la Formación Profesional y de los jóvenes aprendices, de la cinematografía, de Brasilia, de la Patagonia...y es declarado Padre y Maestro de la Juventud por Juan Pablo II en el año 1988, con motivo del centenario de su muerte. PENSAMIENTOS DE DON BOSCO La ayuda de Dios no falta cuando se trabaja de veras y con fe. El demonio tiene miedo a la gente alegre. Haz que todos los que hablan contigo se hagan amigos tuyos. Trata de hacerte querer más que temer. Preocúpense especialmente de los enfermos , de los niños , de los ancianos y de los pobres , y ganarán la bendición de Dios y la benevolencia de los hombres. El amor da fuerzas para soportar las fatigas , los disgustos , las ingratitudes , la falta de disciplina , las ligerezas , las negligencias de los jóvenes. Recuerda que todo cristiano tiene la obligación de ayudar a los demás , y que no h y que no hay predicación más eficaz que la del buen ejemplo. La caridad todo lo soporta , de donde se deduce que no tendrá jamás verdadera caridad el que no quiere soportar los defectos ajenos. La Comunión devota y frecuente es el medio más eficaz para tener buena muerte y así salvar el alma. El alimento del alma es la Palabra de Dios. Para hacer el bien hay que tener un poco de valor. Bueno es el cuerpo cuando esté aseado , pero mejor es tener la conciencia limpia de toda culpa. ¿Quieres llevar contigo el dinero a la eternidad ? Da limosna a los pobres Si el dinero hace mucho, la oración lo obtiene todo. Hay que sudar muchísimo para conservar la dulzura y, tal vez, sea necesario derramar la propia sangre para no perderla. La vida es demasiado corta. Hay que hacer deprisa lo poco que se pueda , antes de que nos sorprenda la muerte. La primera virtud de un hombre es la obediencia a su padre y a su madre. El humilde siempre será bien visto por todos : por Dios y por los hombres. En la enseñanza , textos breves , fáciles y precisos. Me basta que sean jóvenes para amarlos con ardor. Sé agradecido con quien te ayude. Pongámonos todos bajo el manto de la Virgen . Ella nos librará de los peligros y nos guiará. El que confía en la Virgen nunca se verá defraudado Se atrapan más moscas con una cucharadita de miel que con todo un barril de vinagre. A la hora de la muerte se ven las cosas desde otro punto de vista. Los tres enemigos del hombre son: la muerte (que lo sorprende) , el tiempo (que se escapa), y el demonio (que le tiende sus lazos). Hace mucho el que hace poco, pero hace lo que debe. No hace nada el que hace mucho, pero no hace lo que debe hacer. No te comprometas asumiendo demasiados trabajos. Quien mucho abarca poco aprieta y lo estropea todo. La verdadera religión no consiste sólo en pal La verdadera religión no consiste sólo en palabras; es menester pasar a las obras. Un Oratorio sin música es un cuerpo sin alma. Los ociosos, al final de la vida, experimentarán grandes remordimientos por el tiempo perdido. Quien no vive en paz con Dios, no puede tener paz consigo mismo ni con los demás. ¡Qué consolador resulta el Padrenuestro que resulta por la mañana y a la noche, qué gusto da pensar que tenemos en el cielo un Padre que piensa en nosotros!.! Un trocito de paraíso lo arregla todo. Del prójimo hay que hablar bien o callar. Es preciso tener como compañera inseparable a la paciencia. Piensa en Dios según la fe, del prójimo según la caridad, y de ti según la humildad. Perdona todo a todos, a ti no te perdones nada. El Señor siempre envía grandes socorros para las grandes necesidades . Déjate guiar siempre por la razón y no por la pasión. Hagamos el bien que podamos y no aguardemos la recompensa del mundo , sino solamente de Dios. Respeto a todos pero no temo a nadie. Las espinas de la vida serán las flores de la eternidad. Cuando se trata se servir a Dios, hay que estar dispuesto a sacrificarlo todo. Todo salesiano hágase amigo de todos, no busque nunca la venganza , sea fácil en perdonar. Sólo en el silencio concede el Señor sus gracias. Caridad , paciencia , dulzura , nunca reproches humillantes , nunca castigos . Hacer el bien a todos los que se pueda , y a ninguno el mal. El trabajo es un arma poderosa contra los enemigos del alma. Trabaja por el Señor, el paraíso lo recompensa todo. ¡Ay de quien trabaja esperando el pago del mundo!, el mundo es mal pagador y paga siempre con la ingratitud. Trabaja por amor a Jesucristo. Hay que trabajar como si no se debiese morir nunca y vivir como si se debiese morir cada día. Hay muchísimos milagros de san Juan Bosco les voy solo a mostrar un milagro de san Jua Bosco, no es de los mejores pero si es algo... especial y gracioso 52 VA AL DENTISTA EN VEZ DE UN ALUMNO (1854) En los primeros años del Oratorio, todas las veces que un joven era atacado por la fiebre, por dolor de muelas, cabeza, vientre, él se llegaba al sagrario y le pedía al Señor que librase al pobre joven de sus dolores y que le mandase aquella penitencia. Y era escuchado. Cuando un chico se sentía mal le decía: -Anímate, yo tomaré para mí una parte de tu mal. Decía esto riendo, pero luego se veía asaltado por un dolor de cabeza o de oídos, o un terrible dolor de muelas, y el joven, por el contrario, se sentía libre de todo dolor. Pero después de algún año <, habiendo probado que si no estaba sano no cumplía bien sus obligaciones y que su presencia era necesaria para la buena marcha de la casa y de tantos asuntos del Oratorio, determinó no rezar más para esto. -Yo estaba loco, decía a los jóvenes, escondiendo cuanto podía su virtud, pero ellos sabían cuanto los amaba, mientras él seguía llamando locura un acto heroico de caridad. Un día vio a un joven atormentado por un dolor de muelas tan atroz, que parecía frenético. Don Bosco le dijo: -Tranquilízate y anímate: yo iré a rezar al Señor para que me pase una parte de tu mal. El jovencito respondió que no quería ver padecer a Don Bosco de ninguna forma, pero el santo mantuvo su palabra. Llegada la tarde, apenas terminó de comer, Don Bosco se vio asaltado de un dolor tan fuerte de muelas que tuvo que llamar a su madre y decirle que por favor no le abandonará, pues temía arrojarse desde cualquier ventana, ya que el dolor lo sacaba de sí. No se arrepintió, sin embargo, de su sacrificio y no quiso pedir al Señor que lo librase de aquel tormento y se sujetó a las consecuencias de su ofrecimiento. Mamá Margarita estaba angustiada y no sabía que hacer, ni que remedio aplicarle. Don Bosco pasó así buena parte de la noche. Pero habiéndose hecho el dolor insoportable, hizo llamar a Buzzetti para que le acompañara a cualquier dentista. Fueron a ver si encontraban alguno y vieron sobre un portal el rótulo de Camusso, dentista del rey Llamaron a la puerta, salió un muchacho que les dijo que a esa hora el señor Camusso estaba acostado. -Llamadlo, por favor, dijo Don Bosco, sufro mucho, vea si puede venir a sacarme una muela. -Entonces pase, dijo el muchacho, mi padre sabe lo que es ese dolor y se lo calmará fácilmente. Efectivamente, vino el señor Camusso; examinó todos los dientes, pero no vio ninguno afectado; todos estaban sanos. Era la mandíbula la que tenía enormemente hinchada. ¿Qué haremos?, dijo el dentista, sólo nos queda intentar el último remedio como se hace en una bota cuyo licor fermenta. Hagamos la prueba de arrancar un diente. La prueba era difícil, teniendo que sacar un diente sanísimo y bien compacto con los demás; pero en el estado en que se hallaba Don Bosco aunque le hubieran arrancado todos los dientes no le hubiera importado. No temiendo sentir dolor mayor al que ya sufría, se sentó y de un golpe el diente salió fuera. . El dentista lo hizo lo más delicadamente que pudo, pero Don Bosco se desmayó y hubo que aplicarle remedios para que volviera en sí. Vuelto a casa el dolor le desapareció poco después. También el jovencito se curó. De tan grande y generosa caridad, fue ciertamente premio señalado el don de las curaciones, que Don Bosco tuvo mientras vivió (M.B., V, 13 Esto se llama mantener una promesa, ¡Verdad? Bueno, es curiosos que el tenia un relación muy especial con un perro muy grande que se llamaba el Gris, les puedo contar algo de él: una tarde del octubre de 1866. Había obscurecido por haberse entretenido más de la cuenta en la casa parroquial de Butigliera. El tiempo además amenazaba lluvia y las carreteras embarradas estaban llenas de acechanzas. De todos modos se aventuró, quizás por no faltar a la cita; pero en seguida que dejó atrás Moriondo, perdió el camino y se vio ante dificultades jamás probadas hasta entonces. Cuando ya estaba calado por el sudor y la lluvia, se presentaron a cortarle el paso dos mastines que parecían actuar en serio. Entonces suspiró Don Bosco: -Si tuviera aquí el Gris, que oportuno llegaría. Dicho y hecho; como en un cuento de hadas, vio que a su lado aparecía un perro, alto y macizo más que los mastines, y con un tono de voz que no admitía contemplaciones. Como los mastines insistían en su actitud hostil, les hizo frente uno a uno separadamente y les rechazó dejándolos maltrechos, y sin fuerzas para ladrar. Luego tomó bajo su protección a Don Bosco, lo llevó al buen camino y los acompañó hasta la casa de los Moglia donde, tras los saludos de rigor, todos le hicieron al perro mil fiestas. Le ofrecieron cena, pero rehusó; cuando después lo buscaron para ponerlo en un rincón calentito no lo encontraron. Se había marchado sin saludar, pero también… sin abrir la puerta ¿Qué era este perro que no comía, llamado aparecía justo a tiempo y desaparecía sin molestar ni siquiera a las cerraduras? También se lo preguntó Don Bosco, se lo preguntaba cada vez que aparecía, pero no supo nunca dar una respuesta adecuada, salvo ésta, que era un medio extraordinario del que se servía el Señor para solucionar ciertas situaciones en las que se veía envuelto por causa de su celo. Y no lo veía él solo, excepto alguna rara vez en que se le vio rodear obstáculos inexistentes o pedir explicaciones al viento. Lo vio Mamá Margarita, que era una mujer con los dos pies en tierra; lo vieron sus colaboradores y sus alumnos; lo vieron y lo sintieron, no solo con los oídos, sus enemigos. Recibía de unos palos y de otros caricias, sin manifestar nunca otros sentimientos que no fueran los de alegría por la protección que se le permitía dar a un hombre tan universalmente amado como Don Bosco. Quien lo vio trató también de describirlo y así nos consta por Carlos Tomates, que tenía un aspecto <<casi de lobo, morro alargado, orejas tiesas, pelo gris, altura un metro>>. Era un perro de aspecto verdaderamente imponente, y cien veces, al verlo Mamá Margarita, según manifestaron sus contemporáneos, había exclamado: -¡Ah, la mala bestia! Mala, más que por su aspecto por el miedo que infundía, pero cuán providencial para el pobre Don Bosco, que entonces vivía fuera de la ciudad. En sus tiempos, en efecto, las casas sólo llegaban a la altura del manicomio que había sido construido en la calle de San Máximo, hoy Corso Regina Margherita. Los malintencionados, y los había entonces, aprovechaban el espacio que separaba la casa Pinardi del Rondó, al que se asoma precisamente el manicomio para tenderle asechanzas y darle alguna lección. Entre los más asiduos y cabezones estaban los protestantes que no le perdonaban por nada las <<Lecturas Católicas>>, y con frecuencia armaban manos pagadas para quitárselo de en medio. La primera vez que se le apareció el Gris fue en 1852, una tarde que volvía, entrada la noche, sin compañeros y sin defensa. Al verse de improviso al lado de un perrazo que le seguía y al que no había visto nunca apenas logró disimular un movimiento instintivo de pánico. No tardó mucho en convertirse aquel movimiento en agradecimiento, cuando se dio cuenta que en vez de atacarle se deshacía en zalemas y, al final, no pretendió ni entonces ni nunca recompensa alguna. Porque se le apareció numerosas veces. Entre otras, merece que se recuerde la que tuvo lugar en 1854, cuando Don Bosco fue asaltado por dos individuos decididos a eliminarlo. Don Bosco se había dado cuenta que dos personas, envueltas en amplias capas al uso de entonces, le precedían intencionadamente. Se había dado cuenta de ello porque si él se paraba ellos se paraban y si retardaba el paso ellos hacían lo mismo; evidentemente no querían perderle de vista para atacarle en un lugar menos frecuentado. En un momento dado Don Bosco, para zafarse de ellos, hizo como que volvía sobre sus pasos e inmediatamente aquellos se pusieron a su lado. Los tabardos sirvieron para inmovilizarlo y los pañuelos para cerrarle la boca e impedirle gritar y pedir socorro. Fue en este preciso momento cuando apareció no se sabe por dónde el Gris, que restableció el equilibrio de fuerzas. Se lanzó con sus garras contra uno de los individuos y le obligó a quitar el tabardo de la cabeza de Don Bosco para defenderse a sí mismo; luego se tiró contra el otro en un santiamén y lo echó por tierra. El primero, visto lo feo del asunto trató de huir, pero el Gris no se lo permitió, saltándole sobre la espalda y arrojándolo al barro. Esto hecho se quedó allí inmóvil, ladrando y mirando a los dos asesinos como diciendo: ¡Ay de vosotros si os movéis! Ante el imprevisto cambio de escena se pusieron a gritar los dos bribones a coro: -Llame al perro, llame al perro. -Lo llamaré, respondió Don Bosco, si dejáis de seguirme. -Sí, sí, lo dejamos; vaya donde quiera, pero llámelo pronto, gritaron ambos. -Gris, ven aquí, ordenó Don Bosco. Y el perro obediente se le acercó, dejando paso libre a los malhechores, que se fueron corriendo. A pesar de esta defensa insospechada, Don Bosco sintiéndose sin ánimos para proseguir su camino hasta su casa se metió por esta vez en el Cotolengo. Allí rehecho un poco de su espanto y caritativamente restablecido con un oportuno cordial, se encaminó al Oratorio acompañado por una buena escolta. TuAmigoEnCristo-Ignatius dice: Juan, ¿que libro de Don Bosco nos recomienda? Bosco7591-Juan dice: Pues les puedo dar varios Mi libro preferido es: FLORECILLAS DE DON BOSCO. Michelle Molineris. También está muy bien: DON BOSCO. Una biografía nueva. Teresio Bosco. Otros más son: DON BOSCO. Profundamente hombre, profundamente santo. Pietro Brocardo. DON BOSCO. Te recordamos. Pietro Brocardo. 15 días con Don Bosco. Robert Schiélé. También se pueden ver en Internet las Memorias Biográficas de Don Bosco. 19 volúmenes en línea, con 12,834 páginas en español. http://www.dbosco.net/mb/ vive tu fe católica dice: Esta página me la dio Cris http://www.libroscatolicos.org/index2.htm en la sección María y los Santos, hay ebooks de Don Bosco yo me los he leído, no son largos y están muy bien. TuAmigoEnCristo-Ignatius dice: Gracias Piedad! Neri-Carla dice: Gracias Bosco7591-Juan dice: los miraré Neri-Carla dice: y yo vive tu fe católica dice: me sorprendió mucho lo que le dijo la madre cuando se hizo sacerdote seguro que eso lo marcó de por vida, si no puedes ser digno de ese hábito, debes quitártelo Bosco7591-Juan dice: Seguramente, es curioso que fuera analfabeta sin embarg con una Fe increíble Dios se acerca a los humildes vive tu fe católica dice: Es que la piedad popular es lo mejor!!! siempre lo he pensado También leí de Don Bosco que podía ver cuando alguno de sus muchachos no había confesado algo, leí algo de que vio un mono de aspecto feo al lado de uno era un pecado que no había confesado Bosco7591-Juan dice: Sí, era curioso, llegaba a saber detalles amaresdarlotodo-Mari Dufour dice: jajaa estan muy buenas las anecdotas!! Neri-Carla dice: un mono de aspecto feo?? Bosco7591-Juan dice: Como cuando le digo a un alumno que se estaba confesando que le faltaba un pecado y era que había intentado ahogar a un compañero echándole una avellana en la boca cuando el amigo dormía debajo de una árbol con la boca abiert . Neri-Carla dice: Jjajajaja amaresdarlotodo-Mari Dufour dice: aii que feooo! Neri-Carla dice: que desgraciado!! TuAmigoEnCristo-Ignatius dice: travesuras! vive tu fe católica dice: en este don también fueron bendecidos San Pío de Pieltrecina y el Santo cura de Ars Bosco7591-Juan dice: Si, es cierto, también en otra ocasión hizo que salieran corriendo los gusanos que estaban acabando con una cosecha en una finca amaresdarlotodo-Mari Dufour dice: sabia de San Pio pero no del Santo Cura de Ars!! vive tu fe católica dice: siii, leí algo de eso de los gusanos, jeje Bosco7591-Juan dice: El santo cura de Ars se pasó muchísimas horas en e confesionari amaresdarlotodo-Mari Dufour dice: guauu, ahora empecé a leer en estos días la historia de vida de él, porque me empezó a mover mucho por el Año Sacerdotal, entonces estoy leyendo su vida ahora, jaja Bosco7591-Juan dice: Comía poquísimo, dormía muy poco, lo sostenía Jesús. También tenía una grandes luchas con el diablo, como san Juan Bosco. a Don Bosco, en una ocasión que estaba escribiendo las reglas de la orden el diablo le tiro los papeles y se los mancho de tinta y tuvo que empezar de nuevo, en otras ocasiones la lucha era tan grande que los vecinos de habitación se asustaban le apretaba el pecho mientras dormía, le pasaba una brocha por la cara para que no durmiera, le bajaba las sabanas, casi no podía dormir y muchas veces Cuando estaba escribiendo cosas después de varios meses de lucha, por lo visto el tuvo un métod especial para que el demonio cesara sus alumno le preguntaron pero Él no quiso decir que era lo que había hecho para que el demonio aflojara en su acoso quizá algún sacrificio especial, algo personal que nadie más debía saber. vive tu fe católica dice: yo lei que una vez colgó un cuadro de la Virgen en el desván donde oía los ruidos que no le dejaban dormir y estos cesaron Bosco7591-Juan dice: Si, la verdad es que el tenia muchas,...digamos...situaciones sobrenaturales por ejemplo llegó a estar en dos sitios a la vez amaresdarlotodo-Mari Dufour dice: waw que cosas milagrosas, santas!! Bosco7591-Juan dice: Como San Marti de Porre amaresdarlotodo-Mari Dufour dice: y San Pio tambien,verdad? Bosco7591-Juan dice: lo vieron en Franci mientras estaba en Milán No estoy seguro, solo quiero dar datos exactos pero creo que lo h leído también shango17-Fernando dice: siii y sor maria jesus de agreda Bosco7591-Juan dice: De sor María Jesú de agreda tengo ganas de saber cosas ¿Saben ustedes algo? shango17-Fernando dice: Yo conozco de un caso parecido, muy poco conocido de sor María de Jesús, la siervita de Dios. Era una monja que esta incorrupta en proceso de beatificación, dicen que es muy milagrosa, también ella levitaba, dicen que cuando iba los domingos a rezar una imagen del niño Jesús le habría las puertas de la iglesia. Cuando murió despedía un olor a jazmín y está incorrupta. y eso que está en una ciudad muy fría y húmeda, lo que hace que las bacterias se expandan, pero no, está como dormida y su piel aun fresca. Dicen que un pirata se enamoro de ella y le pidió que dejara los votos pero ella le dijo que nació para servir a Dios y cuando ella murió el pirata le regalo un fabuloso sarcófago de oro que es donde está ahora. Pues según el ella desde su celda del convento gracias a sus rezos lo salvo de varias malas situaciones, por allende los mares. Neri-Carla dice: que historia amaresdarlotodo-Mari Dufour dice: o sea que como que el pirata nunca se dio por vencido aun por la contestación de ella shango17-Fernando dice: no nunca, pero la respetó mucho amaresdarlotodo-Mari Dufour dice: sii realmente una gran historia, gracias por compartirla Bosco7591-Juan dice: Si shango17-Fernando dice: sii de esa monjita conozco mucho porque está en una ciudad vecina a la mía otro caso, el santo hermano Pedro, no se si saben de el Bosco7591-Juan dice: yo sí porque he estado en Tenerife y y ahí es muy querid Vilaflor amaresdarlotodo-Mari Dufour dice: el es de ahi? shango17-Fernando dice: nació en el siglo dieseis en Vilaflor (Tenerife- España), de allí soy yo amaresdarlotodo-Mari Dufour dice: ahh miraaa!! shango17-Fernando dice: jeje, pues bueno el sentía gran devoción por la virgen de candelaria - patrona de canarias (de la que yo también soy muy devoto, es mi virgen) Pues iba todo los días a rezar a su santuario y el era pastor y con una sola orden de palabra, recorría el grandes kilómetros para rezar y el ganado lo esperaba y no huía después se embarco hacia América. Creyeron que tendría la peste y fue tirado por la borda poco antes de llegar a tierra, llegó a Guatemala fundó la orden de los betlemitas, iba de casa en casa pidiendo la limosna, años antes de morir, prometió que si volvía a Tenerife, iría caminando descalzo y de rodillas hasta la virgen de candelaria, desgraciadamente murió en Guatemala. En 2003 el Papa Juan Pablo II lo declaro santo junto a Juan Diego vidente de las apariciones de Guadalupe. amaresdarlotodo-Mari Dufour dice: que linda vida.La Virgencita quiso llevarselo antes!!! shango17-Fernando dice: por lo cual es el primer santo canario vive tu fe católica dice: que historia mas increíble |
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