¡Dios te salve María!
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ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS DIRECTORIO FRANCISCANO Escritos de San Francisco de Asís ------------------------------------------------------------------------ ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Índice: Alabanzas del Dios Altísimo [AlD] pág. 11 Alabanzas en todas las Horas [AlHor] pág. 11 Audite, Poverelle [Audite] pág. 13 Bendición a fray Bernardo [BenBer] pág. 13 Benedición a fray León [BenL] pág. 14 Cántico del Hermano Sol [Cant] pág. 14 Carta a San Antonio [CtaAnt] pág. 16 Carta a las Autoridades [CtaA] pág. 16 Carta a los Clerigos I [CtaCle1] pág. 17 Carta a los Clerigos II [CtaCle2] pág. 18 Carta a los Custodios I [CtaCus1] pág. 19 Carta a los Custodios II [CtaCus2] pág. 20 Carta a los Fieles I [CtaF1] pág. 20 Carta a los Fieles II [CtaF2] pág. 22 Carta a fray León [CtaL] pág. 27 1 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Carta a un Ministro [CtaM] pág. 28 Carta a toda la orden [CtaO] pág. 29 Exhortacion a la Alabanza de Dios [ExhAD] pág. 33 Exposición del Padre nuestro [ExpPN] pág. 34 Forma de Vida de Santa Clara [FVCl] pág. 35 Oficio de la Pasión del Señor [Ofp] pág. 35 Oración ante el Crucifijo [Orsd] pág. 52 Regla no Bulada [Rnb1r] pág. 58 Regla para los Eremitorios [Rer] pág. 76 Saludo a la B. Virgen María [SalVM] pág. 76 Saludo a las Virtudes [SalVir] pág. 77 Testamento de Siena [TestS] pág. 80 Última Voluntad a Santa Clara [UltVol] pág. 80 Verdadera Alegría [VerAl] pág. 80 . 2 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS A D M O N I C I O N E S [Adm] Cap. I: Del cuerpo del Señor 1Dice el Señor Jesús a sus discípulos: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre sino por mí. 2Si me conocierais a mí, ciertamente conoceríais también a mi Padre; y desde ahora lo conoceréis y lo habéis visto. 3Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. 4Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me habéis conocido? Felipe, el que me ve a mí, ve también a mi Padre (Jn 14,6-9). 5El Padre habita en una luz inaccesible (cf. 1 Tim 6,16), y Dios es espíritu (Jn 4,24), y a Dios nadie lo ha visto jamás (Jn 1,18). 6Por eso no puede ser visto sino en el espíritu, porque el espíritu es el que vivifica; la carne no aprovecha para nada (Jn 6,64). 7Pero ni el Hijo, en lo que es igual al Padre, es visto por nadie de otra manera que el Padre, de otra manera que el Espíritu Santo. 8De donde todos los que vieron al Señor Jesús según la humanidad, y no vieron y creyeron según el espíritu y la divinidad que él era el verdadero Hijo de Dios, se condenaron. 9Así también ahora, todos los que ven el sacramento, que se consagra por las palabras del Señor sobre el altar por mano del sacerdote en forma de pan y vino, y no ven y creen, según el espíritu y la divinidad, que sea verdaderamente el santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, se condenan, 10como lo atestigua el mismo Altísimo, que dice: Esto es mi cuerpo y mi sangre del nuevo testamento, [que será derramada por muchos] (cf. Mc 14,22.24); 11y: Quien come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna (cf. Jn 6,55). 12De donde el espíritu del Señor, que habita en sus fieles, es el que recibe el santísimo cuerpo y sangre del Señor. 13Todos los otros que no participan del mismo espíritu y se atreven a recibirlo, comen y beben su condenación (cf. 1 Cor 11,29). 14De donde: Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo seréis de pesado corazón? (Sal 4,3). 15¿Por qué no reconocéis la verdad y creéis en el Hijo de Dios? (cf. Jn 9,35). 16Ved que diariamente se humilla (cf. Fil 2,8), como cuando desde el trono real (Sab 18,15) vino al útero de la Virgen; 17diariamente viene a nosotros él mismo apareciendo humilde; 18diariamente desciende del seno del Padre (cf. Jn 1,18) sobre el altar en las manos del sacerdote. 19Y como se mostró a los santos apóstoles en carne verdadera, así también ahora se nos muestra a nosotros en el pan sagrado. 20Y como ellos, con la mirada de su carne, sólo veían la carne de él, pero, contemplándolo con ojos espirituales, creían que él era Dios, 21así también nosotros, viendo el pan y el vino con los ojos corporales, veamos y creamos firmemente que es su santísimo cuerpo y sangre vivo y verdadero. 22Y de este modo siempre está el Señor con sus fieles, como él mismo dice: 3 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Ved que yo estoy con vosotros hasta la consumación del siglo (cf. Mt 28,20). Cap. II: Del mal de la propia voluntad 1Dijo el Señor a Adán: Come de todo árbol, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas (cf. Gén 2,16.17). 2Podía comer de todo árbol del paraíso, porque, mientras no contravino a la obediencia, no pecó. 3Come, en efecto, del árbol de la ciencia del bien, aquel que se apropia su voluntad y se enaltece del bien que el Señor dice y obra en él; 4y así, por la sugestión del diablo y la transgresión del mandamiento, vino a ser la manzana de la ciencia del mal. 5De donde es necesario que sufra la pena. Cap. III: De la perfecta obediencia 1Dice el Señor en el Evangelio: El que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser discípulo mío (Lc 14,33); 2y: El que quiera salvar su vida, la perderá (Lc 9,24). 3Deja todo lo que posee y pierde su cuerpo el hombre que se ofrece a sí mismo todo entero a la obediencia en manos de su prelado. 4Y todo lo que hace y dice que él sepa que no es contra la voluntad del prelado, mientras sea bueno lo que hace, es verdadera obediencia. 5Y si alguna vez el súbdito ve cosas mejores y más útiles para su alma que aquellas que le ordena el prelado, sacrifique voluntariamente sus cosas a Dios, y aplíquese en cambio a cumplir con obras las cosas que son del prelado. 6Pues ésta es la obediencia caritativa (cf. 1 Pe 1,22), porque satisface a Dios y al prójimo. 7Pero si el prelado le ordena algo que sea contra su alma, aunque no le obedezca, sin embargo no lo abandone. 8Y si a causa de eso sufriera la persecución de algunos, ámelos más por Dios. 9Pues quien sufre la persecución antes que querer separarse de sus hermanos, verdaderamente permanece en la perfecta obediencia, porque da su vida (cf. Jn 15,13) por sus hermanos. 10Pues hay muchos religiosos que, so pretexto de que ven cosas mejores que las que les ordenan sus prelados, miran atrás (cf. Lc 9,62) y vuelven al vómito de la propia voluntad (cf. Prov 26,11; 2 Pe 2,22); 11éstos son homicidas y, a causa de sus malos ejemplos, hacen que se pierdan muchas almas. Cap. IV: Que nadie se apropie la prelacía 1No he venido a ser servido, sino a servir, dice el Señor (cf. Mt 20,28). 2Aquellos que han sido constituidos sobre los otros, gloríense de esa prelacía tanto, cuanto si 4 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS hubiesen sido destinados al oficio de lavar los pies a los hermanos. 3Y cuanto más se turban por la pérdida de la prelacía que por la pérdida del oficio de lavar los pies, tanto más acumulan en la bolsa para peligro de su alma (cf. Jn 12,6). Cap. V: Que nadie se ensoberbezca, sino que se gloríe en la cruz del Señor 1Considera, oh hombre, en cuán grande excelencia te ha puesto el Señor Dios, porque te creó y formó a imagen de su amado Hijo según el cuerpo, y a su semejanza (cf. Gén 1,26) según el espíritu. 2Y todas las criaturas que hay bajo el cielo, de por sí, sirven, conocen y obedecen a su Creador mejor que tú. 3Y aun los demonios no lo crucificaron, sino que tú, con ellos, lo crucificaste y todavía lo crucificas deleitándote en vicios y pecados. 4¿De qué, por consiguiente, puedes gloriarte? 5Pues, aunque fueras tan sutil y sabio que tuvieras toda la ciencia (cf. 1 Cor 13,2) y supieras interpretar todo género de lenguas (cf. 1 Cor 12,28) e investigar sutilmente las cosas celestiales, de ninguna de estas cosas puedes gloriarte; 6porque un solo demonio supo de las cosas celestiales y ahora sabe de las terrenas más que todos los hombres, aunque hubiera alguno que hubiese recibido del Señor un conocimiento especial de la suma sabiduría. 7De igual manera, aunque fueras más hermoso y más rico que todos, y aunque también hicieras maravillas, de modo que ahuyentaras a los demonios, todas estas cosas te son contrarias, y nada te pertenece, y no puedes en absoluto gloriarte en ellas; 8por el contrario, en esto podemos gloriarnos: en nuestras enfermedades (cf. 2 Cor 12,5) y en llevar a cuestas a diario la santa cruz de nuestro Señor Jesucristo (cf. Lc 14,27). Cap. VI: De la imitación del Señor 1Consideremos todos los hermanos al buen pastor, que por salvar a sus ovejas sufrió la pasión de la cruz. 2Las ovejas del Señor le siguieron en la tribulación y la persecución, en la vergüenza y el hambre, en la enfermedad y la tentación, y en las demás cosas; y por esto recibieron del Señor la vida sempiterna. 3De donde es una gran vergüenza para nosotros, siervos de Dios, que los santos hicieron las obras y nosotros, recitándolas, queremos recibir gloria y honor. Cap. VII: Que el buen obrar siga a la ciencia 1Dice el Apóstol: La letra mata, pero el espíritu vivifica (2 Cor 3,6). 2Son 5 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS matados por la letra aquellos que únicamente desean saber las palabras solas, para ser tenidos por más sabios entre los otros y poder adquirir grandes riquezas que dar a consanguíneos y amigos. 3Y son matados por la letra aquellos religiosos que no quieren seguir el espíritu de la divina letra, sino que desean más bien saber únicamente las palabras e interpretarlas para los otros. 4Y son vivificados por el espíritu de la divina letra aquellos que no atribuyen al cuerpo toda la letra que saben y desean saber, sino que, con la palabra y el ejemplo, la devuelven al altísimo Señor Dios, de quien es todo bien. Cap. VIII: Del pecado de envidia, que se ha de evitar 1Dice el Apóstol: Nadie puede decir: Señor Jesús, sino en el Espíritu Santo (1 Cor 12,3); 2y: No hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno (Rom 3,12). 3Por consiguiente, todo el que envidia a su hermano por el bien que el Señor dice y hace en él, incurre en el pecado de blasfemia, porque envidia al mismo Altísimo (cf. Mt 20,15), que dice y hace todo bien. Cap. IX: Del amor 1Dice el Señor: Amad a vuestros enemigos, [haced el bien a los que os odian, y orad por los que os persiguen y calumnian] (Mt 5,44). 2En efecto, ama de verdad a su enemigo aquel que no se duele de la injuria que le hace, 3sino que, por amor de Dios, se consume por el pecado del alma de su enemigo. 4Y muéstrele su amor con obras. Cap. X: Del castigo del cuerpo 1Hay muchos que, cuando pecan o reciben una injuria, con frecuencia acusan al enemigo o al prójimo. 2Pero no es así, porque cada uno tiene en su poder al enemigo, es decir, al cuerpo, por medio del cual peca. 3Por eso, bienaventurado aquel siervo (Mt 24,46) que tiene siempre cautivo a tal enemigo entregado en su poder, y se guarda sabiamente de él; 4porque, mientras haga esto, ningún otro enemigo, visible o invisible, podrá dañarle. Cap. XI: Que nadie se altere por el pecado de otro 6 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 1Al siervo de Dios nada debe desagradarle, excepto el pecado. 2Y de cualquier modo que una persona peque, si por esto el siervo de Dios se turba y se encoleriza, y no por caridad, atesora para sí una culpa (cf. Rom 2,5). 3El siervo de Dios que no se encoleriza ni se conturba por cosa alguna, vive rectamente sin propio. 4Y bienaventurado aquel que no retiene nada para sí, devolviendo al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios (Mt 22,21). Cap. XII: De cómo conocer el espíritu del Señor 1Así se puede conocer si el siervo de Dios tiene el espíritu del Señor: 2si, cuando el Señor obra por medio de él algún bien, no por eso su carne se exalta, porque siempre es contraria a todo lo bueno, 3sino que, más bien, se tiene por más vil ante sus propios ojos y se estima menor que todos los otros hombres. Cap. XIII: De la paciencia 1Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios (Mt 5,9). El siervo de Dios no puede conocer cuánta paciencia y humildad tiene en sí, mientras todo le suceda a su satisfacción. 2Pero cuando venga el tiempo en que aquellos que deberían causarle satisfacción, le hagan lo contrario, cuanta paciencia y humildad tenga entonces, tanta tiene y no más. Cap. XIV: De la pobreza de espíritu 1Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3). 2Hay muchos que, perseverando en oraciones y oficios, hacen muchas abstinencias y mortificaciones corporales, 3pero, por una sola palabra que les parezca injuriosa para sus cuerpos o por alguna cosa que se les quite, escandalizados enseguida se perturban. 4Estos no son pobres de espíritu, porque quien es de verdad pobre de espíritu, se odia a sí mismo y ama a aquellos que lo golpean en la mejilla (cf. Mt 5,39). Cap. XV: De la paz 1Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios (Mt 5,9). 7 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 2Son verdaderamente pacíficos aquellos que, con todo lo que padecen en este siglo, por el amor de nuestro Señor Jesucristo, conservan la paz en el alma y en el cuerpo. Cap. XVI: De la limpieza del corazón 1Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (Mt 5,8). 2Son verdaderamente limpios de corazón quienes desprecian las cosas terrenas, buscan las celestiales y no dejan nunca de adorar y ver, con corazón y alma limpios, al Señor Dios vivo y verdadero. Cap. XVII: Del humilde siervo de Dios 1Bienaventurado aquel siervo (Mt 24,46) que no se exalta más del bien que el Señor dice y obra por medio de él, que del que dice y obra por medio de otro. 2Peca el hombre que quiere recibir de su prójimo más de lo que él no quiere dar de sí al Señor Dios. Cap. XVIII: De la compasión del prójimo 1Bienaventurado el hombre que soporta a su prójimo según su fragilidad en aquello en que querría ser soportado por él, si estuviera en un caso semejante (Gál 6,2; Mt 7,12). 2Bienaventurado el siervo que devuelve todos los bienes al Señor Dios, porque quien retiene algo para sí, esconde en sí el dinero de su Señor Dios (Mt 25,18), y lo que creía tener se le quitará (Lc 8,18). Cap. XIX: Del humilde siervo de Dios 1Bienaventurado el siervo que no se tiene por mejor cuando es engrandecido y exaltado por los hombres, que cuando es tenido por vil, simple y despreciado, 2porque cuanto es el hombre delante de Dios, tanto es y no más. 3¡Ay de aquel religioso que ha sido puesto en lo alto por los otros, y por su voluntad no quiere descender! 4Y bienaventurado aquel siervo (Mt 24,46) que no es puesto en lo alto por su voluntad, y siempre desea estar bajo los pies de los otros. 8 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Cap. XX: Del religioso bueno y del religioso vano 1Bienaventurado aquel religioso que no encuentra placer y alegría sino en las santísimas palabras y obras del Señor, 2y con ellas conduce a los hombres al amor de Dios con gozo y alegría (cf. Sal 50,10). 3¡Ay de aquel religioso que se deleita en las palabras ociosas y vanas y con ellas conduce a los hombres a la risa! Cap. XXI: Del religioso frívolo y locuaz 1Bienaventurado el siervo que, cuando habla, no manifiesta todas sus cosas con miras a la recompensa, y no es ligero para hablar (cf. Prov 29,20), sino que prevé sabiamente lo que debe hablar y responder. 2¡Ay de aquel religioso que no guarda en su corazón los bienes que el Señor le muestra (cf. Lc 2,19.51) y no los muestra a los otros con obras, sino que, con miras a la recompensa, ansía más bien mostrarlos a los hombres con palabras! 3Él recibe su recompensa (cf. Mt 6,2.16), y los oyentes sacan poco fruto. Cap. XXII: De la corrección 1Bienaventurado el siervo que soporta tan pacientemente la advertencia, acusación y reprensión que procede de otro, como si procediera de sí mismo. 2Bienaventurado el siervo que, reprendido, benignamente asiente, con vergüenza se somete, humildemente confiesa y gozosamente satisface. 3Bienaventurado el siervo que no es ligero para excusarse, sino que humildemente soporta la vergüenza y la reprensión de un pecado, cuando no incurrió en culpa. Cap. XXIII: De la humildad 1Bienaventurado el siervo a quien se encuentra tan humilde entre sus súbditos, como si estuviera entre sus señores. 2Bienaventurado el siervo que permanece siempre bajo la vara de la corrección. 3Es siervo fiel y prudente (cf. Mt 24,45) el que, en todas sus ofensas, no tarda en castigarse interiormente por la contrición y exteriormente por la confesión y la satisfacción de obra. Cap. XXIV: Del verdadero amor 9 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Bienaventurado el siervo que ama tanto a su hermano cuando está enfermo, que no puede recompensarle, como cuando está sano, que puede recompensarle. Cap. XXV: De nuevo sobre lo mismo Bienaventurado el siervo que ama y respeta tanto a su hermano cuando está lejos de él, como cuando está con él, y no dice nada detrás de él, que no pueda decir con caridad delante de él. Cap. XXVI: Que los siervos de Dios honren a los clérigos 1Bienaventurado el siervo que tiene fe en los clérigos que viven rectamente según la forma de la Iglesia Romana. 2Y ¡ay de aquellos que los desprecian!; pues, aunque sean pecadores, nadie, sin embargo, debe juzgarlos, porque solo el Señor en persona se reserva el juzgarlos. 3Pues cuanto mayor es el ministerio que ellos tienen del santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, que ellos reciben y ellos solos administran a los demás, 4tanto más pecado tienen los que pecan contra ellos, que los que pecan contra todos los demás hombres de este mundo. Cap. XXVII: De la virtud que ahuyenta al vicio 1Donde hay caridad y sabiduría, allí no hay temor ni ignorancia. 2Donde hay paciencia y humildad, allí no hay ira ni perturbación. 3Donde hay pobreza con alegría, allí no hay codicia ni avaricia. 4Donde hay quietud y meditación, allí no hay preocupación ni vagancia. 5Donde está el temor de Dios para custodiar su atrio (cf. Lc 11,21), allí el enemigo no puede tener un lugar para entrar. 6Donde hay misericordia y discreción, allí no hay superfluidad ni endurecimiento. Cap. XXVIII: Hay que esconder el bien para que no se pierda 10 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 1Bienaventurado el siervo que atesora en el cielo (cf. Mt 6,20) los bienes que el Señor le muestra, y no ansía manifestarlos a los hombres con la mira puesta en la recompensa, 2porque el Altísimo en persona manifestará sus obras a todos aquellos a quienes le plazca. 3Bienaventurado el siervo que guarda en su corazón los secretos del Señor (cf. Lc 2,19.51). ------------------------------------------------------------------------ ALABANZAS DEL DIOS ALTÍSIMO [AlD] 1Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas (Sal 76,15). 2Tú eres fuerte, tú eres grande (cf. Sal 85,10), tú eres altísimo, tú eres rey omnipotente, tú, Padre santo (Jn 17,11), rey del cielo y de la tierra (cf. Mt 11,25). 3Tú eres trino y uno, Señor Dios de dioses (cf. Sal 135,2), tú eres el bien, todo el bien, el sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero (cf. 1 Tes 1,9). 4Tú eres amor, caridad; tú eres sabiduría, tú eres humildad, tú eres paciencia (Sal 70,5), tú eres belleza, tú eres mansedumbre, tú eres seguridad, tú eres quietud, tú eres gozo, tú eres nuestra esperanza y alegría, tú eres justicia, tú eres templanza, tú eres toda nuestra riqueza a satisfacción. 5Tú eres belleza, tú eres mansedumbre; tú eres protector (Sal 30,5), tú eres custodio y defensor nuestro; tú eres fortaleza (cf. Sal 42,2), tú eres refrigerio. 6Tú eres esperanza nuestra, tú eres fe nuestra, tú eres caridad nuestra, tú eres toda dulzura nuestra, tú eres vida eterna nuestra: Grande y admirable Señor, Dios omnipotente, misericordioso Salvador. ------------------------------------------------------------------------ ALABANZAS QUE SE HAN DE DECIR EN TODAS LAS HORAS [ALHOR] 1Santo, santo, santo Señor Dios omnipotente, el que es y el que era y el que ha de venir (cf. Ap 4,8): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 2Digno eres, Señor Dios nuestro, de recibir la alabanza, la gloria y el honor y la bendición (cf. Ap 4,11): 1 1 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 3Digno es el cordero, que ha sido degollado, de recibir el poder y la divinidad y la sabiduría y la fortaleza y el honor y la gloria y la bendición (Ap 5,12): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 4Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo: Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 5Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor (Dan 3,57): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 6Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos y los que teméis a Dios, pequeños y grandes (cf. Ap 19,5): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 7Los cielos y la tierra alábenlo a él que es glorioso (cf. Sal 68,35; Sal Rom): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 8Y toda criatura que hay en el cielo y sobre la tierra, y las que hay debajo de la tierra y del mar, y las que hay en él (cf. Ap 5,13): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 9Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 10Como era en el principio y ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 11Oración: Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, todo bien, sumo bien, total bien, que eres el solo bueno (cf. Lc 18,19), a ti te ofrezcamos toda alabanza, toda gloria, toda gracia, todo honor, toda bendición y todos los bienes. Hágase. Hágase. Amén. ------------------------------------------------------------------------ 12 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS "AUDITE": CANTO DE EXHORTACIÓN PARA LAS DAMAS POBRES DE SAN DAMIÁN [AUDITE] 1Escuchad, pobrecillas, por el Señor llamadas, que de muchas partes y provincias habéis sido congregadas: vivid siempre en la verdad, que en obediencia muráis. 2No miréis a la vida de fuera, porque la del espíritu es mejor. Yo os ruego con gran amor que tengáis discreción de las limosnas que os da el Señor. 3Las que están por enfermedad gravadas y las otras que por ellas están fatigadas, unas y otras soportadlo en paz, 4porque muy cara venderéis esta fatiga, porque cada una será reina en el cielo coronada con la Virgen María. ------------------------------------------------------------------------ BENDICIÓN A Fr. BERNARDO [BenBer] 1Escribe como te digo: 2El primer hermano que me dio el Señor fue fray Bernardo, y él fue el que primero comenzó y cumplió perfectísimamente la perfección del santo 13 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Evangelio distribuyendo todos sus bienes a los pobres; 3por lo cual y por otras muchas prerrogativas, estoy obligado a amarlo más que a ningún otro hermano de toda la Religión. 4Por eso, quiero y mando, como puedo, que, quienquiera que sea ministro general, lo ame y honre como a mí mismo, 5y que también los otros ministros provinciales y los hermanos de toda la Religión lo tengan en vez de mí. ------------------------------------------------------------------------ BENDICIÓN A Fr. LEÓN (BenL) 1El Señor te bendiga y te guarde; te muestre su faz y tenga misericordia de ti. 2Vuelva su rostro a ti y te dé la paz (Núm 6,24-26). 3El Señor te bendiga, hermano León (cf. Núm 6,27b). ------------------------------------------------------------------------ CÁNTICO DEL HERMANO SOL [Cánt] o ALABANZAS DE LAS CRIATURAS 1Altísimo, omnipotente, buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición. 2A ti solo, Altísimo, corresponden, y ningún hombre es digno de hacer de ti mención. 3Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas, especialmente el señor hermano sol, el cual es día, y por el cual nos alumbras. 14 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 4Y él es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo, lleva significación. 5Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas, en el cielo las has formado luminosas y preciosas y bellas. 6Loado seas, mi Señor, por el hermano viento, y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo, por el cual a tus criaturas das sustento. 7Loado seas, mi Señor, por la hermana agua, la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta. 8Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual alumbras la noche, y él es bello y alegre y robusto y fuerte. 9Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra, la cual nos sustenta y gobierna, y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba. 10Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor, y soportan enfermedad y tribulación. 11Bienaventurados aquellos que las soporten en paz, porque por ti, Altísimo, coronados serán. 12Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. 13¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!: bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad, 15 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS porque la muerte segunda no les hará mal. 14Load y bendecid a mi Señor, y dadle gracias y servidle con gran humildad. ------------------------------------------------------------------------ CARTA A SAN ANTONIO [CtaAnt] 1A fray Antonio, mi obispo, el hermano Francisco, salud. 2Me agrada que enseñes sagrada teología a los hermanos, con tal que, en el estudio de la misma, no apagues el espíritu de oración y devoción, como se contiene en la Regla. ------------------------------------------------------------------------ CARTA A LAS AUTORIDADES DE LOS PUEBLOS [CtaA] 1A todos los "podestà" y cónsules, jueces y gobernantes de toda la tierra y a todos los demás a quienes lleguen estas letras, el hermano Francisco, vuestro pequeñuelo y despreciable siervo en el Señor Dios, os desea a todos vosotros salud y paz. 2Considerad y ved que el día de la muerte se aproxima (cf. Gén 47,29). 3Os ruego, por tanto, con la reverencia que puedo, que no echéis en olvido al Señor ni os apartéis de sus mandamientos a causa de los cuidados y preocupaciones de este siglo que tenéis, porque todos aquellos que lo echan al olvido y se apartan de sus mandamientos, son malditos (cf. Sal 118,21), y serán echados por él al olvido (Ez 33,13). 4Y cuando llegue el día de la muerte, todo lo que creían tener, se les quitará (cf. Lc 8,18). 5Y cuanto más sabios y poderosos hayan sido en este siglo, tanto mayores tormentos sufrirán en el infierno (cf. Sab 6,7). 6Por lo que os aconsejo firmemente, como a señores míos, que, habiendo pospuesto todo cuidado y preocupación, recibáis benignamente el santísimo cuerpo y la santísima sangre de nuestro Señor Jesucristo en santa memoria suya. 7Y tributad al Señor tanto honor en medio del pueblo que os ha sido encomendado, que cada tarde se anuncie por medio de pregonero o por medio de otra señal, que se rindan alabanzas y gracias por el pueblo entero al Señor Dios omnipotente. 8Y si no hacéis 16 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS esto, sabed que tendréis que dar cuenta ante el Señor Dios vuestro, Jesucristo, en el día del juicio (cf. Mt 12,36). 9Los que guarden consigo este escrito y lo observen, sepan que son benditos del Señor Dios. ------------------------------------------------------------------------ CARTA A LOS CLÉRIGOS I [CtaCle1] Primera redacción 1Consideremos todos los clérigos el gran pecado e ignorancia que tienen algunos acerca del santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, y de sus sacratísimos nombres, y de sus palabras escritas que consagran el cuerpo. 2Sabemos que no puede existir el cuerpo, si antes no es consagrado por la palabra. 3Nada, en efecto, tenemos ni vemos corporalmente en este siglo del Altísimo mismo, sino el cuerpo y la sangre, los nombres y las palabras, por las cuales hemos sido hechos y redimidos de la muerte a la vida (1 Jn 3,14). 4Por consiguiente, todos aquellos que administran tan santísimos misterios, y sobre todo quienes los administran indebidamente, consideren en su interior cuán viles son los cálices, los corporales y los manteles donde se sacrifica el cuerpo y la sangre del mismo. 5Y hay muchos que lo colocan y lo abandonan en lugares viles, lo llevan miserablemente, y lo reciben indignamente, y lo administran a los demás sin discernimiento. 6Asimismo, sus nombres y sus palabras escritas son a veces hollados con los pies; 7porque el hombre animal no percibe las cosas que son de Dios (1 Cor 2,14). 8¿No nos mueven a piedad todas estas cosas, siendo así que el mismo piadoso Señor se entrega en nuestras manos, y lo tocamos y tomamos diariamente por nuestra boca? 9¿Acaso ignoramos que tenemos que caer en sus manos? 10Por consiguiente, enmendémonos de todas estas cosas y de otras pronta y firmemente; 11y dondequiera que estuviese indebidamente colocado y abandonado el santísimo cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, que se retire de aquel lugar y que se ponga en un lugar precioso y que se cierre. 12Del mismo modo, dondequiera que se encuentren los nombres y las palabras escritas del Señor en lugares inmundos, que se recojan y se coloquen en lugar decoroso. 13Todos los clérigos están obligados por encima de todo a observar todas estas cosas hasta el fin. 14Y los que no lo hagan, sepan que tendrán que dar cuenta ante nuestro Señor Jesucristo en el día del juicio (cf. Mt 12,36). 15Quienes hagan copiar este escrito, para que sea mejor observado, sepan que son benditos del Señor Dios. 17 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS ------------------------------------------------------------------------ CARTA A LOS CLÉRIGOS II [CtaCle2] Segunda redacción 1Consideremos todos los clérigos el gran pecado e ignorancia que tienen algunos acerca del santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, y de sus sacratísimos nombres, y de sus palabras escritas que consagran el cuerpo. 2Sabemos que no puede existir el cuerpo, si antes no es consagrado por la palabra. 3Nada, en efecto, tenemos ni vemos corporalmente en este siglo del Altísimo mismo, sino el cuerpo y la sangre, los nombres y las palabras, por las cuales hemos sido hechos y redimidos de la muerte a la vida (1 Jn 3,14). 4Por consiguiente, todos aquellos que administran tan santísimos ministerios, y sobre todo quienes los administran sin discernimiento, consideren en su interior cuán viles son los cálices, los corporales y los manteles donde se sacrifica el cuerpo y la sangre de nuestro Señor. 5Y hay muchos que lo abandonan en lugares viles, lo llevan miserablemente, y lo reciben indignamente, y lo administran a los demás sin discernimiento. 6Asimismo, sus nombres y sus palabras escritas son a veces hollados con los pies; 7porque el hombre animal no percibe las cosas que son de Dios (1 Cor 2,14). 8¿No nos mueven a piedad todas estas cosas, siendo así que el mismo piadoso Señor se entrega en nuestras manos, y lo tocamos y tomamos diariamente por nuestra boca? 9¿Acaso ignoramos que tenemos que caer en sus manos? 10Por consiguiente, enmendémonos de todas estas cosas y de otras pronta y firmemente; 11y dondequiera que estuviese indebidamente colocado y abandonado el santísimo cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, que se retire de aquel lugar y que se ponga en un lugar precioso y que se cierre. 12Del mismo modo, dondequiera que se encuentren los nombres y las palabras escritas del Señor en lugares inmundos, que se recojan y se coloquen en un lugar decoroso. 13Y sabemos que estamos obligados por encima de todo a observar todas estas cosas según los preceptos del Señor y las constituciones de la santa madre Iglesia. 14Y el que no lo haga, sepa que tendrá que dar cuenta ante nuestro Señor Jesucristo en el día del juicio (cf. Mt 12,36). 15Quienes hagan copiar este escrito, para que sea mejor observado, sepan que son benditos del Señor Dios. ------------------------------------------------------------------------ 18 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS CARTA A LOS CUSTODIOS I [CtaCus1] 1A todos los custodios de los hermanos menores a quienes lleguen estas letras, el hermano Francisco, vuestro siervo y pequeñuelo en el Señor Dios, os desea salud con los nuevos signos del cielo y de la tierra, que son grandes y muy excelentes ante Dios, pero que son estimados en muy poco por muchos religiosos y por otros hombres. 2Os ruego, más que si se tratara de mí mismo, que, cuando os parezca bien y veáis que conviene, supliquéis humildemente a los clérigos que veneren sobre todas las cosas el santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo y sus santos nombres y sus palabras escritas que consagran el cuerpo. 3Los cálices, los corporales, los ornamentos del altar y todo lo que concierne al sacrificio, deben tenerlos preciosos. 4Y si el santísimo cuerpo del Señor estuviera colocado en algún lugar paupérrimamente, que ellos lo pongan y lo cierren en un lugar precioso según el mandato de la Iglesia, que lo lleven con gran veneración y que lo administren a los otros con discernimiento. 5También los nombres y las palabras escritas del Señor, dondequiera que se encuentren en lugares inmundos, que se recojan y que se coloquen en un lugar decoroso. 6Y en toda predicación que hagáis, recordad al pueblo la penitencia y que nadie puede salvarse, sino quien recibe el santísimo cuerpo y sangre del Señor (cf. Jn 6,54). 7Y cuando es consagrado por el sacerdote sobre el altar y cuando es llevado a alguna parte, que todas las gentes, de rodillas, rindan alabanzas, gloria y honor al Señor Dios vivo y verdadero. 8Y que de tal modo anunciéis y prediquéis a todas las gentes su alabanza, que, a toda hora y cuando suenan las campanas, siempre se tributen por el pueblo entero alabanzas y gracias al Dios omnipotente por toda la tierra. 9Y sepan que tienen la bendición del Señor Dios y la mía todos mis hermanos custodios a los que llegue este escrito y lo copien y lo tengan consigo, y lo hagan copiar para los hermanos que tienen el oficio de la predicación y la custodia de los hermanos, y prediquen hasta el fin todo lo que se contiene en este escrito. 10Y que esto sea para ellos como verdadera y santa obediencia. Amén. ------------------------------------------------------------------------ 19 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS CARTA A LOS CUSTODIOS II [CtaCus2] 1A todos los custodios de los hermanos menores a quienes lleguen estas letras, el hermano Francisco, el más pequeño de los siervos de Dios, os desea salud y santa paz en el Señor. 2Sabed que a los ojos de Dios hay algunas cosas extremadamente altas y sublimes, que a veces son estimadas entre los hombres como viles y abyectas; 3y otras, que ante Dios son tenidas como vilísimas y abyectas, son apreciadas y extraordinarias entre los hombres. 4Os ruego ante el Señor Dios nuestro, cuanto puedo, que deis a los obispos y a los otros clérigos las letras que tratan del santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor; 5y que retengáis en la memoria lo que os recomendamos acerca de esto. 6De las otras letras que os envío para que las deis a los "podestà", cónsules y gobernadores, y en las que se contiene que se publiquen por pueblos y plazas las alabanzas de Dios, haced en seguida muchas copias, 7y con gran diligencia ofrecédselas a aquellos a quienes deban darse. ------------------------------------------------------------------------ CARTA A LOS FIELES I [CtaF1] (Primera redacción) (Exhortación a los hermanos y hermanas de la penitencia) ¡En el nombre del Señor! Cap. I: De aquellos que hacen penitencia 1Todos los que aman al Señor con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente, con todas las fuerzas, y aman a sus prójimos como a sí mismos (cf. Mt 22,37.39; Mc 12,30), 2y odian a sus cuerpos con sus vicios y pecados, 3y reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, 4y hacen frutos dignos de penitencia: 5¡Oh cuán bienaventurados y benditos son ellos y ellas, mientras hacen tales cosas y en tales cosas perseveran!, 6porque descansará sobre ellos el espíritu del Señor (cf. Is 11,2) y hará en ellos habitación y morada (cf. Jn 14,23), 7y son hijos del Padre celestial (cf. Mt 5,45), cuyas obras hacen, y son esposos, hermanos y madres de nuestro Señor Jesucristo (cf. Mt 12,50). 8Somos esposos cuando, por el Espíritu Santo, el alma fiel se une a nuestro 20 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Señor Jesucristo. 9Somos para él hermanos cuando hacemos la voluntad del Padre que está en los cielos (Mt 12,50); 10madres, cuando lo llevamos en nuestro corazón y en nuestro cuerpo (cf. 1 Cor 6,20), por el amor divino y por una conciencia pura y sincera; y lo damos a luz por medio de obras santas, que deben iluminar a los otros como ejemplo (cf. Mt 5,16). 11¡Oh cuán glorioso, santo y grande es tener un Padre en los cielos! 12¡Oh cuán santo, consolador, bello y admirable, tener un tal esposo! 13¡Oh cuán santo y cuán amado, placentero, humilde, pacífico, dulce, amable y sobre todas las cosas deseable, tener un tal hermano y un tal hijo: Nuestro Señor Jesucristo!, quien dio la vida por sus ovejas (cf. Jn 10,15) y oró al Padre diciendo: 14Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado en el mundo; tuyos eran y tú me los has dado (Jn 17,11 y 6). 15Y las palabras que tú me diste, se las he dado a ellos, y ellos las han recibido y han creído de verdad que salí de ti, y han conocido que tú me has enviado (Jn 17,8). 16Ruego por ellos y no por el mundo (cf. Jn 17,9). 17Bendícelos y santifícalos, y por ellos me santificó a mí mismo (Jn 17,17.19). 18No ruego sólo por ellos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, han de creer en mí (Jn 17,20), para que sean santificados en la unidad (cf. Jn 17,23), como nosotros (Jn 17,11). 19Y quiero, Padre, que, donde yo esté, estén también ellos conmigo, para que vean mi gloria (Jn 17,24) en tu reino (Mt 20,21). Amén. Cap. II: De aquellos que no hacen penitencia 1Pero todos aquellos y aquellas que no viven en penitencia, 2y no reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, 3y se dedican a vicios y pecados, y que andan tras la mala concupiscencia y los malos deseos de su carne, 4y no guardan lo que prometieron al Señor, 5y sirven corporalmente al mundo con los deseos carnales y las preocupaciones del siglo y los cuidados de esta vida: 6Apresados por el diablo, cuyos hijos son y cuyas obras hacen (cf. Jn 8,41), 7están ciegos, porque no ven la verdadera luz, nuestro Señor Jesucristo. 8No tienen la sabiduría espiritual, porque no tienen al Hijo de Dios, que es la verdadera sabiduría del Padre; 9de ellos se dice: Su sabiduría ha sido devorada (Sal 106,27), y: Malditos los que se apartan de tus mandatos (Sal 118,21). 10Ven y conocen, saben y hacen el mal, y ellos mismos, a sabiendas, pierden sus almas. 11Ved, ciegos, engañados por vuestros enemigos, por la carne, el mundo y el diablo, que al cuerpo le es dulce hacer el pecado y le es amargo hacerlo servir a Dios; 12porque todos los vicios y pecados salen y proceden del corazón de los hombres, como dice el Señor en el Evangelio (cf. Mc 7,21). 13Y nada tenéis en este siglo ni en el futuro. 14Y pensáis poseer por largo tiempo las vanidades de este siglo, pero estáis engañados, porque vendrá el día y la hora en los que no pensáis, no sabéis e ignoráis; enferma el 21 |
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