Oraciones a la Divina Misericordia
La Hora de la Misericordia
A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Ésta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión... (1320).
Te recuerdo, hija Mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada (145) alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia. Hija Mía, en esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de Misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te he dado a conocer este misterio de modo más profundo. (1575).
Coronilla a la Divina Misericordia
A la mañana siguiente, cuando entré en nuestra capilla, oí esta voz interior: Cuantas veces entres en la capilla, reza en seguida esta oración que te enseñé ayer. Cuando recé esta plegaria, oí en el alma estas palabras: Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común, de modo siguiente:
Primero rezarás una vez el Padre nuestro y el Ave María y el Credo, después, en las cuentas correspondientes al Padre nuestro, dirás las siguientes palabras:
Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero;
E n las cuentas del Ave María, dirás las siguientes palabras:
Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Para terminar, dirás tres veces estas palabras: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero .
En una ocasión, mientras iba por el pasillo a la cocina, oí en el alma estas palabras: Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia.
Promesa del Señor: A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte.
Al entrar en mi soledad, oí estas palabras: Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca de un agonizante es rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo.
Oh, si todos conocieran qué grande es la misericordia del Señor y cuánto todos nosotros necesitamos esta misericordia, especialmente en aquella hora decisiva.
Mientras rezaba la coronilla, de repente, oí una voz: ¡Oh!, qué gracias más grandes concederé a las almas que recen esta coronilla; las entrañas de Mi misericordia se enternecen por quienes rezan esta coronilla. Anota estas palabras, hija Mía, habla al mundo de Mi misericordia para que toda la humanidad conozca la infinita misericordia Mía. Es una señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo, que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia, se beneficien de la Sangre y del Agua que brotó para ellos. ¡Oh! almas humanas, ¿dónde encontrarán refugio el día de la ira de Dios? Refúgiense ahora en la Fuente de la Divina Misericordia. ¡Oh!, qué gran número de almas veo que han adorado la Divina Misericordia y cantarán el himno de gloria por la eternidad.
Hija Mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado. A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz. Escríbelo para las almas afligidas: Cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Estas almas tienen prioridad en Mi Corazón compasivo, ellas tienen preferencia en Mi misericordia. Proclama que ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad. Escribe: cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador Misericordioso.
[...] y oí estas palabras: A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad.
El Vía Crucis a la Divina Misericordia
Padre Eterno, te ofrezco la dolorosa Pasión de Jesús para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.
1. Por su condena a muerte, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
2. Por la cruz que le fue cargada sobre sus espaldas, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
3. Por su primera caída, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
4. Por las lágrimas de su Madre que vino a su encuentro, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
5. Por su angustiosa fatiga por cuya causa se debió obligar a un hombre a ayudarlo, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
6. Por la compasión de la mujer que le enjugó el rostro ensangrentado, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
7. Por su segunda caída, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
8. Por las palabras que EL dirigió a las mujeres que lo compadecían, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
9. Por su tercera caída, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
10. Por aquella brasa de dolor que presentaba su cuerpo cuando fue despojado de sus vestiduras, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
11. Por la horrible transfixión de los clavos que atravesaron sus manos y sus pies, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
12. Por el Agua y la Sangre que brotaron de su Corazón como "fuente de todos los bienes para nosotros" (San Pedro Canisio), ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
13. Por la imagen de todos los dolores que ofrecía su Madre cuando lo tenía muerto entre sus brazos, a tal punto que aún hoy llamamos a esa escena "La Piedad", ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
14. Por la piedra que se cerró sobre su sepulcro, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
R.P. Don Carlo Vivaldelli
Secretariado Italiano
Divina Misericordia
Letanías a la Divina Misericordia
Señor, ten misericordia de nosotros,
Cristo, ten misericordia de nosotros,
Señor, ten misericordia de nosotros,
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santísima Trinidad un solo Dios verdadero,
ten misericordia de nosotros.
Jesús, rey de misericordia, por quien fueron creadas las cosas
confiamos en ti.
A cada súplica se responde: Confiamos en Ti
Jesús, rey de misericordia, que has redimido al mundo:
Jesús, rey de misericordia, que nos has santificado:
Jesús, rey de misericordia, que nos has revelado el misterio de la Santísima Trinidad:
Jesús, rey de misericordia, que nos has manifestado la omnipotencia divina:
Jesús, rey de misericordia, que has creado los ángeles:
Jesús, rey de misericordia, que de la nada nos has llamado a la existencia:
Jesús, rey de misericordia, que abarcas todo el universo:
Jesús, rey de misericordia, que nos has dado la vida inmortal:
Jesús, rey de misericordia, que nos proteges de las penas merecidas:
Jesús, rey de misericordia, que nos libras de la miseria del pecado:
Jesús, rey de misericordia, que nos has confiado a María Virgen, Madre de Misericordia:
Jesús, rey de misericordia, que te hiciste hombre para sellar una Nueva Alianza:
Jesús, rey de misericordia, que sufriste la muerte para salvar a la humanidad:
Jesús, rey de misericordia, alegría de los bienaventurados:
Jesús, rey de misericordia, fuente inextinguible de milagros:
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.
OREMOS
Oh Dios clementísimo,
Padre de misericordia y Dios de todo consuelo, que no quieres que perezca ninguno de los que creen en ti: inclina tu mirada sobre nosotros y multiplica tus misericordias según las grandezas de tu compasión, a fin de que nunca desesperemos tu voluntad con gran confianza.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es Dios y vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
AMÉN
Himno a la Divina Misericordia
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Jesús Misericordioso
amor del Padre hecho perdón,
Jesús Misericordioso
que llegue a tí nuestra oración.
Un Padre que nos ama
y se quiere manifestar
haciendo santo a un pueblo
que de la cruz renacerá.
Jesús le da respuesta
a la fatiga y al dolor,
busquemos en su mesa
el nuevo pan de salvación.
Perdona nuestras culpas,
transforma nuestro corazón,
un nuevo tiempo llega
en el que habrá resurrección.
Atardecer que espera
la conversión y la unidad,
que nada nos perturbe,
el Amor santo juzgará. |