¡Dios te salve María!
 

nuevo sincretismo del hombre con el cosmos. Pero, volviendo a la "inculturación", ésta

existe también en cierto modo en África y en Asia, pero sobre todo en la India. Aquí

cabría preguntarse, ¿en qué medida se pueden utilizar las culturas como ornamento de

las distintas religiones?, y ¿son sólo adornos?, ¿no son también visiones de la

totalidad?, ¿qué es "cultura" exactamente?. Son cuestiones y cometidos muy

interesantes.

Podría citar un par de temas más todavía, también en torno a la tierra. Uno de ellos es

el de la ecología. La idea ecologista surgió cuando fuimos conscientes de que nuestra

relación con el medio no podía continuar como hasta ahora. Algunos sintieron cierta

vergüenza de que el hombre se manifieste como hombre exactamente, y explote la

Creación, a otros seres vivos y otras cosas por el estilo. Se puede practicar la ecología

cristianamente, a partir de la fe en la Creación que marca las pautas a las leyes

humanas y establece las proporciones de la libertad; o también se puede trabajar en un

ecologismo anticristiano a partir del New Age y la divinidad del cosmos. Y el segundo

tema que querría destacar es una corriente relativista que está tomando mucha fuerza.

Su origen procede de diversas raíces. Al hombre moderno con su consabido

escepticismo científico le parece poco democrático, intolerante e incluso

incluso inaceptable, que nosotros digamos "estoy en posesión de la verdad", o "eso no

es verdad, es sólo parte de la verdad". Y precisamente en esa vida que se dice

democrática y tolerante se plantea la cuestión, ahora candente, de si podremos seguir

adelante con nuestro cristianismo.

En la India han sabido compaginarlo con su tradición religiosa, con lo que es propio de

ella: la búsqueda de Dios en lo inefable. Conforme a esto, todo lo que se refiera a la

religión es sólo reflejo, estímulo, reflexión de lo que, propiamente, ha llegado a

manifestarse del todo. La auténtica religión no puede existir nunca. Según esto, Cristo

fue seguramente una gran y extraordinaria figura pero que hay que retener -por así

decir- en la propia conciencia, para que ahí se manifieste como también se manifiesta a

otros. 0 sea que, también aquí, se ha unido la moral del mundo democrático y tolerante

con una importante tradición cultural.

Pero, ¿qué importancia o qué riesgo puede tener esa moral universal, en la Iglesia

católica? En la opinión pública actual, produce cierto escándalo que se siga

presentando la fe cristiana como única religión verdadera, y que se diga que Cristo es

algo más que una gran figura y la religión algo más que un conjunto de estímulos.

A mí me parece que cuando alguien se pregunta "después de todo, ¿en qué medida se

puede hablar de la verdad?", o "¿cómo se podría adaptar el cristianismo al conjunto de

religiones?", es porque ahí está latente otra visión distinta de la vida. El centro de ese

debate se halla hoy en día en la India, pero también se ventila mucho en la "teología

india" de Sudamérica. Y, dada nuestra conciencia relativista, también está muy

presente en Norteamérica y en Europa.

Y qué hay de esas corrientes en el interior de la Iglesia, consideradas reaccionarias por

algunos, Como un fundamentalismo católico.

Viendo los actuales sucesos y el continuo riesgo que corre ante tanta inseguridad, llega

un momento en el que al hombre le parece que le han usurpado su patria espiritual,

que le han dejado sin fundamentos. Y entonces se produce una reacción, primero, de

autodefensa, y luego, contra todo lo moderno que a él le parece hostil a la religión o, al

menos, contrario a la fe. Yo a esto añadiría que, de todos modos, esa palabra clave,


 

 

 

fundamentalismo, como se emplea en nuestros días, sirve también de tapadera a otras

realidades muy distintas y, por tanto, convendría explicarlo un poco más. El concepto

de fundamentalismo radica en el protestantismo del siglo XIX. La exégesis histórico-

crítica de la Biblia que tuvo lugar como consecuencia de la ilustración, suprimió el

carácter de incontestable que, hasta entonces, había tenido y había sido uno de los

principios protestantes más importantes para la interpretación de las Escrituras. De

pronto, el principio "sólo la Escritura" dejó de tener valor de inequívoco. Al carecer del

Magisterio, aquello se convirtió en un riesgo fatal para la comunidad de creyentes

protestantes. Pero, además, coincidió con la aparición de la teoría de la evolución que

no sólo cuestionaba la narración bíblica y la fe en la Creación, sino que, además, hacía

pensar que Dios sobraba. Aquel "fundamento" desaparecía totalmente. La estricta

literalidad quedó establecida como primer principio para la exégesis de la Biblia. El

sentido literal de la Biblia era irrevocable. Esa teoría, además de contradecir su

interpretación histórico-crítica, se oponía también al Magisterio católico que tampoco

admitía una interpretación literal. Y ese fue el origen del "fundamentalismo". Las

"sectas" protestantes fundamentalistas se apuntan grandes éxitos en sus misiones de

Sudamérica y Filipinas. Porque el hombre de nuestros días encuentra en esas sectas

una fe sencilla y la seguridad que había perdido. Mientras que, para nosotros, el

"fundamentalismo" se ha convertido en un tópico universal que sirve de tapadera a

toda suerte de imágenes hostiles al mundo.

Y siguiendo con este tema, ¿qué corrientes fundamentalistas le parecen positivas y

cuáles serían cuestionables, o patológicas como decía antes?

Digásmolo así: un elemento, común a todas esas corrientes que nosotros llamamos

fundamentalistas, es su afán por encontrar una fe segura y sencilla. Esto en sí mismo

no es malo, todo lo contrario porque la fe -como tantas veces se nos repite en el Nuevo

Testamento- se dirige a los sencillos, a los pequeños, a los que no son capaces de captar

complicadas sutilezas académicas. Si en nuestra vida actual pesa tanto la falta de

seguridad, las dudas, y la ausencia de fe en la verdad conocida, desde luego no

vivimos de acuerdo con el modelo de vida que la Biblia nos propone. Pero ese deseo de

seguridad y de sencillez, del que hablábamos, puede ser peligroso y acabar en un puro

fanatismo y en estrechez de miras. Cuando las razones de la fe son dudosas también se

falsea la fe. Y entonces se convierte en una idea partidista que ya nada tiene que ver

con el dirigirse confiadamente a un Dios vivo, causa de nuestra vida. Entonces se

producen formas patológicas de religiosidad, como, por ejemplo, esas búsquedas de

apariciones con mensajes del más allá y otras cosas por el estilo. Los teólogos, en vez

de referirse con superficialidad a los fundamentalismos cada día más extendidos,

deberían detenerse a reflexionar sobre qué parte de culpa puedan tener ellos de que

tantas personas huyan hacia otras formas de religiosidad más estricta y, a veces,

incluso perjudiciales para el hombre. Si continuamos cuestionándolo todo, sin dar las

respuestas positivas de la fe, no podremos evitar Una gran huída.

¿Dónde está la Iglesia más sana? ¿Hay algún lugar concreto para un nuevo

catolicismo?

No me atrevería a señalar ninguno. Creo que no. Pero, en algunas islas todavía

mantienen la Tradición como en sus principios. Y hay también lugares, donde no han

sufrido una crisis grave y que ahora presentan un renacimiento de la fe, con un eco

sorprendente. De todas formas, la fe siempre está amenazada en todas partes, eso

pertenece a su propia esencia.


 

 

 

Como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la de la Fe y miembro de la

Congregación para la Evangelización de los Pueblos, tiene una gran visión de

conjunto. Si tratáramos de mostrar la situación mundial de la Iglesia sólo con unas

ráfagas de luz, difícilmente haríamos justicia a todos los problemas, pero nos serviría

para tener una idea general sobre diferentes temas. ¿Podríamos acercarnos a algunos

países en ese marco general, primero de Europa, empezando por ejemplo por Italia? La

Iglesia tiene un sello particular en cada región, desde la Iglesia ilustrada del norte del

país, hasta la Iglesia popular y tradicional del sur. Seguramente existe una polarización

entre progresistas y conservadores, y además está la gran influencia cada vez mayor de

los movimientos laicistas.

Lógicamente Italia tampoco ha escapado a esa polarización, pero, por lo que yo he

podido observar, es más suave que, por ejemplo, en Alemania. En Italia la teología

también adoptó posturas críticas, acentuadas además a su manera. La escisión de los

demócratas cristianos, ya consumada, no sólo remite a diferentes escuelas políticas en

el catolicismo italiano, sino que ahí pueden entreverse también las profundas tensiones

teológicas. Pero la unión del catolicismo italiano con el Papado y con el Magisterio del

Papa aquí es muy vinculante, y eso es lo que por encima de las tensiones existentes,

mantiene fuertemente unidos a los católicos italianos.

El catolicismo del sur de Italia es, en efecto, completamente distinto al del norte. Es

más sentimental, más folklórico, más popular, y muy singularizado por la tradición de

sus procesiones. Y en el norte, se podría decir que es más racionalista y marcado con el

mismo sello de los países Centroeuropeos. Y también es cierto que en la teología, como

dije antes, no faltan ciertas críticas de envergadura y bastante preocupantes, incluso en

las universidades pontificias. Pero no ha habido confrontaciones como las que han

tenido lugar en algunos países más al norte; aquí seguimos intentando alcanzar un

acuerdo, llegar a un entendimiento hablando entre nosotros. Y todos sabemos que el

Magisterio del Papa es el punto esencial de referencia para toda orientación dentro de

la Iglesia.

El número de personas que frecuentan la Iglesia es, por supuesto, mucho mayor en

Italia que en otros países europeos, Y exactamente lo mismo sucede con el número de

vocaciones. Todos los italianos tienen conciencia, aunque sea remota, de que son

católicos. incluso miembros de partidos políticos de izquierdas, incluso los antiguos

comunistas. Es frecuente ver que, llegado un momento, ellos también se sienten

católicos, aunque eso influya poco o nada en su pensamiento y en su conducta. Es una

característica de la identidad del pueblo italiano y de su cultura, y tiene más fuerza de

la que, por ejemplo, podría tener en Alemania.

Insisto en que hay ciertas críticas que opinan que la Iglesia italiana, ya algo cansada,

ahora se inclina más hacia los Proyectos culturales.

Italia, como es natural, no ha sido excluida de ese conocido cansancio, y también se ha

buscado sus propios subterfugios. Pero en Italia también hay cantidad de parroquias

que están llenas de animación y de vida, con muchas actividades para laicos. No será

algo tan ordenado, tan bien organizado como en Alemania, pero en mi opinión, son

mucho más espontáneos y mucho más ocurrentes en sus iniciativas. En la diócesis de

Roma, por ejemplo, actualmente hay muchas más vocaciones sacerdotales que hace

cincuenta años.

El derrumbamiento del sistema político, ¿no ha estremecido a la Iglesia italiana?


 

 

 

En Italia es difícil detectar estremecimientos. Se derrumba un sistema político, y no

pasa nada. Pero sí, es cierto, la Conferencia episcopal italiana se ha visto obligada a

modificar su actitud política. Justo en los últimos años de Democracia Cristiana se

insistía mucho en la necesidad de la unidad política entre los católicos, y uno de los

principales objetivos era que, en el ámbito político, los católicos se mostraran unidos al

ejercer sus respectivas responsabilidades políticas. La democracia cristiana se vino

abajo, pero eso no impidió que el objetivo de la Conferencia episcopal italiana siguiera

vigente. Ahora se apunta más bien a una neutralidad política, y su nuevo objetivo es

que todos los políticos actúen como cristianos en su respectiva responsabilidad

política, por encima de cualquier frontera partidista, es decir, desde todos los partidos,

de forma "transversal" como dicen aquí, todos unánimemente, en armonía, siempre

que se trate de cuestiones éticas fundamentales. Por lo tanto, el fin es formar un nuevo

consenso entre partidos políticos para las cuestiones éticas.

Que usted apoyaría ...

Sí. Si se lograra, a mí me parecería muy bien que se llegara a una unidad en lo esencial,

por encima de cual partido.

¿Unidad, también con los comunistas?

En cualquier caso, algo así podría haber con el PDS post-comunista. En cambio la

"Riformazione comunista" siempre seguirá con los principios marxistas, como es

natural.

Seguramente en Italia no pasará lo mismo que en Alemania, y las iniciativas populares

de la Iglesia no adquirirán demasiada importancia. Sin embargo, esas iniciativas, ¿no

están enfocadas más bien hacia algunas cuestiones sociales que interesan al

cristianismo, y no hacia cuestiones dogmáticas? ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué preocupa

más a un italiano?

Habría que empezar por señalar que muchos conatos de iniciativas populares en la

Iglesia de Bélgica y Francia no han tenido prácticamente ningún eco, y al parecer, en

Estados Unidos tampoco. Ese es un tema muy propio de los alemanes. Por cierto, que

en Bélgica tuvieron que preguntar a la Iglesia alemana cómo plantear esas iniciativas

para que resultaran más interesantes. En otros países no sé lo que habrán hecho, pero,

en mi opinión, aquí, en Italia, nadie entendería la distinción entre un mensaje

conminatorio y un mensaje de alegría, pues todo el mundo sabe y entiende que

también en el Evangelio se nos recuerda continuamente el juicio, precisamente para

reforzarnos frente a nuestras debilidades. Y ese término confuso de fraternidad de la

Iglesia tampoco dice nada; aquí todo el mundo es consciente de que los hermanos no

siempre son modelo de convivencia pacífica. Y que el celibato dé lugar a problemas y a

tragedias humanas también se sabe, como es de todos conocido que tampoco el

matrimonio es cosa fácil. Pero el celibato se sigue tratando como parte de la cultura

católica, y además, sólo se habla de la dimensión de sus fracasos, que, evidentemente,

nunca se silencian. Y podríamos continuar así con otras muchas cosas. En Italia, su

Iglesia no ha tenido una grave escisión, pero el país está dividido entre cattolici y laici.

A estos últimos se les conoce, sobre todo, como defensores de una filosofía del Estado

y de una concepción de la vida, que tiene su mejor expresión histórica en la Revolución

francesa. Y los masones, que como laicos ejemplares participaron de forma esencial en

la fundación del Estado nacional Italiano, se consideran a sí mismos una especie de

marchamo de esa visión de un mundo laicista. Luego, a partir de la segunda guerra

mundial, a esa polémica entre los dos mundos -católico y laicista- se añadió la


 

 

 

alternativa comunista. Ahora, la cuestión principal es saber cómo hallar un equilibrio

entre estas tres fuerzas, si conviene o es posible hacer una síntesis de las tres, o cuál de

ellas habría que rechazar.

Echemos un vistazo a España.

En España coincidió la crisis final del régimen franquista y la transición a la

democracia con la crisis posconciliar, y esto causó una gran conmoción en la Iglesia de

España. La Iglesia hasta aquel momento se encontraba muy identificada con el Estado

por una determinada sociedad en un determinado orden social. Cuando ahora se

contempla aquella situación aparece como un gran error. Y la Iglesia tuvo que

redefinirse nuevamente separada de aquella sociedad. Aquel cambio tan radical

produjo, por otra parte, un grave retroceso de vocaciones sacerdotales y religiosas, y

produjo, asimismo, ciertas polarizaciones en el campo teológico Y, también teologías

muy críticas. Todavía perdura un fuerte componente de catolicismo crítico y de

teología crítica. No obstante, hay también nuevas manifestaciones religiosas que están

muy en auge, Y que se deben a un catolicismo de después del Concilio que ya está en

marcha y que sustituye a la antigua tradición de Iglesia y Estado.

En Francia, según una encuesta del año 1994, el ochenta y tres por ciento de los

creyentes se rigen según su propia conciencia, y sólo el uno por ciento de católicos se

siente dirigido por la doctrina oficial de la Iglesia.

Francia es la nación más secularizada de Europa en muchos aspectos, es cierto. La

autoconciencia del espíritu galo fue siempre un factor muy singular en su Iglesia No

obstante, yo sólo puedo aceptar esas cifras procedentes de una encuesta con

interrogantes. Si pensamos en los periódicos Golia o Témoignage chrétien es innegable

que el catolicismo francés también ha tenido sus tensiones y movimientos críticos. Y,

por otro lado, Francia también tiene una tradición muy significativa. El movimiento de

Lefébvre, o el movimiento tradicionalista en el interior de la Iglesia, en ningún sitio

han sido tan fuertes como en Francia. Es, sin duda, un país de grandes divergencias.

Pero también en Francia aparecen nuevas formas de espiritualidad llenas de

animación y de vida, de alegría cristiana, que tal vez carezcan de interés para las

estadísticas, pero, sin embargo, humanamente son muy significativas y manifiestan

que actualmente se está conformando un nuevo renacimiento, cara al futuro.

En Europa del Este ha tenido lugar el cambio más radical que se ha producido en

nuestro tiempo. Tras el fin del comunismo, la Iglesia, que estuvo en la oposición en

aquel tiempo, evidentemente tendrá que jugar un nueva y diferente papel en la futura

sociedad.

No estoy enterado de que haya orientaciones teológicas que nosotros podamos

considerar reprobables, carezco de datos suficientes a ese respecto. Sabemos que en

Hungría, el padre escolapio, Padre Bulány, ha fundado el movimiento Bokor, más o

menos en esa línea. Se trata de una comunidad de base que tuvo su origen después de

haber vivido las experiencias Y penalidades de tiempos de persecución. Actualmente,

mantiene una posición absolutamente pacifista, aunque con manifiestas críticas hacia

los ordinarios del lugar, como principal expresión de un nuevo radicalismo cristiano.

Todo intento de reconciliación, lamentablemente, ha sido en vano. Por el contrario, se

han unido a otras teologías de Occidente de tendencias críticas y antijerárquicas. Sus

miembros son libres de pertenecer a la religión que más les agrade, con tal de que el

primer mandamiento, el del amor, sea lo más importante para ellos. En Chequia y en

Eslovaquia, por otra parte, han aparecido también algunas críticas en el ámbito de los


 

 

 

"sacerdotes en clandestinidad", pero no llegan a la categoría de fenómeno destacable.

Es fácil comprender que después de haber vivido como Iglesia de los mártires no sea

fácil volver a ser una Iglesia establecida, como en la fase vivida anteriormente, así que,

se ha producido una forma nueva, muy liberal, de creyentes, que también responde a

la nueva sociedad. En cualquier caso han de darse todavía otras muchas posibilidades.

Pero hay que decir que, a pesar de tantos años de persecución y de grandes

sufrimientos, la fe sigue aún muy arraigada y eso es ahora, precisamente, el mejor

antídoto que tienen contra los demás peligros que todavía les acechan.

En Polonia, concretamente, se están produciendo situaciones que hace unos años,

nadie hubiera podido imaginar, al menos en Europa. Me refiero a la estrecha unión de

la Iglesia con alguna rama política y con algunas personas en particular.

Pero eso, naturalmente, es un problema muy específico que tampoco conozco con

detalle. Hay que tener presente que Polonia siempre tiene sobre sus espaldas, el peso

de una historia muy agitada y que el principal factor de identidad de su historia

política, en las rupturas, cambios y derrumbamientos, siempre ha sido su catolicismo

entremezclado, por otra parte, con el patriotismo y el nacionalismo polaco, todo ello de

forma muy singular. Antes de que Polonia existiera como Estado, Polonia existía, y

existe ahora, por su Iglesia; el país siempre mantuvo una solidaridad interior, por

encima de cualquier frontera, gracias a la iglesia. La Iglesia se convirtió en un factor

político que ahora, lógicamente, hay que enfocar y vivir de otro modo. Los procesos

para su clarificación ya están en marcha, pero como es obvio no se pueden solucionar

de un día para otro.

Unicamente el catolicismo inglés demuestra estar fuerte. Y al parecer, Inglaterra

siempre ha sido el hijo perdido y predilecto de la Iglesia de Roma.

Los anglicanos conservan mucho del catolicismo; Inglaterra ha mantenido una postura

intermedia gracias a su anglicanismo. Se separó del catolicismo distanciándose

notablemente de Roma. Basta recordar, por ejemplo, al filósofo Hobbes que decía: "Un

Estado puede tener religión, pero hay dos clases de ciudadanos que no debe tener: ni

ateos ni papistas sujetos a un soberano extranjero". Es decir, que ha habido un gran

alejamiento, pero, al mismo tiempo, han estado muy próximos a la tradición católica.

En el fuero interno del anglicanismo siempre han existido tendencias que no han

querido perder esa tradición, y eso les ha servido para conservar y reforzar la herencia

católica. Es curioso observar que siempre se ha dado una división en dos vertientes,

una protestante y otra católica, que también ahora, en su actual crisis, se sigue

observando. Ahora hay una situación nueva que se debe a dos circunstancias muy

diferentes: una, motivada por su principio de decidir por mayoría las cuestiones

doctrinales, y la otra, debido al traspaso de la decisión sobre cuestiones doctrinales a

cada Iglesia nacional. Ambas cosas son una contradicción, pues la doctrina es

verdadera o no es verdadera, es decir, su autenticidad no puede depender de una

mayoría de votos, ni de una decisión de la Iglesia de cada nación. Lo que actualmente

acontece respecto a la objeción a la ordenación de mujeres y con las conversiones al

catolicismo, debemos entenderlo desde esos dos puntos de vista. Pero es que, además,

a la Iglesia nacional no le gustaría perder su elemento católico Y por eso,

conscientemente, acoge también a los obispos que no estén de acuerdo con la

ordenación de la mujer; están convencidos de que de esa forma se podrá conservar, en

el seno del anglicanismo, buena parte de catolicismo.

En Sudamérica se adhieren millones de adeptos a las nuevas sectas evangélicas, hay

masas de creyentes católicos. En Brasil, el mayor país católico del mundo, hay


 

 

 

verdaderas batallas campales, que incluso llegan a manos, entre los católicos y los

sectarios. ¿Esto se debe a los fracasos de la teología de la liberación, o por el contrario,

lo fomentan desde Roma para evitar que esa teología siga evolucionando?

Eso tiene diagnósticos muy diferentes y nosotros no tenemos suficientes datos de

experiencias. Muchos dicen que la teología de la liberación no ha conseguido ganarse

al estrato social que más le interesaba, es decir, ganarse a los más pobres. justo los más

pobres huyeron de esa teología, porque no se sintieron atraídos por unas promesas

intelectuales que nada les decían, mientras que, por el contrario, sentían la falta de

calor y del consuelo propios de la religión. Por eso se refugiaron en las sectas.

Lógicamente, los simpatizantes de la teología de la liberación lo niegan. Pero hay gran

parte de verdad en ello. Para los más pobres, precisamente, aquel panorama de un

mundo mejor que les prometían, quedaba demasiado lejos, así que, continuaron en la

misma línea impresa en el fondo de su ser, y se interesaron más por la religión del

momento. Y en aquel ámbito se dio una gran concurrencia de sectas ofreciendo

aquellos elementos que no encontraban en una comunidad religiosa que se había

politizado.

Y aún hay otra recriminación que hacer, pero en dirección contraria, y es que las sectas

atraen a sus adeptos por dinero, ganándose a la gente con medios poco limpios, que

aún habría que aclarar. Pero de todos modos eso no explica la gran afluencia a las

sectas. En esta gran carrera, los primeros puestos corren a cargo de las sectas

carismáticas y pentecostales, o sea de la iglesia de Pentecostés. Pero hay también otras

muchas, llamadas fundamentalistas, que, a su manera, son sectas con una fe sólida, si

es que se puede hablar así. A las corrientes carismáticas y pentecostales les interesa

más la espontaneidad, les gustan más los contactos directos de la comunidad con su

Iglesia, es decir, quieren menos teoría y más práctica, buscan la alegría inmediata de la

fe. Mientras que la corriente fundamentalista parece creer que la clave de la seguridad

en la fe consiste en la negación de lo mundano.

En cualquier caso habría que decir que las sectas son relativamente inconstantes. Hay

grandes movimientos migratorios entre las sectas, y el cambio de una secta a otra

también es muy frecuente, pero eso realmente suele ser, casi siempre, el paso previo

para abandonar la religión. Estos procesos están muy relacionados, lógicamente, con

los cambios de reestructuración sociológica y con los cambios urbanos. Ahora es

frecuente que los hombres dejen sus tierras para ir a vivir a grandes ciudades de

población masificada, donde no encuentran facilidades para vivir su propia religión.

Se reúnen, entonces, en grupos, según sus creencias, y de ese modo hallan un espacio

para su religión, encuentran su patria espiritual. Es decir, que los orígenes de las sectas

son muy diversos y, por tanto, no se puede hacer un diagnóstico a la ligera de ninguna

de ellas.

Un gran número de obispos de Estados Unidos se dispone a protestar próximamente

contra la Iglesia de Roma, enviando escritos polémicos, uno tras otro.

No es un número demasiado alto, son treinta obispos a lo sumo, Y yo he hablado con

uno de sus principales promotores que con gran energía me dijo que se les había

interpretado mal; "somos buenos católicos, fieles al Papa" me decía, "y lo único que

queremos es introducir nuevos métodos". Leí con atención los citados documentos y

pude responderle que estaba de acuerdo en una larga lista de sus propuestas, pero que

sobre algunas otras cosas, me gustaría pensarlo un poco más. Yo diría que en

Conferencia episcopal americana no hay una actitud abiertamente antiromana. Sus

obispos están muy esparcidos por todo el país, como debe ser, y entre todos ellos hay -


 

 

 

efectivamente- algún obispo algo extremista. Pero después de lo que yo he visto en

estos últimos quince años, tengo la impresión de que las relaciones entre Roma y la

Conferencia episcopal americana, han mejorado sensiblemente. La relación con

nosotros de esa Conferencia, en su conjunto, es muy correcta. Esa conferencia formada

por gente de mucha capacidad intelectual y religiosa, son muy buenos pastores de

almas, y, precisamente, suponen una importante aportación de la evolución doctrinal

para toda la Iglesia universal. Todos los años nos reunimos dos veces, aquí en Roma,

para un Presidium y nuestras relaciones son excelentes.

¿Cree entonces que la Iglesia de Norteamérica podrá sacar partido de ese nuevo

resurgimiento religioso, que le ha parecido observar en ese país?

Efectivamente, eso creo. Aunque, ciertamente, en su catolicismo se hayan dado

algunos casos muy singulares Y haya habido muchas defecciones, no debemos

exagerar, Porque también tienen mucha gente joven con inquietud religiosa, que han

visto en la Iglesia católica un lugar donde dirigirse y ven al Papa como punto de

referencia y auténtico líder religioso. Todo eso se ha ido consolidando en estos quince

años, y su actual evolución es muy positiva. No solamente porque haya conversiones

de sacerdotes anglicanos y también hayan mejorado mucho nuestras relaciones con los

evangélicos que antes eran los críticos más acerbos de la Iglesia católica. En las dos

Conferencias de El Cairo y Pekín hubo una especial aproximación entre evangélicos y

católicos, por el simple hecho de que vieron y comprobaron que los católicos no

éramos una amenaza para la Biblia a causa del gobierno del Papa, como ellos habían

creído hasta entonces, sino que éramos precisamente una garantía para que la Biblia se

tomara en serio. Estos nuevos acercamientos, desde luego, no conducen a una rápida

asociación con ellos, pero han hecho posible que los americanos vieran el catolicismo

como otra posibilidad "americana".

¿Con qué vibra más la nueva religiosidad en Estados Unidos?

Depende de varios factores que ahora no debo analizar, porque no conozco mucho

Estados Unidos. Pero hay una seria voluntad de moralidad y un gran deseo de

religión. Y a eso hay que añadir una fuerte protesta frente a la prepotente cultura de

los medios de comunicación. Algo que ya dijera Hillary Clinton: "apagad los

televisores, no lo sigáis tolerando". Esto significa exactamente que, en efecto, hay

mucha gente que no está dispuesta a seguir tolerando que se les obligue a aceptar esa

cultura.

En África, los católicos negros se sienten tratados por Roma como si fueran sus

hijastros y esperan ser revalorizados. La Iglesia tiene problemas en ese continente por

la incorporación de los ritos africanos y por las características propias de su cultura; si

se puede celebra la Misa con acompañamiento de tambores y danzas, o si está

permitida la bigamia, etc. Algunos afirman convencidos, "yo soy un buen católico Y

mis tres mujeres también". Y ahora hay, además, algunos contactos con el islamismo,

más atractivo para el pueblo africano, porque piensan que ahí podría ser más fácil la

integración de sus propias tradiciones.

África es el continente de la esperanza, como suele decirse, pero también tiene graves

problemas y tensiones. Es vergonzoso para nosotros contemplar que países católicos,

corno Ruanda y Burundi, son escenario de crueles atrocidades. Todos deberíamos

reflexionar sobre esto y sobre qué podríamos hacer nosotros, los católicos, para . que

en esa sociedad se viva el Evangelio con más eficacia


 

 

 

Tras el Sínodo africano -pero también en otras muchas ocasiones, que hemos tenido, de

poder hablar con los obispos africanos- yo no he sacado la conclusión de que África se

sintiera lejos de Roma, Los africanos están orgullosos de pertenecer a algo tan grande e

importante como es la Iglesia católica, y de pertenecer a ella igual que los demás, y de

que un obispo o cardenal africano sea igual que otro italiano, español o americano. Y la

fidelidad a Roma, su amor al Papa y su interés por todo lo católico, les sale realmente

del fondo del corazón. Cuando hablamos sobre alguna cuestión o sobre alguna

polémica teológico, los obispos africanos nos suelen decir: "cuando se propasa alguien,

suelen ser los teólogos europeos, no los africanos". Tal vez eso sea simplificar

demasiado, pero hay que reconocer que las crítica negativas, efectivamente, casi

siempre proceden de países europeos. Eso no supone, claro está, que ellos no tengan

problemas; también existen los problemas. Pero no se puede decir que en la teología

africana haya una predisposición contraria a Roma.

En su pregunta ha abordado dos temas muy importantes que son los dos aspectos de

la "inculturización": matrimonio y liturgia. En Europa solemos hablar de poligamia

bajo un punto de vista que no es totalmente correcto. Porque el problema no es

sentimental, es un seno problema patrimonial y Social. ¿Cómo se les puede asegurar la

vida a esas mujeres? ¿Cuál sería su nueva situación en la Sociedad? Ellos no se casan

por amor, se casan por tribus, es un intercambio de patrimonios. Los problemas no

proceden de los afectos, los problemas, en realidad, son: qué puede hacer una mujer

que ya no tiene un hombre y por tanto no pertenece a nadie, cómo encontrarle un

lugar seguro en una sociedad como esa. Es un problema de estructura social, y por eso

la cuestión consiste en encontrar nuevas estructuras que admitan la monogamia como

célula principal de las nuevas formas sociales. Muchos de los obispos africanos son

muy optimistas a este respecto, pero yo no puedo opinar sobre ese tema en particular.

En cuanto a la liturgia, se han dado ya tantas libertades, que las costumbres y

sentimientos africanos también pueden encontrar un lugar apropiado. Pero, de todos

modos, es importante no hacer demasiados excesos con la liturgia cristiana y tratar de

conservar su sobriedad. Muchos africanos lo han comprendido muy bien. Son de

nuestra misma opinión en el sentido de que piensan que no es necesario empezar la

"inculturización" precisamente por la celebración de la Eucaristía.

El Islam se está introduciendo en África con bastante fuerza, y también con muchos

medios económicos. Se presenta como la religión más importante para los africanos.

Los africanos deben dejar sus religiones tribales, y para eso el Islam les dice: "nosotros

somos la principal religión en África, porque nuestra doctrina no es complicada y

nuestra moral os conviene". Esa reflexión cae bien sólo en parte, pero no en general.

África todavía no ha olvidado que el Islam fue uno de los pioneros en el tráfico de

esclavos y no tuvo demasiadas consideraciones con los negros. Y más aún, el Islam no

anuncia ninguna "inculturización" . El islamismo es árabe y un converso al islamismo

debe aceptar esa forma de vida sin más "inculturización". Por eso el Islam tiene el

problema -que también tiene la Iglesia- de poder ser un fenómeno o social, por así, y,

so capa de islamismo, todo continúa siendo lo mismo, cubierto sólo por un tenue velo

sobre las mismas formas y costumbres de la vida pagana. En África, la religión sigue

ligada a sus atavismos Y, durante algún tiempo, serán difíciles de superar.

Asia. Un pacífico espacio a punto de convertirse, en el próximo milenio, en algo muy

importante política y económicamente. ¿Esto, qué consecuencias puede tener para la

Iglesia?


 

 

 

Es difícil de predecir. En Asia, hasta el momento la Iglesia no ha tenido mucho éxito,

excepto en Filipinas. Esto no quiere decir que para ellos el cristianismo no sea

importante. El cristianismo en Asia, poco a poco, está transformando las distintas

religiones existentes y empieza a tomar forma en su sociedad de mil modos diferentes.

En Japón hay muy pocos católicos y su número ofrece pocas variaciones. Pero los

japoneses se interesan mucho por las costumbres y la cultura católicas. En Japón, el

cristianismo existe como una realidad social. Quizá no sea un fenómeno permanente,

pero está tomando cuerpo dentro de su sociedad.

La participación del catolicismo en la India es muy escasa, pero el neohinduísmo que

actualmente se impone y gana en significado por todo el mundo, ha incorporado, en su

forma más liberal, muchos elementos del cristianismo. Y China, donde su mínimo

porcentaje de cristianos casi ha desaparecido, sigue cerrada ante nosotros, pero aún

conserva una gran fuerza espiritual. El simple hecho de que el Ejército Rojo persiga a

esa minoría, nos demuestra que su presencia se hace notar y que tienen una gran

fuerza. Pero me parece totalmente imprevisible qué consecuencias puedan tener esas

nuevas estructuras y el nuevo relieve de Asia, a nivel mundial.

Esa persecución contra los cristianos debe ser otra de las dificultades de la Iglesia.

Son, además, distintos tipos de persecuciones. En China, por ejemplo, aunque haya

algunos amagos de tolerancia, lo cierto es que hay una fuerte oposición al cristianismo,

sobre todo en los lugares donde intentan ser más fieles al Papa. Pero esa misma

oposición no sólo tiene lugar en China, existe también en otros muchos países. El

destino de la Iglesia parece ser el de sufrir continuas persecuciones, a veces bajo los

distintos regímenes, y siempre siendo objeto de muchas controversias. La primera

amenaza, cada vez mayor, que sufre actualmente la Iglesia es la nueva concepción del

mundo que presenta al cristianismo como intolerante y a la fe católica como

demasiado anticuada, pasada de moda e incompatible con la modernidad, y, por lo

tanto, se la somete a presión. Este es un peligro bastante serio en mi opinión, aunque

de momento no se observe con mucha nitidez. Pero existe esa opresión de la sociedad

que quiere que la Iglesia se acople a las ideas tipo standard predominantes en el

mundo.

¿Eso es una persecución contra los cristianos? Entonces, ¿qué diferencia hay entre ser

perseguidos en China, o por un régimen dictatorial, o por el islamismo, o sufrir

torturas, o en ser menospreciados en Occidente?

Utilizar aquí el término de "persecución contra los cristianos" no tiene sentido, como es

natural pero hay distintos ámbitos de la vida -y no pocos- donde hace falta mucho

valor para confesar a Cristo. Sobre todo existe el riesgo de hacer una adaptación

amable del cristianismo, para que ser cristiano resulte fácil en contraposición a

fundamentalismo, que no tiene una línea de pensamiento muy marcada. Ahora

aumenta el riesgo de dictaduras de la opinión pública, de formas de pensar que

pueden discriminar al que no estuviera conforme con ellas, y podría haber mucha

gente buena que no se atreveriera a declararse no-conformista. De haber una nueva

dictadura anticristiana en el futuro sería, sin duda alguna, mucho más sutil que lo que

hemos conocido hasta ahora. En apariencia, seguramente admitiría la religión, pero sin

que la religión pudiera intervenir ni en la forma de conducta ni en el modo de pensar.


 

 

 

3. La situación en Alemania

En ningún otro país hay tanta intranquilidad, desasosiego, y tanta pérdida de la fe

como en Alemania y los países de habla alemana. La Iglesia alemana es la más rica del

mundo y, sin embargo, tiene menos influencia en el mundo que las Iglesias pobres de

los países pobres. Las continuas protestas contra el Papa y la Curia romana nunca han

sido tan fuertes como ahora desde el Primer Concilio Vaticano del siglo pasado. ¿Qué

está sucediendo? ¿Su país natal le preocupa y le produce dolor?

Veo con mucha preocupación las escisiones en el interior de la Iglesia y la decadencia

de la fe que se extiende por todas partes. Hay unos cuantos círculos modernos para los

que todas las reformas habidas hasta el momento son insuficientes, y lo demuestran

haciendo una fuerte oposición a este pontificado y a la doctrina pontificia. Pero,

además, a los otros, digamos, buenos católicos también les parece que la Iglesia, en su

conjunto, resulta incómoda. Ya no se encuentran a gusto en ella, sufren porque la

Iglesia ya no es un lugar de paz y tranquilidad donde poder refugiarse, ahora es un

lugar de continua controversia, donde no se sienten seguros y, por tanto, también

protestan. Y esa escisión en el interior de la Iglesia, ese malestar común dentro de la

Iglesia, que conduce a un dolor también común, debería intranquilizarnos a todos. El

envejecimiento de la Iglesia, cada vez más visible, es alarmante; se asemeja un poco a

algunas de las actuales comunidades religiosas que, antiguamente, en su momento,

tuvieron épocas de esplendor, pero ahora parecen encaminadas hacia su ruina.

Parte de la población exige una separación de la Iglesia y el Estado más contundente.

Ahora se debate la supresión del concepto de Dios en las leyes fundamentales, así

como de los días festivos, la profanación del domingo, la abolición de los impuestos

para la Iglesia, etc. La presencia de crucifijos en las escuelas han sido motivo de un

conflicto constitucional.

Habría que plantearse nuevamente esta cuestión, para que mejorasen las relaciones

entre Iglesia y Estado. Mientras perdure un consenso social que permita que los valore

s fundamentales del cristianismo ocupen un lugar en la legislación, todavía puede

tener sentido un mayor acercamiento en la relación entre Estado, sociedad e Iglesia,

para que se respete la libertad de la religión. Pero si no existe esa convicción, es

imposible que haya una sólida interdependencia institucional. Por eso yo, en el fondo,

no soy contrario a buscar otros modelos de separación más contundentes, de acuerdo

con determinadas situaciones. Después de la primera guerra mundial, a la Iglesia le

hizo bien tener que deshacer el sistema que entonces había de unión Iglesia y Estado.

A la Iglesia nunca le han convenido las uniones demasiado fuertes. Por eso, a mí me

parece que los obispos alemanes deberían reflexionar y ser más realistas, y ver qué

posibilidades hay de establecer una nueva relación entre la Iglesia y el Estado,

respaldada por convicciones reales, para que diera fruto, y así nosotros Pudiéramos

mantenemos, por derecho propio, en algunas posiciones que ahora no tenemos. Un

estudio de este tipo sería muy interesante y necesario.

Esos puntos concretos que me ha citado antes, tienen respuestas muy diferentes. A mí

me parece especialmente importante mantener a Dios en la Constitución, no sacarle de

ahí, porque es algo más que una confesión cristiana. Si suprimiéramos la idea de una

dimensión superior, de un ser superior por encima de todos nosotros, tendríamos que

sustituirla por alguna ideología, porque, si no, poco a poco todo se iría desintegrando.

Un teólogo tan critico corno Bultmann, dijo en una ocasión: "Un Estado no cristiano es

posible, pero un Estado ateo no". En principio, creo que tiene razón. Si no existiera una

dimensión superior a nosotros, sólo nos quedaría un régimen arbitrario que es la ruina


 

 

 

del hombre. Y respecto a lo demás, impuestos, etc., son temas que sería muy

conveniente pararse a reflexionar.

Esta cuestión es bastante explosiva, ¿cuál sería su respuesta?

Creo que no sabría responder. En mi opinión, el sistema alemán de impuestos para la

Iglesia está globalmente bien considerado por un amplio consenso, porque aún se

reconoce a la Iglesia su prestación social. Tal vez, en un futuro, haya que buscar algún

otro modo más parecido al sistema italiano, que, por una parte, tiene una tasa bastante

inferior, y por otra, respeta la libertad del contribuyente, cosa que a mí me parece muy

importante. En Italia todo el mundo paga una tasa sobre sus ingresos -de un 0,8 por

ciento creo que es- para fines culturales, no lucrativos, etc., y que los católicos destinan

a la Iglesia. Pero pueden elegir a qué quieren destinarlo. Después, de hecho, casi todo

el mundo elige a la Iglesia católica, pero, eso sí, es una elección libre.

¿Qué opinión le merece el juicio de Karlsruhe, acerca de los crucifijos en las escuelas?

Me indignó, por supuesto. Porque para empezar, mi opinión, se basaron en unos

fundamentos bastante dudosos Y porque estaba, y sigo estando, convencido de que

todavía tenemos una gran comunidad cristiana, para la que esos signos, los crucifijos

en las escuelas, tienen un significado realmente importante. Y también sentí gran

indignación en el sentido de que me parece que se debe respetar el consenso de la

mayoría. Aquél fue un juicio antidemocrático basado solamente en unos puntos de

vista muy dudosos e insostenibles. Y después, por la reacción posterior al juicio se vio,

y ha quedado bien claro, que en nuestro país se tiene conciencia de ser católicos. Sólo

se diferencian algunos Lánder. En la Conferencia episcopal, los obispos de Baviera

tenían opiniones diversas a las de los obispos de Mecklenburg-Vorpommern. Hace

tiempo que allí no hay crucifijos, como tampoco en otras muchas zonas del norte de

Alemania. Pero eso mismo nos demuestra que no es una cuestión dogmática. Por lo

tanto, me parece absolutamente indignante que nos dejáramos arrebatar con facilidad

esos y otros signos de la fe católica. Sobre todo con la Constitución de Baviera -que no

se ha puesto en discusión, que yo sepa- que sostiene que el fundamento de la

educación es la religión cristiana.

Es decir que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, diría: "Dejad los

crucifijos en las escuelas".

sí.

¿Por qué abundan fácilmente en Alemania esos contrastes? ¿Qué país es el nuestro que

lo mismo tiene un gran espíritu que carece de él? Tal vez nos falta algo, aunque lo

compensemos con nuestra eficacia. Grillparzer dijo en una ocasión, que Dios: "no era

una realidad para Alemania. Nosotros le contemplamos como obra nuestra, en vez de

vernos a nosotros como obra suya".

Yo pienso que no deberíamos destacar tanto el hecho de ser alemanes. Porque Otros

países como Francia, España, Italia o incluso Gran Bretaña, tienen también

movimientos anticristianos, por así decir, y muchos problemas internos en sus Iglesias.

Alemania, como es lógico, tiene que cargar con el peso de su propia historia, que de

1933 a 1945 fue especialmente difícil. Ahora tendríamos que preguntarnos con

seriedad qué le aconteció a nuestro pueblo, para que pudiera suceder aquello.

Las virtudes y los defectos de los alemanes están estrechamente relacionados. Somos

un pueblo que valora mucho la disciplina, el rendimiento, el trabajo, la puntualidad y,


 

 

 

por eso, gracias a todo ello, hemos conseguido una vez más ser la potencia económica

más fuerte y tener el sistema monetario más estabilizado de Europa. Pero, por ese

camino, uno puede deslizarse fácilmente hacia una autoestima muy exagerada, y caer

en una opinión unilateral sobre el rendimiento, el trabajo y la producción que

solamente valore la autorrealización y la disciplina, atrofiando con ello otras muchas

dimensiones de la existencia humana. Esto podría conducirnos de nuevo a sentir cierto

orgullo frente a otras naciones, y así podríamos incluso llegar a pensar que únicamente

lo alemán es realmente bueno, porque lo demás son "chapuzas" y otras cosas por el

estilo. Esta tentación de autojustificarnos y autovalorarnos unilateralmente en los

parámetros del rendimiento, es, sin duda, muy propia de Alemania, sobre todo de la

historia reciente de Alemania, y hemos de tenerlo en cuenta respecto a los jóvenes

alemanes.

Y, evidentemente, no sólo afecta a los jóvenes de Alemania. Stephan Zweig intentó

explicar el carácter y la religiosidad de Alemania a través de las figuras de Erasmo de

Rotterdam y de Lutero. Porque, dejó escrito, "rara vez se dan en el destino del universo

un contraste de personalidad tan

perfecto como Erasmo y Lutero". Ahí se encuentran la Conciliación frente al fanatismo,

la razón frente a la pasión, la cultura frente a la fuerza primitiva, la burguesía frente al

nacionalismo, la evolución frente a la revolución. En Lutero estaba, "el demagogo, el

acento fanático en todo"- El resentimiento acumulado de todo un pueblo, había llegado

a manos de estos dos hombres superdotados, pero fanáticos y discordantes, "la

conciencia nacional alemana, ávida de hacer frente a clérigos y revolucionarios, llena

de odio al clero, de odio a lo extranjero y a las apagadas cenizas sociales y religiosas".

Alemania a lo largo de estos siglos de Reforma, qué duda cabe, ha adquirido una

fisonomía propia que en cierto grado incluso ha condicionado su historia futura. Esta

contraposición de Erasmo y Lutero me parece muy interesante, pero también un poco

manejada a nuestro antojo. No debemos olvidar que Erasmo era especialmente

reservado para manifestar posiciones definitivas, excepto que estaba interiormente

muy apartado de Lutero, pero -y esto desde el lado católico se le ha reprochado

mucho- no tenía un carácter muy definido. Erasmo intentaba apartarse -hoy diríamos,

académicamente de un pronunciamiento claro, lo cual era, en el fondo, imposible,

porque era desentenderse de sí mismo y del drama de ser hombre. Por lo tanto, ni

Erasmo no era de carácter muy luminoso, ni Lutero era de carácter sombrío; ambos

tenían problemas. Nosotros deberíamos cuestionamos ahora qué indecisiones se han

introducido en el carácter alemán a partir de la Reforma, pero, para ser justos, también

deberíamos preguntamos: "¿qué tenemos de problemático nosotros debido al

catolicismo?" Yo creo que, por eso, Alemania tiene una particular responsabilidad en

las conversaciones ecuménicas. No tenemos por qué ocultar lo negativo que -junto a lo

positivo- gracias a Lutero se ha introducido en la historia de Alemania, ni tampoco

significa que por eso debamos justificarnos o defendemos unilateralmente.

Al parecer, las actuales discrepancias en la Iglesia no se deben tanto al contenido de la

fe o a las exigencias de la religión. Curiosamente tampoco se deben a temas sociales,

como la pobreza, la miseria o la explotación. Alguna vez Usted ha expresado su temor

de que muchos querrían que la Iglesia se sumara a lo que se opina cada día, al

aburguesamiento del hombre moderno que se hunde en el aburrimiento.

Creo que, efectivamente, esa es una opinión muy generalizada en nuestros días. Pero

habría que añadir algo mas, y señalar que la Iglesia, en sus debates internos, se ha

quedado atascada en un par de temas, olvidando y descuidando un poco los grandes


 

 

 

retos de nuestro tiempo. Cuando se va a alguna reunión diocesana o algo semejante, se

sabe siempre cuáles serán las preguntas que se van a formular: el celibato, la

ordenación de la mujer y el matrimonio de los divorciados. Estas preguntas son

seguras. Sin embargo, también hay otras cuestiones permanentes que son de gran

preocupación para la Iglesia. Y casi nunca se toman en consideración, como es, por

ejemplo, que haya un ochenta por ciento de no-cristianos, ansiosos del Evangelio o que

ven en el Evangelio algo definitivo en la vida. Por tanto, en vez de seguir ocupados

con nuestros propios problemas, deberíamos detenemos a reflexionar seriamente en

los problemas ajenos: "¿qué podríamos hacer, como cristianos, Para explicar nuestra fe

a los demás y ayudarles a creer?".

Ante la conciencia de la Iglesia, al menos ante la de Alemania, se presenta una

tremenda decadencia. Sin embargo, nosotros sólo nos miramos y nos ocupamos de

nosotros mismos, pretendemos lavar nuestras heridas y construir una Iglesia hermosa.

Pero apenas nos damos cuenta de que la Iglesia no está aquí porque sí; la iglesia posee

la Palabra y tiene algo que decir al mundo, a ese mundo al que pertenece y al que tiene

algo que dar. Nos olvidamos de nuestro cometido.

Pero, ¿no se trata en el Vaticano la evolución alemana con cierta negligencia? Da la

impresión de que esa decadencia tan llamativa no baste para que se den cuenta de lo

que ocurre.

Es cierto, en el Vaticano se habla poco alemán. Predominan las lenguas románicas, y

mucho también la lengua inglesa; la lengua alemana, en cambio, se queda un poco

alejada del campo de observación. Pero, en Roma, por otra parte, tampoco se tiene una

visión global de lo alemán y de los alemanes. Desde Roma es algo difícil percibir la

situación específica de Alemania, porque las noticias, casi siempre, llegan ilustradas

con teorías, muy académicas, pero nada fáciles de comprender para los que vivimos en

un universo de culturas muy diferentes. Yo creo que nuestro diálogo con Alemania

tartamudea un poco. Quiero decir, que deberíamos reaccionar con más rapidez, porque

siempre tiene algo singular. Pero, sobre todo, lo mejor sería reforzar mucho más

nuestro diálogo con los obispos alemanes.

¿Es importante la actual crisis de la Iglesia? ¿Es éste el mayor desafío desde sus

comienzos? ¿Y qué significa la crisis de la Iglesia para el mundo? Usted mismo nos ha

advertido que la extinción de la Iglesia produciría una destrucción espiritual de

incalculables dimensiones.

Con respecto a lo primero, no sabría qué responder. Creo que es uno de los desafíos de

mayor magnitud. Pero en la antigua Iglesia hubo otros dos grandes retos. El primero

debido a la "gnosis", que produjo una progresiva y lenta deformación en el interior de

la Iglesia y en el culto, con la creencia en otras ideologías, mitos e imágenes, que

progresivamente fueron debilitando la fuerza de toda la Iglesia sin que apenas se

notara. Cuando nosotros leemos esa parte de la historia, nos parece que, por un lado,

estaban los gnósticos y, por otro, los Padres de la Iglesia; pero no fue así, todos estaban

implicados en aquello, y, por eso se necesitó mucho tiempo para poder aclarar las

cosas. También hubo un intento de suprimir el Antiguo Testamento, fácilmente

inteligible y que, además, era atractivo, para ceñirse únicamente a la lectura de San

Pablo. Es decir, siempre han existido movimientos hacia nuevos hallazgos, algunos de

ellos de mucha complejidad exterior. Pero, por encima de todo, ha existido desde el

principio un Magisterio central que intervenía eficazmente. Hubo que examinar aquel

conflicto, palmo a palmo, para poder llegar a su clarificación. De no haber sido así, el


 

 

 

cristianismo hubiera podido acabar de forma muy diferente, y aquella grave crisis

acaeció justo al inicio de la cristiandad, cuando aún no tenía su forma definitiva.

Otra segunda crisis importante, que tal vez no fuera tan grave como la anterior, pero

que también supuso un gran desafío para la Iglesia, fue el arrianismo. Los

emperadores establecieron el arrianismo durante un tiempo por ser algo más fácil de

entender para la mentalidad que predominaba en aquellos tiempos. El modelo que

presentaban era éste: hay un Dios y también está Cristo, que es un ser divino. De ese

modo, cualquiera lo podía entender. Los políticos enseguida se proclamaron arrianos

para favorecer su rápida expansión. Y los obispos también cambiaron de opinión y se

hicieron arrianos uno tras otro, Conferencia tras Conferencia, como diríamos ahora. Al

final, todo el universo germano acabó siendo arriano, de manera que el antiguo

mundo, el de los romanos, era católico, y el nuevo mundo, el de los germanos, era

arriano. Así parecía que era más fácil saber cuál seria el rumbo que se seguirla en el

futuro. Y otra crisis diferente, pero también muy grave, fue la del siglo XVI, aunque no

llegara a afectar a las raíces, pues 1ª común adhesión al símbolo de la fe, todavía

perdura. Sin embargo, la confusión en el interior de la Iglesia fue enorme y produjo

una serie de reformas que llegaron a una división radical.

Visto desde esa perspectiva, lo que nos está tocando vivir ahora, tal vez no sea el

mayor desafío desde los comienzos de la historia, pero éste, en cambio, sí puede

afectar las raíces.

 

4. Las causas de la decadencia

¿Cómo es posible que la crisis de la Iglesia se haya agudizado tanto? Permítame que,

de entrada, le pregunte cuáles han sido las causas que habría que buscar seguramente,

en el exterior de la Iglesia.

Desde la Ilustración existe un movimiento que considera la Iglesia demasiado

anticuada. Esta cuestión se fue haciendo más radical con el progresivo desarrollo del

pensamiento moderno. Luego, en el siglo XIX se originaron algunos movimientos en

dirección contraria, pero también mantuvieron la línea ya trazada y aquello continuó

adelante. La pauta que había que seguir era que todo fuera verificable científicamente

y de esa forma se produjo -esto lo expresa muybien Bultmann- una imposición del, así

llamado, concepto moderno de mundo, que fue aprobado como un valor altamente

dogmático y que excluía la intervención de Dios, de los milagros, y de la Revelación. El

hombre podía tener religión si quería, pero eso era algo solamente subjetivo y, por

tanto, no podía tener relación con un contenido objetivo, común, vinculante y

dogmático; cualquier dogma era considerado una contradicción para la razón humana.

A pesar de estos viento contrarios de la historia, la Iglesia se ha mantenido haciéndoles

frente, y así continuará siempre.

En cualquier caso, la posición radical de la Ilustración se muestra aquí muy parcial, ya

que una religión reducida a pura subjetividad no tiene fuerza formativa, sino que el

sujeto se confirma a sí mismo. Lo que las ciencias naturas limitan a puro racionalismo,

en el fondo, tampoco puede dar respuesta a todas las cuestiones. Las preguntas: ,de

dónde venimos", "qué soy yo", "cómo he de vivir", "para qué estoy aquí", son

cuestiones que pertenecen a una esfera distinta del racionalismo, y no se pueden

contestar ni desde la mera subjetividad, ni desde un puro irracionalismo. Como

consecuencia de ese modo de pensar, la Iglesia dejó de ser, temporalmente, una forma

de vida para toda la sociedad; la Edad Media había acabado, al menos, durante un

tiempo previsible. Y la Iglesia pasó a ser un movimiento complementario -cuando no


Grupo

ViveTuFeCatolica
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis