¡Dios te salve María!
|
![]() |
|||||
ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 14Mirad, mirad, porque yo soy Dios, dice el Señor; * seré ensalzado entre las gentes y seré ensalzado en la tierra (cf. Sal 45,11). 15Bendito el Señor Dios de Israel (Lc 1,68), que redimió las almas de sus siervos con su propia santísima sangre, * y no abandonará a ninguno de los que esperan en él (Sal 33,23 - R). 16Y sabemos que viene, * que vendrá a juzgar la justicia (cf. Sal 95,13 - R). Vísperas Antífona: Santa Virgen María Salmo VII 1Pueblos todos, batid palmas, * aclamad a Dios con gritos de júbilo (Sal 46,2). 2Porque el Señor es excelso, * terrible, Rey grande sobre toda la tierra (Sal 46,3). 3Porque el santísimo Padre del cielo, nuestro Rey antes de los siglos, * envió a su amado Hijo desde lo alto y realizó la salvación en medio de la tierra (Sal 73,12). 4Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase el mar y cuanto lo llena; * se alegrarán los campos y todo lo que hay en ellos (Sal 95,11-12). 5Cantadle un cántico nuevo, * cantad al Señor, toda la tierra (Sal 95,1). 6Porque grande es el Señor y muy digno de alabanza, * más temible que todos los dioses (Sal 95,4). 7Familias de los pueblos, ofreced al Señor, ' ofreced al Señor gloria y honor, * ofreced al Señor gloria para su nombre (Sal 95,7-8). 8Ofreced vuestros cuerpos ' y llevad a cuestas su santa cruz, * y seguid hasta el fin sus santísimos preceptos (cf. Lc 14,27; 1 Pe 2,21). 9Tiemble en su presencia la tierra entera; * decid entre las gentes que el Señor reinó desde el madero (Sal 95,9-10 - G/R). Hasta aquí se dice a diario desde el Viernes Santo hasta la fiesta de la Ascensión. Y en la fiesta de la Ascensión se añaden estos versículos: 42 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 10Y subió al cielo, y está sentado a la derecha del santísimo Padre en el cielo; elévate sobre el cielo, oh Dios, * y sobre toda la tierra, tu gloria (Sal 56,12). 11Y sabemos que viene, * que vendrá a juzgar la justicia (cf. Sal 95,13 - R). Y adviértase que, desde la Ascensión hasta el Adviento del Señor, se dice a diario y del mismo modo este salmo, a saber: Pueblos todos, con los sobredichos versículos, diciendo Gloria al Padre allí donde se termina el salmo, a saber: que vendrá a juzgar la justicia. Adviértase que los sobredichos salmos se dicen desde el Viernes Santo hasta el domingo de Resurrección. También se dicen desde la octava de Pentecostés hasta el Adviento del Señor y desde la octava de la Epifanía hasta el domingo de Resurrección, exceptuados los domingos y fiestas principales, en que no se dicen; por el contrario, se dicen todos los otros días. Parte II Para el tiempo pascual En el Sábado Santo, a saber, acabado el día del sábado Completas Antífona: Santa Virgen María Salmo VIII 1Oh Dios, ven en mi auxilio; * Señor, date prisa en socorrerme. 2Queden confundidos y avergonzados * los que buscan mi alma. 3Que retrocedan y se ruboricen * los que me desean males. 4Que retrocedan al punto ruborizados * los que me dicen: Bravo, bravo. 5Que se gocen y se alegren en ti todos los que te buscan, * y digan siempre: ‘Magnificado sea el Señor’, los que aman tu salvación. 6Mas yo soy necesitado y pobre; * oh Dios, ayúdame. 43 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 7Mi auxilio y mi libertador eres tú; * Señor, no tardes (Sal 69,2-6). Y se dice a diario en completas, hasta la octava de Pentecostés. Domingo de Resurrección Maitines Antífona: Santa Virgen María Salmo IX 1Cantad al Señor un cántico nuevo, * porque ha hecho maravillas (Sal 97,1). 2Su diestra ha sacrificado a su amado Hijo, * y su santo brazo (cf. Sal 97,1). 3El Señor ha dado a conocer su salvación, * ante la mirada de las gentes ha revelado su justicia (Sal 97,2). 4En aquel día envió el Señor su misericordia, * y de noche su cántico (Sal 41,9). 5Éste es el día que hizo el Señor, * exultemos y alegrémonos en él (Sal 117,24). 6Bendito el que viene en el nombre del Señor; * Dios es Señor, y él nos iluminó (Sal 117,26-27). 7Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase el mar y cuanto lo llena; * se alegrarán los campos y todo lo que hay en ellos (Sal 95,11-12). 8Familias de los pueblos, ofreced al Señor, ' ofreced al Señor gloria y honor, * ofreced al Señor gloria para su nombre (Sal 95,7-8). Hasta aquí se dice a diario desde el domingo de Resurrección hasta la fiesta de la Ascensión en todas las horas, excepto en vísperas y en completas y prima. Y la noche de la Ascensión se añaden estos versículos: 9Reinos de la tierra, cantad a Dios, * cantad un salmo al Señor (Sal 67,33). 10Cantad un salmo a Dios, que se eleva sobre los cielos, * hacia el oriente (Sal 67,33-34). 11He aquí que lanza él su voz, su voz poderosa: ' Dad gloria a Dios en Israel; * su 44 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS magnificencia y su poder en las nubes (Sal 67,34-35). 12Admirable es Dios en sus santos; * el Dios de Israel dará poder y fortaleza a su pueblo; bendito sea Dios (Sal 67,36). Gloria. Y adviértase que este salmo se dice a diario desde la Ascensión del Señor hasta la octava de Pentecostés, con los sobredichos versículos, en maitines, y en tercia y sexta y nona, diciendo Gloria al Padre allí donde se dice: bendito sea Dios, y no en otro lugar. Adviértase también que se dice del mismo modo sólo en maitines de los domingos y fiestas principales, desde la octava de Pentecostés hasta el Adviento del Señor, y desde la octava de Epifanía hasta el Jueves Santo, porque en este día el Señor comió la pascua con sus discípulos; igualmente, cuado se quiera, se puede decir otro salmo en maitines o en vísperas, a saber: Te ensalzaré, Señor, etc. [Sal 29], como está en el salterio; y esto desde el domingo de Resurrección hasta la fiesta de la Ascensión, y no más allá. Prima Antífona: Santa Virgen María Salmo: Ten piedad de mí, oh Dios, como antes [Sal III] Tercia, Sexta y Nona Se dice el Salmo: Cantad, como antes [Sal IX] Vísperas Salmo: Pueblos todos, como antes [Sal VII] Parte III Para los domingos y fiestas principales Comienzan otros salmos que dispuso igualmente nuestro muy bienaventurado padre Francisco, que han de decirse, en lugar de los sobredichos salmos de la pasión del Señor, los domingos y las fiestas principales, desde la octava de Pentecostés hasta el Adviento, y desde la octava de Epifanía hasta el Jueves Santo; entiende bien que se han 45 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS de decir ese día porque es la pascua del Señor. Completas Antífona: Santa Virgen María Salmo: Oh Dios, ven en mi auxilio, como está en el salterio [Sal VIII] Maitines Antífona: Santa Virgen María Salmo: Cantad, como antes [Sal IX] Prima Antífona: Santa Virgen María Salmo: Ten piedad de mí, oh Dios, como antes [Sal III] Tercia Antífona: Santa Virgen María Salmo X 1Aclamad al Señor, tierra entera, ' decid un salmo en honor de su nombre, * dadle gloria en alabanza suya (Sal 85,1-2). 2Decid a Dios: Qué terribles son tus obras, Señor; * por la grandeza de tu fuerza, te adularán tus enemigos (Sal 65,3). 3Que toda la tierra te adore y salmodie para ti, * que diga un salmo en honor de tu nombre (Sal 65,4). 4Venid, oíd y os contaré, todos los que teméis a Dios, * cuánto ha hecho él a mi alma (Sal 65,16). 5A él clamé con mi boca, * y lo alabé con mi lengua (Sal 65,17 - R). 6Y desde su santo templo escuchó mi voz, * y mi clamor llegó a su presencia (Sal 17,7). 46 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 7Bendecid, pueblos, a nuestro Señor; * y haced que se oiga la voz para su alabanza (cf. Sal 65,8). 8Y serán benditas en él todas las tribus de la tierra, * todos los pueblos lo engrandecerán (Sal 71,17). 9Bendito el Señor, Dios de Israel (Lc 1,68), * el único que hace grandes maravillas (Sal 71,18). 10Y bendito su nombre glorioso para siempre; * y toda la tierra se llenará de su gloria. Amén, amén (Sal 71,19). Sexta Antífona: Santa Virgen María Salmo XI 1Que te escuche el Señor en el día de la tribulación, * que te proteja el nombre del Dios de Jacob (Sal 19,2). 2Que te envíe auxilio desde el santuario, * y que desde Sión mire por ti (Sal 19,3). 3Que se acuerde de todos tus sacrificios, * y que tu holocausto le sea grato (Sal 19,4). 4Que te conceda lo que tu corazón desea, * y que confirme todos tus designios (Sal 19,5). 5Nos alegraremos en tu salvación, * y en el nombre del Señor Dios nuestro seremos engrandecidos (Sal 19,6 - R). 6Que el Señor colme todas tus peticiones; ' ahora conozco que (Sal 19,7) el Señor envió a Jesucristo, su Hijo, * y juzgará a los pueblos con justicia (Sal 9,9). 7Y el Señor se ha hecho refugio de los pobres, ' ayuda oportuna en la tribulación; * y que esperen en ti los que conocen tu nombre (Sal 9,10-11 - R). 8Bendito el Señor, mi Dios (Sal 143,1), ' porque se ha hecho mi protector y mi refugio * en el día de mi tribulación (Sal 58,17). 9Ayuda mía, a ti te salmodiaré, ' porque tú, oh Dios, eres mi protector, * Dios mío, misericordia mía (Sal 58,18). 47 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Nona Antífona: Santa Virgen María Salmo XII 1En ti, Señor, esperé, no sea confundido para siempre; * en tu justicia líbrame y sálvame (Sal 70,1-2). 2Inclina a mí tu oído, * y sálvame (Sal 70,2). 3Sé tú para mí un Dios protector ' y un lugar fortificado, * para que me salves (Sal 70,3). 4Porque tú, Señor, eres mi esperanza, * mi confianza, Señor, desde mi juventud (Sal 70,5). 5En ti estoy apoyado desde el seno materno, ' desde el vientre de mi madre eres tú mi protector; * en ti está siempre mi canción (Sal 70,6). 6Que se llene mi boca de alabanza, ' para que yo cante tu gloria, * tu grandeza todo el día (Sal 70,8). 7Escúchame, Señor, porque tu misericordia es benigna; * mírame según la inmensidad de tus misericordias (Sal 68,17). 8Y no apartes tu rostro de tu siervo; * escúchame enseguida, porque estoy atribulado (Sal 68,18). 9Bendito el Señor, mi Dios (Sal 143,1), ' porque se ha hecho mi protector y mi refugio * en el día de mi tribulación (Sal 58,17). 10Ayuda mía, a ti te salmodiaré, ' porque tú, oh Dios, eres mi protector, * Dios mío, misericordia mía (Sal 58,18). Vísperas Antífona: Santa Virgen María Salmo: Pueblos todos, como antes [Sal VII] 48 Parte IV ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Para el tiempo del Adviento del Señor Comienzan otros salmos que igualmente dispuso nuestro muy bienaventurado padre Francisco, que se han de decir, en lugar de los sobredichos salmos de la pasión del Señor, desde el Adviento del Señor hasta la vigilia de Navidad, y no más allá. Completas Antífona: Santa Virgen María Salmo XIII 1¿Hasta cuándo, Señor, me olvidarás por siempre? * ¿Hasta cuándo apartarás tu rostro de mí? 2¿Hasta cuándo tendré congojas en mi alma, * dolor en mi corazón cada día? 3¿Hasta cuándo triunfará mi enemigo sobre mí? * Mira y escúchame, Señor, Dios mío. 4Ilumina mis ojos para que nunca me duerma en la muerte, * para que nunca diga mi enemigo: He prevalecido contra él. 5Los que me atribulan se alegrarían si yo cayera; * pero yo he esperado en tu misericordia. 6Mi corazón exultará en tu salvación; cantaré al Señor que me colmó de bienes, * y salmodiaré al nombre del Señor altísimo (Sal 12,1-6). Maitines Antífona: Santa Virgen María Salmo XIV 1Te alabaré, Señor, santísimo Padre, Rey del cielo y de la tierra, * porque me has 49 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS consolado (cf. Is 12,1). 2Tú, oh Dios, eres mi salvador; * actuaré confiadamente y no temeré (cf. Is 12,2). 3Mi fuerza y mi alabanza es el Señor, * y se ha hecho salvación para mí (Is 12,2). 4Tu diestra, Señor, se ha engrandecido en la fortaleza; ' tu diestra, Señor, hirió al enemigo, * y en la inmensidad de tu gloria derribaste a mis adversarios (Ex 15,6-7). 5Que lo vean los pobres y se alegren; * buscad a Dios y vivirá vuestra alma (Sal 68,33). 6Alábenlo el cielo y la tierra, * el mar y cuanto se mueve en ellos (Sal 68,35). 7Porque Dios salvará a Sión, * y se reconstruirán las ciudades de Judá (Sal 68,36 - R). 8Y habitarán allí, * y la adquirirán en herencia (Sal 68,36). 9Y la estirpe de sus siervos la poseerá, * y los que aman su nombre habitarán en ella (Sal 68,37). Prima Antífona: Santa Virgen María Salmo: Ten piedad de mí, oh Dios, como antes [Sal III] Tercia Antífona: Santa Virgen María Salmo: Aclamad al Señor, como antes [Sal X] Sexta Antífona: Santa Virgen María Salmo: Que te escuche el Señor, como antes [Sal XI] Nona Antífona: Santa Virgen María 50 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Salmo: En ti, Señor, esperé, como antes [Sal XII] Vísperas Antífona: Santa Virgen María Salmo: Pueblos todos, como antes [Sal VII] Adviértase también que no se dice todo el salmo, sino hasta el versículo [9]: Tiemble en su presencia la tierra entera; pero entiéndase bien que se ha de decir todo el versículo [8]: Ofreced vuestros cuerpos. Acabado este versículo, se dice allí: Gloria al Padre, y así se dice a diario en Vísperas, desde Adviento hasta la vigilia de Navidad. Parte V Para el tiempo de la Navidad del Señor hasta la octava de Epifanía Vísperas de la Navidad del Señor Antífona: Santa Virgen María Salmo XV 1Gritad de gozo a Dios, nuestra ayuda (Sal 80,2); * aclamad al Señor Dios vivo y verdadero con gritos de júbilo (cf. Sal 46,2). 2Porque el Señor es excelso, * terrible, Rey grande sobre toda la tierra (Sal 46,3). 3Porque el santísimo Padre del cielo, Rey nuestro antes de los siglos (Sal 73,12), ' envió a su amado Hijo de lo alto, * y nació de la bienaventurada Virgen santa María. 4Él me invocó: Tú eres mi Padre; * y yo lo constituiré mi primogénito, excelso sobre los reyes de la tierra (Sal 88,27-28). 5En aquel día envió el Señor su misericordia, * y de noche su cántico (Sal 41,9). 6Éste es el día que hizo el Señor, * exultemos y alegrémonos en él (Sal 117,24). 7Porque un santísimo niño amado se nos ha dado, ' y nació por nosotros (cf. Is 9,6) de camino y fue puesto en un pesebre, * porque no tenía lugar en la posada (cf. Lc 51 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 2,7). 8Gloria al Señor Dios en las alturas, * y en la tierra, paz a los hombre de buena voluntad (cf. Lc 2,14). 9Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase el mar y cuanto lo llena; * se alegrarán los campos y todo lo que hay en ellos (Sal 95,11-12). 10Cantadle un cántico nuevo, * cantad al Señor, toda la tierra (Sal 95,1). 11Porque grande es el Señor y muy digno de alabanza, * más temible que todos los dioses (Sal 95,4). 12Familias de los pueblos, ofreced al Señor, ' ofreced al Señor gloria y honor, * ofreced al Señor gloria para su nombre (Sal 95,7-8). 13Ofreced vuestros cuerpos ' y llevad a cuestas su santa cruz, * y seguid hasta el fin sus santísimos preceptos (cf. Lc 14,27; 1 Pe 2,21). Adviértase que este salmo se dice desde la Natividad del Señor hasta la octava de Epifanía, en todas las horas. Si alguno quiere decir este of icio del bienaventurado Francisco, dígalo así: primero diga el Padre nuestro, con las alabanzas, a saber: Santo, santo, santo. Acabadas las alabanzas con la oración, como está más arriba, se comienza la antífona: Santa María, con el salmo que está establecido para cada hora del día y de la noche. Y dígase con gran reverencia. ------------------------------------------------------------------------ ORACIÓN ANTE EL CRUCIFIJO DE SAN DAMIÁN [ORSD] Sumo, glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento. ------------------------------------------------------------------------ 52 Capítulo I ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS REGLA BULADA [Rb=1 R] ¡En el nombre del Señor! Comienza la vida de los Hermanos Menores: 1La regla y vida de los Hermanos Menores es ésta, a saber, guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, sin propio y en castidad. 2El hermano Francisco promete obediencia y reverencia al señor papa Honorio y a sus sucesores canónicamente elegidos y a la Iglesia Romana. 3Y los otros hermanos estén obligados a obedecer al hermano Francisco y a sus sucesores. Capítulo II De aquellos que quieren tomar esta vida, y cómo deben ser recibidos. 1Si algunos quisieran tomar esta vida y vinieran a nuestros hermanos, envíenlos a sus ministros provinciales, a los cuales solamente y no a otros se conceda la licencia de recibir hermanos. 2Y los ministros examínenlos diligentemente de la fe católica y de los sacramentos de la Iglesia. 3Y si creen todo esto y quieren confesarlo fielmente y guardarlo firmemente hasta el fin, 4y no tienen mujer o, si la tienen, también la mujer ha entrado ya en un monasterio o, emitido ya por ella el voto de continencia, les ha dado licencia con la autorización del obispo diocesano, y siendo de una tal edad la mujer, que de ella no pueda originarse sospecha, 5díganles la palabra del santo Evangelio (cf. Mt 19,21, y paralelos), que vayan y vendan todas sus cosas y se apliquen con empeño a distribuirlas a los pobres. 6Si esto no pudieran hacerlo, les basta la buena voluntad. 7Y guárdense los hermanos y sus ministros de preocuparse de sus cosas temporales, para que libremente hagan de sus cosas lo que el Señor les inspire. 8Con todo, si buscan consejo, que los ministros puedan enviarlos a algunas personas temerosas de Dios, con cuyo consejo sus bienes se distribuyan a los pobres. 9Después concédanles las ropas del tiempo de probación, a saber, dos túnicas sin capilla, y cordón y paños menores y caparón hasta el cordón, 10a no ser que a los mismos ministros alguna vez les parezca otra cosa según Dios. 11Y finalizado el año de la probación, sean recibidos a la obediencia, prometiendo guardar siempre esta vida y Regla. 12Y de ningún modo les será lícito salir de esta religión, conforme al mandato del señor Papa, 13porque, según el santo Evangelio, nadie que pone la mano al arado y mira atrás, es apto para el reino de Dios (Lc 9,62). 14Y los que ya prometieron obediencia, tengan una túnica con capilla, y 53 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS otra sin capilla los que quieran tenerla. 15Y quienes se ven obligados por la necesidad, puedan llevar calzado. 16Y todos los hermanos vístanse de ropas viles, y puedan reforzarlas de sayal y otros retazos con la bendición de Dios. 17A los cuales amonesto y exhorto que no desprecien ni juzguen a los hombres que ven vestidos de telas suaves y de colores, usar manjares y bebidas delicadas, sino más bien que cada uno se juzgue y desprecie a sí mismo. Capítulo III Del oficio divino y del ayuno, y cómo los hermanos deben ir por el mundo. 1Los clérigos recen el oficio divino según la ordenación de la santa Iglesia Romana, excepto el salterio, 2por lo que podrán tener breviarios. 3Y los laicos digan veinticuatro Padrenuestros por maitines; por laudes, cinco; por prima, tercia, sexta y nona, por cada una de estas horas, siete; por vísperas, doce; por completas, siete; 4y oren por los difuntos. 5Y ayunen desde la fiesta de Todos los Santos hasta la Natividad del Señor. 6Mas la santa cuaresma que comienza en la Epifanía y dura cuarenta días continuos, la cual consagró el Señor con su santo ayuno (cf. Mt 4,2), los que voluntariamente la ayunan, benditos sean del Señor, y los que no quieren, no estén obligados. 7Pero ayunen la otra, hasta la Resurrección del Señor. 8Y en los otros tiempos no estén obligados a ayunar, sino el viernes. 9Pero en tiempo de manifiesta necesidad no estén obligados los hermanos al ayuno corporal. 10Aconsejo de veras, amonesto y exhorto a mis hermanos en el Señor Jesucristo que, cuando van por el mundo, no litiguen ni contiendan con palabras (cf. 2 Tim 2,14), ni juzguen a los otros; 11sino sean apacibles, pacíficos y moderados, mansos y humildes, hablando a todos honestamente, como conviene. 12Y no deben cabalgar, a no ser que se vean obligados por una manifiesta necesidad o enfermedad. 13En cualquier casa en que entren, primero digan: Paz a esta casa (cf. Lc 10,5). 14Y, según el santo Evangelio, séales lícito comer de todos los manjares que les ofrezcan (cf. Lc 10,8). Capítulo IV Que los hermanos no reciban dinero. 1Mando firmemente a todos los hermanos que de ningún modo reciban dinero o pecunia por sí o por interpuesta persona. 2Sin embargo, para las necesidades de los enfermos y para vestir a los otros hermanos, los ministros solamente y los custodios, 54 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS por medio de amigos espirituales, tengan solícito cuidado, según los lugares y tiempos y frías regiones, como vean que conviene a la necesidad; 3esto siempre salvo que, como se ha dicho, no reciban dinero o pecunia. Capítulo V Del modo de trabajar. 1Los hermanos a quienes el Señor ha dado la gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamente, 2de tal suerte que, desechando la ociosidad, enemiga del alma, no apaguen el espíritu de la santa oración y devoción, al cual las demás cosas temporales deben servir. 3Y como pago del trabajo, reciban para sí y sus hermanos las cosas necesarias al cuerpo, excepto dinero o pecunia, 4y esto humildemente, como conviene a siervos de Dios y seguidores de la santísima pobreza. Capítulo VI Que nada se apropien los hermanos, y del pedir limosna y de los hermanos enfermos. 1Los hermanos nada se apropien, ni casa, ni lugar, ni cosa alguna. 2Y como peregrinos y forasteros (cf. 1 Pe 2,11) en este siglo, sirviendo al Señor en pobreza y humildad, vayan por limosna confiadamente, 3y no deben avergonzarse, porque el Señor se hizo pobre por nosotros en este mundo (cf. 2 Cor 8,9). 4Esta es aquella eminencia de la altísima pobreza, que a vosotros, carísimos hermanos míos, os ha constituido herederos y reyes del reino de los cielos, os ha hecho pobres de cosas, os ha sublimado en virtudes (cf. Sant 2,5). 5Esta sea vuestra porción, que conduce a la tierra de los vivientes (cf. Sal 141,6). 6Adhiriéndoos totalmente a ella, amadísimos hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, ninguna otra cosa jamás queráis tener debajo del cielo. 7Y, dondequiera que estén y se encuentren los hermanos, muéstrense familiares mutuamente entre sí. 8Y confiadamente manifieste el uno al otro su necesidad, porque, si la madre cuida y ama a su hijo (cf. 1 Tes 2,7) carnal, ¿cuánto más amorosamente debe cada uno amar y cuidar a su hermano espiritual? 9Y, si alguno de ellos cayera en enfermedad, los otros hermanos le deben servir, como querrían ellos ser servidos (cf. Mt 7,12). 55 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Capítulo VII De la penitencia que se ha de imponer a los hermanos que pecan. 1Si algunos de los hermanos, por instigación del enemigo, pecaran mortalmente, para aquellos pecados acerca de los cuales estuviera ordenado entre los hermanos que se recurra a solos los ministros provinciales, estén obligados dichos hermanos a recurrir a ellos cuanto antes puedan, sin tardanza. 2Y los ministros mismos, si son presbíteros, con misericordia impónganles penitencia; y si no son presbíteros, hagan que se les imponga por otros sacerdotes de la orden, como mejor les parezca que conviene según Dios. 3Y deben guardarse de airarse y conturbarse por el pecado de alguno, porque la ira y la conturbación impiden en sí mismos y en los otros la caridad. Capítulo VIII De la elección del ministro general de esta fraternidad y del capítulo de Pentecostés. 1Todos los hermanos estén obligados a tener siempre por ministro general y siervo de toda la fraternidad a uno de los hermanos de esta religión, y estén firmemente obligados a obedecerle. 2En falleciendo el cual, hágase la elección del sucesor por los ministros provinciales y custodios en el capítulo de Pentecostés, al que los ministros provinciales estén siempre obligados a concurrir juntamente, dondequiera que fuese establecido por el ministro general; 3y esto una vez cada tres años o en otro plazo mayor o menor, según fuere ordenado por dicho ministro. 4Y si en algún tiempo apareciera a la generalidad de los ministros provinciales y custodios que el dicho ministro no es suficiente para el servicio y utilidad común de los hermanos, estén obligados los dichos hermanos, a quienes está confiada la elección, a elegirse en el nombre del Señor otro para custodio. 5Y después del capítulo de Pentecostés, que los ministros y custodios puedan, cada uno, si quisieran y les pareciera que conviene, convocar a sus hermanos a capítulo una vez ese mismo año en sus custodias. Capítulo IX De los predicadores. 1Los hermanos no prediquen en la diócesis de un obispo, cuando éste se lo haya denegado. 2Y ninguno de los hermanos se atreva en absoluto a predicar al pueblo, a no 56 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS ser que haya sido examinado y aprobado por el ministro general de esta fraternidad, y por él le haya sido concedido el oficio de la predicación. 3Amonesto también y exhorto a los mismos hermanos a que, en la predicación que hacen, su lenguaje sea ponderado y sincero (cf. Sal 11,7; 17,31), para provecho y edificación del pueblo, 4anunciándoles los vicios y las virtudes, la pena y la gloria con brevedad de sermón; porque palabra abreviada hizo el Señor sobre la tierra (cf. Rom 9,28). Capítulo X De la amonestación y corrección de los hermanos. 1Los hermanos que son ministros y siervos de los otros hermanos, visiten y amonesten a sus hermanos, y corríjanlos humilde y caritativamente, no mandándoles nada que sea contrario a su alma y a nuestra Regla. 2Mas los hermanos que son súbditos recuerden que, por Dios, negaron sus propias voluntades. 3Por lo que firmemente les mando que obedezcan a sus ministros en todo lo que al Señor prometieron guardar y no es contrario al alma y a nuestra Regla. 4Y dondequiera haya hermanos que sepan y conozcan que no pueden guardar espiritualmente la Regla, a sus ministros puedan y deban recurrir. 5Y los ministros recíbanlos caritativa y benignamente, y tengan tanta familiaridad para con ellos, que los hermanos puedan hablar y obrar con ellos como los señores con sus siervos; 6pues así debe ser, que los ministros sean siervos de todos los hermanos. 7Amonesto de veras y exhorto en el Señor Jesucristo que se guarden los hermanos de toda soberbia, vanagloria, envidia, avaricia (cf. Lc 12,15), cuidado y solicitud de este siglo (cf. Mt 13,22), detracción y murmuración, y los que no saben letras, no se cuiden de aprenderlas; 8sino que atiendan a que sobre todas las cosas deben desear tener el Espíritu del Señor y su santa operación, 9orar siempre a él con puro corazón y tener humildad, paciencia en la persecución y en la enfermedad, 10y amar a esos que nos persiguen, nos reprenden y nos acusan, porque dice el Señor: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen y os calumnian (cf. Mt 5,44). 11Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,10). 12Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo (Mt 10,22). Capítulo XI Que los hermanos no entren en los monasterios de monjas. 57 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 1Mando firmemente a todos los hermanos que no tengan sospechosas relaciones o consejos con mujeres, 2y que no entren en los monasterios de monjas, fuera de aquellos a quienes les ha sido concedida una licencia especial por la Sede Apostólica; 3y no se hagan padrinos de hombres o mujeres, para que, con esta ocasión, no se origine escándalo entre los hermanos o respecto a los hermanos. Capítulo XII De los que van entre los sarracenos y otros infieles. 1Cualesquiera hermanos que, por divina inspiración, quieran ir entre los sarracenos y otros infieles, pidan la correspondiente licencia de sus ministros provinciales. 2Pero los ministros a ninguno le concedan la licencia de ir, sino a aquellos que vean que son idóneos para enviar. 3Con miras a todo lo dicho, impongo por obediencia a los ministros que pidan del señor Papa uno de los cardenales de la santa Iglesia Romana, que sea gobernador, protector y corrector de esta fraternidad, 4para que, siempre súbditos y sujetos a los pies de la misma santa Iglesia, estables en la fe católica (cf. Col 1,23), guardemos la pobreza y humildad y el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, que firmemente hemos prometido. ------------------------------------------------------------------------ REGLA NO BULADA [Rnb=1 R] Prólogo 1¡En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo! 2Ésta es la vida del Evangelio de Jesucristo, que el hermano Francisco pidió al señor papa que se la concediera y confirmara; y él se la concedió y confirmó para sí y para sus hermanos, presentes y futuros. 3El hermano Francisco y todo el que sea en el futuro cabeza de esta religión, prometa obediencia y reverencia al señor papa Inocencio y a sus sucesores. 4Y todos los otros hermanos estén obligados a obedecer al hermano Francisco y a sus sucesores. 58 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Cap. I: Que los hermanos deben vivir sin propio y en castidad y obediencia 1La regla y vida de estos hermanos es ésta, a saber, vivir en obediencia, en castidad y sin propio, y seguir la doctrina y las huellas de nuestro Señor Jesucristo, quien dice: 2Si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme (Mt 19,21; cf. Lc 18,22). 3Y: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame (Mt 16,24). 4Del mismo modo: Si alguno quiere venir a mí y no odia padre y madre y mujer e hijos y hermanos y hermanas, y aun hasta su vida, no puede ser discípulo mío (Lc 14,26). 5Y: Todo el que haya dejado padre o madre, hermanos o hermanas, mujer o hijos, casas o campos por mí, recibirá cien veces más y poseerá la vida eterna (cf. Mt 19,29; Mc 10,29; Lc 18,29). Cap. II: De la admisión y vestidos de los hermanos 1Si alguno, queriendo por inspiración divina tomar esta vida, viene a nuestros hermanos, sea recibido benignamente por ellos. 2Y si está decidido a tomar nuestra vida, guárdense mucho los hermanos de entrometerse en sus negocios temporales, y preséntenlo a su ministro cuanto antes puedan. 3El ministro, por su parte, recíbalo benignamente y confórtelo y expóngale diligentemente el tenor de nuestra vida. 4Hecho lo cual, el susodicho candidato, si quiere y puede espiritualmente y sin impedimento, venda todas sus cosas y aplíquese con empeño a distribuirlas todas a los pobres. 5Guárdense los hermanos y el ministro de los hermanos de entrometerse en absoluto en sus negocios; 6y no reciban dinero alguno ni por sí mismos ni por medio de persona interpuesta. 7Sin embargo, si se encuentran en la indigencia, por causa de la necesidad pueden los hermanos recibir, como los demás pobres, las cosas necesarias al cuerpo, exceptuado el dinero. 8Y cuando el candidato regrese, el ministro concédale para un año las ropas del tiempo de probación, a saber, dos túnicas sin capilla, y el cordón y los paños menores y el caparón hasta el cordón. 9Y finalizado el año y término de la probación, sea recibido a la obediencia. 10Después no le será lícito entrar en otra religión, ni «vaguear fuera de la obediencia», conforme al mandato del señor papa y según el Evangelio; porque nadie que pone la mano al arado y que mira atrás, es apto para el reino de Dios (Lc 9,62). 11Y si viniera alguno que no puede dar sus bienes sin impedimento, pero tiene voluntad espiritual, que los deje y le basta. 12Ninguno sea recibido contra la forma e institución de la santa Iglesia. 13Mas los otros hermanos, los que ya prometieron obediencia, tengan una túnica 59 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS con capilla y otra sin capilla, si fuera necesario, y cordón y paños menores. 14Y todos los hermanos vístanse de ropas viles, y puedan reforzarlas de sayal y otros retazos con la bendición de Dios; porque dice el Señor en el Evangelio: Los que visten de ropa preciosa y viven en delicias (Lc 7,25) y los que se visten con vestidos muelles, en las casas de los reyes están (Mt 11,8). 15Y aunque se les llame hipócritas, no cesen, sin embargo, de obrar bien, y no busquen vestidos caros en este siglo, para que puedan tener un vestido en el reino de los cielos. Cap. III: Del oficio divino y del ayuno 1Dice el Señor: Esta clase de demonios no puede salir sino con ayuno y oración (cf. Mc 9,26); 2y de nuevo: Cuando ayunáis, no os pongáis tristes como los hipócritas (Mt 6,16). 3Por eso, todos los hermanos, ya clérigos ya laicos, recen el oficio divino, las alabanzas y las oraciones, tal como deben hacerlo. 4Los clérigos recen el oficio y oren por los vivos y por los muertos según la costumbre de los clérigos. 5Y por los defectos y negligencias de los hermanos digan cada día el Miserere mei Deus (Sal 50) con el Padrenuestro; 6y por los hermanos difuntos digan el De profundis (Sal 129) con el Padrenuestro. 7Y pueden tener solamente los libros necesarios para cumplir su oficio. 8Y también a los laicos que saben leer el salterio les sea permitido tenerlo. 9Pero a los otros, que no saben letras, no les sea permitido tener libro alguno. 10Los laicos digan el Credo y veinticuatro Padrenuestros con el Gloria al Padre, por maitines; y por laudes, cinco; por prima, el Credo y siete Padrenuestros con el Gloria al Padre; por tercia, sexta y nona, por cada una de estas horas, siete; por vísperas, doce; por completas, el Credo y siete Padrenuestros con el Gloria al Padre; por los muertos, siete Padrenuestros con el Requiem aeternam; y por los defectos y negligencias de los hermanos, tres Padrenuestros cada día. 11E igualmente, todos los hermanos ayunen desde la fiesta de Todos los Santos hasta Navidad, y desde Epifanía, cuando nuestro Señor Jesucristo comenzó a ayunar, hasta Pascua. 12Mas en otros tiempos no estén obligados a ayunar, según esta vida, sino el viernes. 13Y séales lícito comer de todos los manjares que les ofrezcan, según el Evangelio (cf. Lc 10,8). Cap. IV: De los ministros y de los otros hermanos: cómo han de organizarse 60 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 1¡En el nombre del Señor! 2Todos los hermanos que son constituidos ministros y siervos de los otros hermanos, coloquen a sus hermanos en las provincias y en los lugares en que estén, visítenlos con frecuencia y amonéstenlos espiritualmente y confórtenlos. 3Y todos mis otros frailes benditos obedézcanles diligentemente en aquello que mira a la salvación del alma y no es contrario a nuestra vida. 4Y compórtense entre sí como dice el Señor: Todo cuanto queréis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos (Mt 7,12); 5y: No hagas al otro lo que no quieres que se te haga (Tob 4,15). 6Y recuerden los ministros y siervos que dice el Señor: No he venido a ser servido sino a servir (Mt 20,28), y que, porque les ha sido confiado el cuidado de las almas de los hermanos, si algo de ellos se pierde por su culpa y mal ejemplo, tendrán que dar cuenta en el día del juicio ante el Señor Jesucristo (cf. Mt 12,36). Cap. V: De la corrección de los hermanos que tropiezan 1Por lo tanto, custodiad vuestras almas y las de vuestros hermanos, porque es horrendo caer en las manos del Dios vivo (Heb 10,31). 2Y si alguno de los ministros ordenara a alguno de los hermanos algo contra nuestra vida o contra su alma, no esté obligado a obedecerle, porque no es obediencia aquella en la que se comete delito o pecado. 3Sin embargo, todos los hermanos que están bajo los ministros y siervos, consideren razonable y caritativamente los hechos de los ministros y siervos. 4Y si vieren que alguno de ellos camina carnalmente y no espiritualmente, en comparación de la rectitud de nuestra vida, si no se enmendare después de la tercera amonestación, denúncienlo al ministro y siervo de toda la fraternidad en el capítulo de Pentecostés, sin que lo impida contradicción alguna. 5Y si entre los hermanos hubiera en cualquier parte algún hermano que quiere caminar carnalmente y no espiritualmente, los hermanos con quienes está, amonéstenlo, instrúyanlo y corríjanlo humilde y caritativamente. 6Y si después de la tercera amonestación no quisiera enmendarse, envíenlo cuanto antes puedan a su ministro y siervo o notifíquenselo, y que el ministro y siervo haga de él como mejor le parezca que conviene según Dios. 7Y guárdense todos los hermanos, tanto los ministros y siervos como los otros, de turbarse o airarse por el pecado o mal del otro, porque el diablo quiere echar a perder a muchos por el delito de uno solo; 8por el contrario, ayuden espiritualmente como mejor puedan al que pecó, porque no necesitan médico los sanos sino los que están mal (cf. Mt 9,12 y Mc 2,17). 61 |
![]() |