El pueblo y la parroquia

"En este año (1858) , su familia tuvo una prueba. Un día en el cual la mamá con los niños había bajado a Mornés y María, el papá y el hermano Domingo se encontraban en el viñedo, algunos ladrones entraron en la casa, desordenaron por donde quiera y robaron alrededor de setecientas liras, que en aquel tiempo [...] eran un capital. Sufrieron todos[...] por eso resolvieron de abandonar la Valponasca, demasiado alejada e aislada [...]. María, se decía para sus adentros... - De un mal, un bien. En el pueblo, estamos más cerca de la Iglesia [...] alguna Misa, alguna pequeña visita, alguna bendición de más-. Y alababa al Señor (de la "Cronistoria del Instituto de las HMA").
LA CASA DEL TIFUS. El padre de María había comprado esta casa el 16 de marzo de 1858. Uno de los motivos que habían obligado a José Mazzarello a dejar la Valponasca por el pueblo, fué un hecho desagradable: en un lugar tan aislado, una tarde, regresando del trabajo en los campos, la familia Mazzarello se encontró asaltada. Después de haber asistido a los tíos enfermos, María contrae el tifus. Fué una grave y larga enfermedad. Don Pestarino había pedido al padre la presencia de María al lado de los parientes enfermos en la fracción de los Mazzarello. El se había opuesto, pero sin quitarle a María la libertad de tomar una decisión personal. Y ella la había tomado diciendo a Don Pestarino: "Si usted quiere, yo voy; pero estoy segura que me contagiaré". Dios tenía sus designios. María se enfermó el día de la Asunción (1860) y se pudo levantar solamente el 7 de octubre, después de 52 días en cama. El fuerte sarmiento de su vida quebrantado, volvía a la vida con toda su confianza depositada sólo en Dios. Ya no más las viñas, ya no más los campos: otra mies le había preparado el Señor.
LA CASA DEL SATRE, VALENTIN CAMPI. Pasando exactamente cerca del taller del Campi le vino a María una idea: "Si supiera arreglármelas mejor en el trabajo con la aguja, si supiera trabajar como costurera, cuántas jovencitas podría reunir. A las más pequeñitas quisiera enseñarles a hacer las medias, a coser, a remendar; a las mayores les enseñaría a preparar la propia ropa, a hacerse sus propios vestidos y las tendría mientras tanto, lejos de los peligros, de las conversaciones superficiales, de la vanidad. Las acercaría al Señor y a la Virgen. Necesitaría capacitarme para todo esto"(de la Cronistoria del Instituto HMA). Y aquí, en esta casa, inmediatamente después de la Pascua del 1861 María y su amiga Petronila iniciaron su aprendiz.
LA CASA DE TERESA PAMPURO. Teresa Pampuro, de Mornese, estuvo entre las primeras HMA con María y Petronila. Cuando don Pestarino hizo costruir la casa llamada "de la Inmaculada" fué ayudado, en los gastos, también por las Hijas de la Inmaculada. Teresa Pampuro estuvo entre aquellas que dieron inicio ala vida en común en la Casa de la Inmaculada con María, Petronila, Juana Ferrettino, también de Mornés.
CASA BODRATO. En esta casa María y su amiga Petronila alquilaron dos piezas para hospedar, en el 1863, dos niñas huérfanas de madre.
CASA MACCAGNO. Angela Maccagno era una muchacha de Mornés. Aconsejada por don Pestarino había estudiado en Genova y enseñaba en la escuela municipal del pueblo. En esta casa de Angela Maccagno, María y Petronila pudieron dar una estabilidad inicial al taller de costura y al oratorio.
LA CASA DE LA INMACULADA. Don Pestarino la había hecho construir para vivir allí, con la intención de dejarla con el tiempo a las Hijas de la Inmaculada para que pudieran vivir juntas allí cuando se quedaran sin familiares. Aquí, en el octubre del 1867, las Hijas de la Inmaculada comenzaron a vivir en comunidad. Las primeras fueron: María, Petronila, Juana Ferrettino y Teresa Pampuro. Con ellas vivieron también algunas muchachas. María, aunque de salud débil, tuvo la plena aprobación del padre que como educador auténtico secundó las buenas inclinaciones de María, acompañándola con su cariño. María Mazzarello no sabía dónde el Señor la estaba conduciendo, pero confiaba en Él; era como un cirio que elegía la via de la radicalidad evangélica expresada en la sencillez de cada dia y en el gozo del corazón enamorado de Cristo.
LA IGLESIA PARROQUIAL. En el 1486, la Iglesia de Santa María, la Iglesia del antiguo Castellazzo, por estar situada en el centro del pueblo, tomó el primer puesto en la consideración de los señores de Mornés. Convertida en parroquia, se encontraba en mal estado tanto que, en el 1590 habían ya iniciado, en las inmediatas cercanías, la construcción de una nueva Iglesia con una nave. Gracias a la colaboración de la población, los trabajos se concluyeron rápidamente en el noviembre del 1602 y la Iglesia fué dedicada a san Nicolas de Tolentino y más tarde también a san Silvestre. La parroquia de Mornés pasó, en época napoleónica, de la cancelada diócesis de Tortona, a la cual pertenecía, a la diócesis de Casale. Con la restauración vino asignada a la diócesis de Acqui, de la cual es aún parte. Desde el 1812 en adelante el edificio sufrió una serie de mejoras que hoy la hacen una de las Iglesias más bellas del territorio. En sus subterraneos, donde subsisten evidentes señales de los fundamentos del antiguo Castellazzo y del primer Oratorio, se realizó, en el invierno del 1995, a cargo de un grupo de voluntarios de Mornés, un Pesebre permanente. Lo que atraía a María Mazzarello hacia esta Iglesia era la presencia de Jesús eucaristía: no escatimaba esfuerzos para encontrarse con Él. Todoso los momentos de espera delante la puerta, cuando llegaba temprano en la mañana desde la Valponasca, con qualquier tipo de tiempo, testimonian la veracidad de las palabras biblicas "las grandes aguas no pueden apagar el amor". En esta Iglesia, en la fuente Bautismal de piedra dominada por un cuadro del Bautista, María fué bautizada. En esta Iglesia seguía, atentísima, las lecciones del catecismo de don Pestarino y las homilías dominicales que, según el uso del tiempo, se hacían desde lo alto del púlpito. En esta Iglesia María hizo la primera Confesión y la primera Comunión y, después de la terrible enfermedad del tifus, cuando finalmente pudo llegar hasta la Iglesia, metiéndose en el rincon más oscuro dice al Señor: - Oh, Señor! Si me das todavía un poco más de vida, haz que sea olvidada por todos: estoy contenta de ser recordada sólo de tí.
EL SENDERO DE LOS HUERTOS. Se encuentra entre la casa de la Inmaculada y el edificio anexo a la Parroquia y baja rapido entre huertos y viñas. Como resulta del dibujo de la Iglesia que se remonta al 1808, el sendero que vemos hoy era probablemente, la continuación de una pequeña calle que se abría entre la Iglesia (entónces de una sola nave) y el Oratorio de la Confraternidad de Santa Maria de los Disciplinados. Precisamente en el sendero de los huertos, aquel que todavía hoy se ve, María se encontraba frequentemente con su amiga. En el período de la convalescencia reflexionaba sobre su vida, sobre lo que habría podido hacer. Y justo en este lugar confió a Petronila su sueño: ocuparse de las muchachas de Mornés y llevarlas al Señor. El trabajo de costurera tenía en el fondo una clara motivación: debía ser la via para alcanzar grandes metas, aquellas que están en el corazón mismo de Dios.