¡Dios te salve María!
 

Términos más utilizados en el lenguaje de la Iglesia Católica

* Laicismo: Por laicismo se entiende la doctrina que pretende evitar toda influencia religiosa, y del poder temporal de cualquier iglesia, en la vida política y pública de la nación. (La religión se concibe como asunto estrictamente privado). El término, por su conflictiva historia, puede dar lugar a confusiones. Conceptualmente, el laicismo es independiente del ateísmo (si bien los ateos son laicistas, no todos los laicistas son ateos). El laicismo surgió estrechamente ligado con el librepensamiento, con el anticlericalismo y con los ideales e la izquierda.

Etimológicamente, la palabra deriva del griego "laos" que significa pueblo. Alude, pues al surgimiento de las modernas democracias, en cuanto poder del pueblo que se autogobierna.

* Laico: Etimológicamente, el concepto laico designa al que pertenece al pueblo (laos), y éste es el sentido dogmático que tiene el Vaticano II: miembro del pueblo de Dios, bautizado, fiel, cristiano, etc. Desde una perspectiva descriptiva o fenomenológica, se utiliza el concepto para definir a los cristianos que viven en el mundo y que no pertenecen a la vida religiosa y al clero.

Se reconoce a los laicos un puesto en la construcción del reino de Dios y el protagonismo en una iglesia peregrina que tiene que atender a los signos de los tiempos. Hoy las grandes tareas del reino de Dios son las de la solidaridad con los pobres y la lucha por la instauración de un orden justo en el mundo, así como la evangelización de una sociedad consumista y secularizada que progresivamente pierde su referencia a Dios.

* Libros litúrgicos: Se llaman libros litúrgicos los que se usan en el transcurso de una celebración litúrgica y que contienen los textos y las rúbricas necesarios para el recto desarrollo de la misma. En los primeros tiempos del cristianismo, el único libro litúrgico era la Biblia, de la que se leían directamente los fragmentos proclamados en las diversas reuniones culturales. Poco a poco se fueron escribiendo algunos libros con indicaciones sobre el desarrollo de los ritos, siendo el más influyente de todos ellos la Tradición apostólica.

* Liturgia: Derivada de un término griego que significa "obra a favor del pueblo" o "servicio público", la palabra liturgia se aplica hoy a todo el conjunto de los actos rituales de la iglesia a través de los cuales prosigue en el mundo el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo, destinado a santificar a los hombres y a glorificar a Dios. Esta misma realidad, en otras épocas, se denominaba de varias formas (oficio divino, opus Dei, oficios eclesiásticos, ritos sagrados, etc.), y aún hoy, en la iglesia de rito bizantino, la palabra liturgia se reserva para designar únicamente la celebración eucarística.

M

* Magisterio: La función magisterial surge en el NT en un doble ámbito espiritual y de tradición. El Espíritu suscita en la iglesia, junto a los apóstoles, a profetas y maestros en el marco de una comunidad mesiánica en la que se cumplen las profecías del AT de que todos serán enseñados por Dios. La iglesia tiene conciencia de que toda ella es espiritual y enseñada por Dios. En este contexto surgen los diversos oficios carismáticos, entre los que se cuentan los profetas y maestros que tienen la función de interpretar la Escritura desde la clave de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.

Hay que buscar fórmulas para un ejercicio más eficaz del magisterio. En las últimas décadas han abogado teólogos destacados por una reforma de los procedimientos de la Congregación para la doctrina de la fe y una actualización que sea mucho más respetuosa con los derechos de los teólogos y con la sensibilidad moderna. Por otra parte, parece necesaria una mayor crítica y discusión de los teólogos entre sí y un espíritu de respeto y de aceptación de la jerarquía.

* Milagro: La actitud de los cristianos ante los milagros suele moverse entre extremos difícilmente conciliables: por una parte, están aquellos creyentes que subordinan la fe a un "signo del cielo", es decir, a un hecho prodigioso y espectacular que se imponga por la fuerza de lo sensacional y llamativo; por otra, están los que, desde posiciones decididamente racionalistas, excluyen, paradójicamente, del ámbito de la fe todo lo que desborda los límites de la comprensión racional. Los extremos son, dicho en síntesis, el milagrerismo y el racionalismo.

Los milagros nos constituyen una demostración arbitraria de la omnipotencia de Dios, ni se refieren a su intervención trascendente, sino que son signos de la inclusión de la realidad entera en la economía histórica de Dios y de la presencia anticipada de la salvación escatológica. El lugar originario de la posible experiencia de los milagros no es la observación metódica de las leyes de la naturaleza, tal como sucede en las ciencias de la naturaleza, sino la historia de la promesa, el encuentro con el Dios siempre mayor que es capaz de sorprendernos y de desbordar nuestros determinismos naturales e históricos con la sobreabundancia de su amor.

* Ministerio: En la iglesia existe, desde sus más remotos orígenes, una importante variedad de servicios, funciones y tareas, que reciben el nombre genérico de ministerios (del latín ministerium, servicio). Estos ministerios están en la base de la actual estructuración de la iglesia y son, sin duda alguna, un dato fundamental para tal estructuración.

El apóstol Pablo afirma que los ministerios son "dones" dados por Dios para crecimiento de la iglesia. Más aún, se trata de que los ministerios han sido "establecidos" por Dios en la comunidad.

* Misterio: Etimológicamente es probable que el término misterio derive del verbo griego mýein (cerrar la boca). Mysterion significaría lo oculto, aquello de lo que no se habla. En la historia de las religiones ostenta una larga tradición. Ha venido a designar:

1. Un rito religioso oculto, en que sólo pueden tomar parte los iniciados, y por el que tratan de alcanzar la salud. Así en los cultos mistéricos greco orientales y romanos. En este uso, la palabra se halla ordinariamente en plural.

2. Desde Platón, una doctrina oculta y oscura.

3. En la magia, una fórmula o acción mágica.

4. En la lengua de la gnosis, una revelación divina oculta.

5. En fenomenología de la religión, una "realidad" hacia la que se ordena el acto religioso como tal. Pertenece a la esencia de todo lo estrictamente religioso. Algo que trasciende el intelecto humano en su capacidad, pero que se le manifiesta oscuramente y le atrae, y le inspira un respeto reverencial.

* Mística: La palabra mística tiene que ver con "misterio", y quizá por esa relación continúa llamando la atención y excitando curiosidad. Por otra parte, la mística tiene una tradición muy rica y ejerce una atractivo, hoy muchas veces discutible, pero siempre interesante.

De una manera u otra, la mística es conocida también por su referencia a la ascética, que describe el camino espiritual en la etapa en que aparentemente predomina la acción de Dios. Se dice aparentemente, porque no hay cristiano que niegue que, en cualquier tiempo y lugar, el primado de Dios es indiscutible. No obstante, esa acción de Dios ni es tan fuerte ni es tan patente como principio de las decisiones vitales de la persona. La ascética habla de la acción de la persona.

La mística, en cambio, describe esa etapa del camino espiritual en que Dios se hace más patente al hombre. Su primado sobre la iniciativa del hombre alcanza cotas muy altas, y éste se siente mucho más receptivo que activo. Incluso de habla con naturalidad de pasividad en lugar de hablar de receptividad (hay noches activas y noche pasivas, en el lenguaje de san Juan de la Cruz).

A inicio de página

N

* Nuncio: Se designa con el nombre de nuncios los legados del Romano Pontífice con carácter diplomático, acreditados ante un estado y ostentando el decanato del Cuerpo Diplomático.

El "motu proprio" Sollicitudo y el canon 364 enumeran una serie de cometidos eclesiales, del que el principal es, sin duda, el fomentar la unión de la Sede Apostólica con las iglesias particulares. Otros cometidos importantes son informar sobre las consignas o pautas procedentes de la Santa Sede; ayudar y aconsejar a los obispos, respetando siempre su potestad ordinaria y propia en la diócesis, intervenir en la propuesta del nombramiento de nuevos obispos, defender a la iglesia, fomentar el ecumenismo, etc.

Los nuncios deben observar el derecho internacional, por el que son considerados como agentes diplomáticos de primera clase, con rango de embajadores. En nombre de la Santa Sede tratan las cuestiones que se refieren a las relaciones públicas Iglesia-Estado. Suelen también estar a su cargo las negociaciones de concordatos y convenios, velando por su cumplimiento.

O

* Obispo: Se llama obispos a todo aquellos que tienen en propiedad el ministerio o cargo querido y fundado por Cristo en su iglesia y que, por derecho divino y por su pertenencia al colegio episcopal, dirigen una iglesia local, su diócesis, como representativa de la iglesia local. La institución del episcopado se entiende en relación con la institución de los apóstoles por Cristo.

Un obispo en particular no es sucesor de un único apóstol, sino que cada obispo pertenece a la sucesión de un apóstol en la medida en que pertenece al episcopado total de la iglesia. Todo lo que se afirma del colegio apostólico como tal debe también afirmarse del episcopado como totalidad. El primado es primado "en" este colegio, y no "frente" a él; no es algo que se afilia un colegio y que allí confiere su potestad. Por tanto, el colegio episcopal es la magnitud primaria, que sucede al colegio apostólico, que tiene en el papa su cabeza prevalente, no pudiendo pensarse sin ella; por más que el Papa sólo es y puede ser Papa en cuanto miembro y cabeza de este colegio.

* Ordenación: La ordenación es el rito por el que la iglesia promueve a uno de sus miembros, considerando idóneo, a un determinado grado de ministerio eclesial: diaconado, presbiterado o episcopado. A partir de la Edad Media, dicho rito se tuvo por uno de los siete sacramentos, y aunque siempre se ha hablado sólo de un sacramento del orden, siempre ha sido ejercido en diversos grados, que en un momento dado de la evolución histórica se distribuyeron en órdenes mayores (presbiterado, diaconado, subdiaconado) y menores (ostiariado, lectorado, exorcistado y acolitado), mientras que el episcopado vio oscurecida su vinculación con las demás órdenes, convirtiéndose en una ceremonia de consagración del rey o del emperador.

El nombre mismo de orden indica dos cosas fundamentales: que los que lo reciben entran a formar parte de un colegio de ministros, y que quedan ordenados o destinados a una función comunitaria. El segundo motivo por el que este sacramento se llama orden es que dicha palabra significa también destinación para algo o para alguien. El ordenado no lo es para sí mismo, para su propio honor o dignidad, ni siquiera para su perfección espiritual. Lo es para los demás, para que sirva a todos los miembros de la comunidad cristiana.

* Órdenes religiosas: En el derecho común desaparece la denominación tan antigua y tan rica de orden religiosa. Todas las denominaciones tradicionales, tratándose de religiosos en sentido estricto, quedan absorbidas por la nueva de Institutos religiosos. En el derecho particular y propio pueden seguir utilizando su nombre tradicional y todo lo que constituye su patrimonio variado.

En el actual derecho común ha desaparecido la división del voto en solemne y simple. En el derecho particular, las órdenes religiosas mantienen los votos solemnes, que era antes la principal diferencia específica entre órdenes y congregaciones. Los votos solemnes hacen inválidos los actos a ellos contrarios; en cambio, mientras no conste expresamente lo contrario, los votos simples sólo los hacen ilícitos. Las órdenes mendicantes emiten sólo el voto de obediencia según la regla, en la que están contenidos los tres votos religiosos como robustecimiento de los consejos evangélicos.

Las cuatro grandes órdenes mendicantes: franciscanos, dominicos, carmelitas y agustinos nacen por motivos diferentes, pero tienen puntos innegables de convergencia, un gran parentesco espiritual y una casi coincidencia cronológica, que las hace contemporáneas en el tiempo y en las ideas fundamentales, que las hermana y las unifica.

P

* Paganismo: Paganismo, en sentido general, significa todo sistema religioso diferente del cristianismo; se excluyen de esa denominación el judaísmo y el Islam (las religiones abrahámicas, procedentes de una revelación inicial común).

El paganismo comprende por tanto todas las religiones politeístas, panteístas e incluso monoteístas no cristianas y no judías (Zaratustra).

En la actualidad, el término neo-paganismo aparece en ocasiones en el lenguaje religioso cristiano. Puede designar actitudes existenciales que, al menos en su implícita escala de valores, no reconocen la supremacía de un último valor religioso. O bien alude a los intentos de formular un tipo de humanismo que se declara "religioso" en cuanto que otorga un valor cuasi-numinoso a ciertos elementos de la existencia terrena (la libertad, la estética, la vida misma); pero "politeísta", en cuanto que juzga a tales valores irreductibles a ninguna escala unitaria: únicamente podrían ser vividos como momentos dispersos y en ocasiones contradictorios.

* Papa: El título de Papa es el que utiliza el pueblo cristiano para designar al obispo de Roma en cuanto primado de la iglesia católica. También es frecuente el de vicario de Cristo. Ambos títulos son relativamente novedosos como designación papal, ya que no se utilizaban durante el primer milenio y se aplicaban a obispos, sacerdotes y abades. Luego, en el segundo milenio, se imponen como títulos propios del papa en el contexto de una eclesiología más jurídica y de la separación con las iglesias orientales. En la tradición más antigua de la iglesia, que perdura durante el primer milenio, el título propio del papa es el vicario o sucesor de san Pedro, que es el que mejor refleja la significación y raíces bíblicas del primado del Papa.

* Párroco: El término párroco, de la misma raíz etimológica que parroquia, significa en la Biblia "extranjero residente" o inmigrante, que goza de un estatuto jurídico asimilado a los judíos. Se aplicó este nombre al presbítero responsable de la parroquia, creada como división de la diócesis.

Según el nuevo código, "párroco es el pastor propio de la parroquia de la comunidad que le está encomendada bajo la autoridad del obispo diocesano, en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado a participar, para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de los fieles laicos".

* Parroquia: Las parroquias son las divisiones administrativas, jurídicas y pastorales de cada iglesia local o particular. La iglesia local, regida por el obispo con el colegio presbiteral y los diáconos, constituye una entidad singular. En cada una se actualiza toda la iglesia católica, ya que en ella hay las estructuras constitutivas fundamentales: canon de las escrituras, plenitud de la estructura sacramental y de la sucesión apostólica ministerial. Esto no ocurre con las parroquias que surgieron por la expansión misionera de la iglesia en las pequeñas poblaciones que rodeaban las urbes (parroquias rurales) y que luego se extendieron a la ciudad ante el incremento de la población.

* Pascua: El misterio pascual es el centro del cristianismo, de la iglesia, de la acción pastoral y de la vida espiritual cristiana. La fiesta de la Pascua tiene un origen ganadero. Así como para los agricultores el comienzo del año era el otoño, para los nómadas empezaba en primavera. Entonces florece el desierto y las oveja tienen sus crías. La noche pascual tuvo su origen en la luna llena de primavera, momento en que los pastores se despedían con una comida (cordero, hierbas amargas, pan ácimo), al cambiar de lugar en los pastos (vestido ceñido, sandalias y bastón). Según una tradición judía, las pascua era asimismo aniversario de la creación.

El rito fundamental de la pascua era la cena en familia o en fraternidad, con base en cordero (signo de la compasión de Dios), pan ácimo (miseria sufrida), hierbas amargas (esclavitud) y salsa roja (trabajos forzados en Egipto). Se conmemoraba la liberación de la servidumbre de Egipto, la alegría por la libertad adquirida y la espera de la venida salvadora del Mesías.

* Pastoral castrense: La acción pastoral desarrollada en el ámbito de los militares o profesionales de las fuerzas armadas se denomina también apostolado castrense, expresión acuñada en 1944. Se utiliza el término castrense, del latín castra o campamento militar. En los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español del 3 de enero de 1979 se habla de "asistencia religiosa a las fuerzas armadas".

El apostolado castrense abarca todo lo concerniente al ámbito militar, desde el soldado raso al primer general, incluidos los alumnos de las Academias del ejército y las familias que viven en compañía de los militares. Por las características que tiene este importante grupo humano, la acción pastoral ha de basarse en la comunidad cristiana funcional y en los grupos apostólicos de tipo evangelizador. No debe recaer todo el trabajo en el cuerpo de capellanes, ni se debe reducir esta pastoral a un mero servicio sacramental. Atención especial ha de tener la catequesis de adultos y el catecumenado, sobre todo con los reclutas, soldados, cadetes y jóvenes oficiales. Los capellanes castrenses, según los Acuerdos de 1979, ejercen su ministerio bajo la jurisdicción del Vicario General Castrense. El apostolado con el ejército transcurre dentro del Vicariato Castrense, entendido como una diócesis personal, no territorial.

* Pastoral de conjunto: La Pastoral de conjunto ha sido desarrollada poco antes del Vaticano II en tres etapas. La primera supuso el descubrimiento de la ruptura entre vida y religión. La descristianización que se operaba en Europa no afectaba sólo a los individuos, sino que era colectiva. En una segunda etapa se descubrió la interioridad de la pastoral de conjunto. Era necesario situar el trabajo apostólico del sacerdote y del seglar dentro de una pastoral global, con objeto de orientar equilibradamente la pastoral parroquial. Por último, en un tercer tiempo, se descubrió la dimensión episcopal de la pastoral, es decir, su base diocesana. Se necesitaba integrar todas las fuerzas de la iglesia y de sus instituciones y poner en marcha todos los sectores de la pastoral.

La pastoral de conjunto no sólo dice relación con la pastoral, sino que se especifica propiamente con el calificativo "de conjunto". Todo conjunto, pastoralmente hablando, se relaciona también con lo eclesial, ya se trate de acciones que se coordinan, de personas responsables que actúan conjuntadas, de estructuras pastorales básicas que se relacionan entre sí o de destinatarios sobre los que se actúa en cuanto forman verdaderos conjuntos. Todos estos aspectos forman los constitutivos de la pastoral de conjunto.

* Patrística: En el siglo XVI se llamaba theologia patristica al estudio de las doctrinas del período de los padres de la iglesia. Hoy día se emplea corrientemente como un sustantivo, sinónimo de "patrología", término que significa el estudio de la literatura cristiana antigua, es decir, de la vida, escritos y doctrina de los padres de la iglesia.

Según algunos autores, el concepto de padre de la iglesia procede de la teología dogmática y surgió de la necesidad del argumento de tradición, urgido por los católicos. Favorecía esta consideración el que el título de padre de la iglesia se reservase a los escritores que son ortodoxos, santos, reconocidos por la iglesia y pertenecientes a la antigüedad cristiana.

Aunque la teología patrística sea enormemente plural (entre los padres griegos y los latinos, por ejemplo, las diferencias son notables), hay un común denominador en el hecho de que no incluye, sólo el aspecto intelectual y crítico, sino también el espiritual y sapiencial: la teología es don de la gracia, que purifica el espíritu.

* Pecado: El pecado, a la luz de la Biblia, es ruptura con Dios, con el hermano necesitado y con uno mismo. Pecar equivale a romper la alianza, traicionar al amor y alejarse de la comunidad de los hermanos. Para Jesús, peca quien no vive la alianza o las exigencias del reino de Dios. En última instancia, el pecado es lo contrario del amor. Es un mal, una relación negativa con Dios (oposición al reino) y con el hermano (corrupción del hombre).

El pecado está en la raíz del comportamiento, en el núcleo central de la persona, en lo que la Biblia llama corazón. Así, el homicidio comienza con el odio interior, el adulterio con la mirada impura y el perjurio con la palabra mentirosa.

En resumen, el pecado cristianamente entendido es infidelidad o injusticia de cara al compromiso bautismal y de fe respecto del reino de Dios que es amor, ruptura de solidaridad fraternal y autodestrucción personal.

* Penitencia: La penitencia es el sacramento del perdón de los pecados y de la reconciliación con Dios y con la iglesia. Hay que advertir, sin embargo, que una cosa es el sacramento de la penitencia y otra cosa el perdón de los pecados. Dicho perdón es una realidad permanente en la iglesia (objeto de uno de los artículos del Credo), que se obtiene básicamente por la fe y la conversión. El sacramento es la expresión simbólica y celebrativa del perdón de los pecados y de la conversión.

* Pentecostés: La fiesta de la pascua se prolonga por espacio de cincuenta días, denominado tiempo pascual o cincuentena pascual, que finaliza con la fiesta de Pentecostés. Entre los judíos, la fiesta de la cosecha o día de la acción de gracias se celebraba siete semanas después de pascua, y era la fiesta de las semanas. En razón del número cincuenta, se denominó Pentecostés. Los rabinos conmemoraron más tarde ese mismo día la entrega de la ley en el Sinaí y la conclusión de la alianza.

El último día de los cincuenta, fiesta de Pentecostés, es comparable a la pascua, pero no es fiesta separada, sino coronación pascual. Su vigilia es parecida a la de la pascua, en la que se pueden acentuar los símbolos del fuego (hoguera), llamas (lámparas), torre maldita (muro), huesos secos (que se reaniman) y agua (que se derrama). En Pentecostés se pone de relieve el Espíritu de Dios, simbolizado en la Biblia por el viento y el aliento: es la respiración del cristiano.

* Perdón: El perdón es un elemento central para la comprensión del misterio de la salvación humana. El perdón se constituye en el núcleo de intersección del diálogo entre el hombre pecador y el Dios que ofrece su perdón. El hombre es un ser que, aunque creado a imagen y semejanza de Dios, es limitado, frágil y susceptible al error y al engaño. El pecado, así, aparece en el horizonte del hombre como algo insoslayable: "ninguno es inocente, ni uno solo", nos dice san Pablo, recogiendo el pensamiento del Salmo 13.

El perdón, pues, es el punto de encuentro entre el ofrecimiento de un amor incondicional por parte de Dios y la necesidad que tiene el hombre de que la persona amada no le tenga en cuenta sus errores. El hombre se sabe sucio, despreciable e indigno, pero no quiere renunciar a la amistad con Dios; por eso vuelve una y otra vez a decirle al Padre: "lo siento".

* Piedad: La piedad lleva instintivamente a pensar en el limitado campo de lo religioso, de lo que dice relación con Dios. Los hombres y el mundo quedarían al margen de la piedad del hombre. Y si esto fuera así, sería muy difícil que pudiera encontrar en nuestro mundo una audiencia normal. Por otra parte, la piedad sugiere enseguida los actos de piedad, un campo en el que el cristianismo se ha quedado exageradamente atrasado en sus fórmulas, gestos y referencias. No pocos actos de piedad causan irrisión o conmiseración. Podemos decir que causan "piedad".

La piedad, como cualquier otra actitud humana, tiene que encarnarse en realizaciones humanas. De lo contrario, estaremos siempre en puro idealismo. Pero estas encarnaciones no pueden estar al margen de cualquier nueva consideración que se haga de la piedad.

* Presbítero: Se designa en la iglesia con el nombre de presbíteros a los ministros de la comunidad que, con los obispos y bajo su autoridad, predican al pueblo la palabra de Dios, administran los sacramentos y gobiernan pastoralmente al pueblo de Dios. La palabra griega presbýteros se aplicaba, en tiempos de Jesús, a los ancianos, miembros del sanedrín, que eran laicos, que provenían de las familias sacerdotales de Jerusalén y de las filas de los letrados.

Según la legislación actual de la iglesia, sólo pueden acceder al presbiterado los varones que aceptan la ley del celibato eclesiástico. Pero estas dos prescripciones tienen un valor desigual. Hay un consenso teológico de que el celibato no pertenece a la naturaleza del presbiterado, es mera norma eclesiástica para el clero católico de rito latino (no así para el clero católico de rito oriental). Respecto a la exigencia de "ser varón" para acceder al presbiterado, existe hoy una gran discusión teológica sobre si algo consustancial o una tradición histórica determinada socio-culturalmente. Esta es una de las cuestiones más candentes que están hoy abiertas en la teología del presbiterado.

* Primera comunión: Se denomina primera comunión a la primera participación completa en la celebración eucarística por medio de la comunión sacramental con el cuerpo y la sangre de Cristo. En la celebración de la iniciación cristiana de adultos, la primera comunión tiene lugar inmediatamente después del bautismo y la confirmación, y así ocurre generalmente en oriente también el caso de la iniciación de párvulos. Es occidente, desde muy antiguo, el bautismo de los niños quedó desvinculado de la confirmación y de la primera admisión a la comunión eucarística, la cual se situó en edades muy diversas según las costumbres de cada lugar, pero con una tendencia a retrasarla hasta el comienzo de la adolescencia.

La legislación actual para la iglesia latina exige, para poder administrar la eucaristía a los niños, que éstos tengan un conocimiento suficiente y una adecuada preparación, de manera que entiendan el misterio de Cristo en la medida de su capacidad y puedan recibir el cuerpo del Señor con fe y devoción. Se acostumbra a interpretar que los niños que han llegado al llamado "uso de razón" o de la discreción (alrededor de los siete años), están capacitados para recibir la primera comunión. Sin embargo, en caso de peligro de muerte, se puede dar la comunión a niños más pequeños, a condición de que puedan distinguir entre el cuerpo de Cristo y el alimento común y recibir la comunión con reverencia.

* Procesión: Procesión es la suplicación solemne hecha por el pueblo fiel bajo la dirección de los ministros, yendo en orden de un lugar sagrado a otro, y destinada a excitar la piedad o a recordar las bendiciones de Dios y darle gracias por ellas, o a implorar el auxilio divino. Hay procesiones de muchas clases: litúrgicas y no litúrgicas, festivas y penitenciales, conmemorativas de un misterio y simplemente funcionales. Las más importantes son la del domingo de Ramos en recuerdo de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén; la de la fiesta del Corpus, en que se honra públicamente a Cristo presente en la eucaristía; las de las rogativas; la de la fiesta de la presentación del Señor, llamada también Candelaria.

Las procesiones expresan un aspecto fundamental del pueblo cristiano: no es un pueblo "instalado" en un lugar, sino peregrinante, un pueblo en marcha. Las procesiones manifiestan todas estas realidades si son de verdad la marcha ordenada y piadosa de una comunidad y no únicamente una sucesión de individuos o un pretexto para el arte o el folklore.

* Profetismo: Todas las religiones del antiguo oriente atestiguan la presencia de unos predicadores de oficio, los cuales se suponen hablar en nombre de la divinidad. Tal es la misión de los profetas, que la tradición bíblica presenta como portavoces de Yahvé para transmitir sus designios al pueblo.

Los profetas eran carismáticos empedernidos que, aun sin despreciar el culto oficial tan mimado por los sacerdotes, clamaban sin tregua por una mayor fidelidad a los compromisos adquiridos con Yahvé, el cual reprobaba obviamente cuantos brotes de injusticia u opresión pudieran desorientar al pueblo.

Los profetas tuvieron el valor de afrontar sin remilgos las situaciones más conflictivas. Ello les granjeó el odio de los poderosos que a veces atentaron con éxito contra sus vidas. Sin embargo, la obra profética dio frutos sazonados, hasta el punto de que sin ella el pueblo no habría podido ser fiel a su compromiso religioso.

* Proselitismo: El proselitismo ha sido calificado por el Consejo Mundial de las iglesias como "corrupción del testimonio cristiano". Aparece el proselitismo cuando se adultera la evangelización por la corrupción de los medios, bien por el uso de una presión indebida, bien porque no se respetan las exigencias de la libertad religiosa.

Algunos distinguen dos clases de proselitismo: el sustantivo, que procede de la corrupción del contenido y finalidad de la evangelización, y el modal, derivado de la corrupción de los medios. De ordinario surge el proselitismo por desvío de la misión evangelizadora de la iglesia, por una actitud escasamente ecuménica y por un atropello de la libertad religiosa. De ahí que el proselitismo sea acción antievangélica, antiecuménica e injusta.

El proselitismo es un contrasigno cristiano de primera magnitud. Revela las fuerzas del mal que se oponen a la obra de la salvación del mundo. Frente a la evangelización, que es proselitismo es tentación y pecado destructor de la edificación de la iglesia.

* Protestantismo: En la actualidad, protestantismo designa al conjunto de iglesias y sectas que provienen de la Reforma del siglo XVI. Forman un conjunto bastante heterogéneo y con grandes diferencias doctrinales, sacramentales y de estructura eclesiástica. Estas divergencias confesionales se expresan en la diversidad de asociaciones de iglesias y en la falta de comunión plena entre algunas de ellas que ni siquiera llegan a reconocer los ministerios de las otras. No hay una iglesia luterana, sino una Confederación mundial de iglesias luteranas, fundada en 1947, a la que no pertenecen todas ellas.

Junto con al luteranismo, las iglesias reformadas de proveniencia calvinista y las iglesias anglicanas constituyen las otras dos grandes ramas protestantes. El movimiento anglicano es el más cercano al católico, y uno de los grandes problemas que plantea es el del reconocimiento católico de las ordenaciones anglicanas. Por el contrario, las iglesias calvinistas son las que se han desarrollado de una forma más distante de la iglesia católica y las que revelan una mayor heterogeneidad doctrinal, sacramental y estructural, ocupando el luteranismo un puesto intermedio. Actualmente hay un proceso de diálogo y de aproximación interconfesional, tanto de las confesiones protestantes entre sí como respecto a las iglesias católica y ortodoxa. Ha habido acercamientos significativos en lo concerniente a la doctrina de la justificación, a la relación entre la Escritura y la tradición, y en algunos sacramentos como el bautismo y la eucaristía. Pero en los sacramentos y en la valoración de la ministerialidad de la iglesia subsisten graves divergencias, así como en lo referente a la función eclesial del Papa.

* Pueblo de Dios: El Concilio Vaticano II, una vez establecido el carácter mistérico de la iglesia en el capítulo primero de la constitución Lumen gentium, ha escogido el título de pueblo de Dios como el más apto para definir el misterio de la iglesia. Así culmina el desarrollo teológico, tanto protestante como católico, que desde la década de los años cuarenta se centra en este título como el que mejor expresa la índole de la iglesia. Es además un concepto eclesiológico con amplias resonancias bíblicas, apto para facilitar un consenso ecuménico.

En cuanto pueblo de Dios, la iglesia es fraternidad de iguales. Las diferencias jerárquicas y carismáticas no pueden marginar la dignidad común, el protagonismo de todos en virtud de la consagración bautismal, y el carácter comunitario que se contrapone a una masa amorfa y pasiva. En ella debe reinar la libertad de los que se saben hijos de Dios en el Hijo y no en el miedo de los siervos que no se atreven a exteriorizarse y a vivir en la autenticidad. En ella no son válidas las diferencias de clase social, de nacionalidad, de color de la piel o de sexo. Esto es un programa y un imperativo para la comunidad que debe reflexionar a la luz del Espíritu sobre cuanto hay en ella de mundano, de forman encubiertas de racismo o de clasismo, de machismo y de nacionalismos particularistas. Sólo así puede realizarse la iglesia como "el tercer pueblo" que proclamaban los padres de la iglesia antigua.

Fuente: "Diccionario abreviado de pastoral" (extractos), Casiano Floristán y Juan José Tamayo. Edit. Verbo Divino


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