¡Dios te salve María!
 


Amigo/a internauta, es probable que no conozcas nada sobre el santuario físico de Guayente ya que aunque muy bonito y perfectamente conservado, es pequeño y en general poco conocido fuera de España.

Se encuentra situado en pleno valle de Benasque en la zona central de la cordillera pirenaica. Rodeado de un entorno natural magnífico, es un lugar muy tranquilo que invita a la oración y al recogimiento.


La leyenda de la Virgen de Guayente

Según don J.Roque Alberto Faci, que dice haberlo tomado de un escrito del archivo de los Azcones, cuya fecha es del año 1292 y lleva la firma de don Pedro Azcón y Abarca, allá por el año 1070, cierto atardecer, el señor don Hernando Azcón se dirigía hacia su casa solariega de Liri, venía probablemente de Anciles, siguiendo la izquierda del río Esera. Era ya noche cerrada cuando rebasó el pueblo de Eriste. Al llegar frente al paraje conocido con el nombre de Roques Trencades, del termino de Sahún, oyó unas voces que cantaban la salve. Intrigado, decidió retroceder para atravesar el río y tomar el camino de Eriste a Sahún, que pasaba por el lugar de donde procedía tan melodioso cantar. Cuando llegó al punto deseado, un admirable resplandor le guió hasta una pequeña cueva, en la que se encontraba una imagen de Nuestra Señora.

Confuso y agradecido del portento, después de hacer su plegaria, resolvió llevar la imagen el vecino pueblo de Sahún, para que allí fuera venerada.

Pero la imagen desapareció de Sahún y volvió al punto donde había sido hallada. Dos veces se repitió el suceso.

Don Hernando comprendió que la imagen deseaba ser venerada en aquel lugar y mandó construir una ermita para albergarla convenientemente.

Entre tanto, la devoción a la virgen iba en aumento. Por todas partes aparecían catedrales, iglesias, santuarios y ermitas consagradas a Nuestra Dama, a Santa María, a Nuestra Señora, a la Virgen.

En Benasque (Localidad principal del valle), la primitiva iglesia visigótica era la de San Martín; pero la románica, que se construyó después, en el siglo XII, se llamaba ya de Santa María.

Foto de la antigua talla de la virgen que desapareció en la guerra civil española.
Para todo el valle, la ermita de Guayente se había convertido en el lugar preferido para rendir culto a la Virgen. Todos los acontecimientos notables de la vida familiar: matrimonios, nacimientos, enfermedades, etc., motivaban siempre una visita a Nuestra Señora de Guayente, para implorar su protección o agradecer los favores recibidos, y esto traía, como consecuencia, que los devotos acudían cada vez en más número a la pequeña ermita. Naturalmente, entre ellos se distinguían los Azcones, que, como fundadores, velaban sobre la ermita.

A fines del siglo XIII, don Pedro Azcón, descendiente del fundador, don Hernando, paseaba por Guayente, rumiando sus reflexiones.

Era manifiesto que la humildad y pequeñas dimensiones de la ermita, no correspondían ni a la afluencia ni al fervor de los devotos. Había que construir una iglesia. Y en el momento que concebía esa idea, vio un gran resplandor y oyó una dulcísima música, lo que interpretó como aprobación de su pensar.

La decisión estaba tomada, pero ¿cómo disponer de un buen maestro de obras, capaz de llevar a cabo el proyecto?

En la ermita estaba don Pedro otro día, embargado por esta idea, cuando vio entrar a dos hombres jóvenes. La unción con que hicieron sus oraciones y el aire de distinción y de bondad que tenían, llevó a don Pedro a entrar en conversación y, en el curso de ella, a comunicarles su proyecto.

Los jóvenes hablaron con gran conocimiento, de los problemas que podría presentar la construcción de la iglesia. Don Pedro comprendió que difícilmente encontraría gente más capacitada y, entrando en confianza, les propuso encargarse de la obra. Los jóvenes aceptaron.

Fue la admiración de todos la facilidad con que los trabajos adelantaban: como si seres misteriosos los prosiguiesen durante la noche.

Terminada la obra, los jóvenes no admitieron remuneración alguna, alegando que habían trabajado en honor de la Virgen, y desaparecieron sin saber como.

Ello confirmó la sospecha que, en el curso de las obras, había concebido don Pedro: eran enviados de Dios, por intercesión de la Virgen.

Así fue creado, según la leyenda, el santuario llamado de la Santa Madre de Guayente.


Del libro "Civilización Pirenaica" de Angel Ballarín Cornell 1.972


Gozos a Nuestra Señora de Guayente

"Pues sois de Guayente honor y sahún venerada: Prestadnos..."

  • Entre peñas escondida Estuvo la Perla hermosa De vuestra imagen preciosa, Que es nuestra salud y vida; Perla de tanto valor Sea de todos buscada:
    Prestadnos ...
     
  • La fe y piedad de un Azcón Mereció hallaros un día Entre angélica armonía En celeste aparición. Crezca siempre nuestro amor A esa imagen venerada:
    Prestadnos ...
     
  • Apenas se descubrió Vuestro retrato precioso, En alas de amor gozoso A verlo el pueblo corrió; Y con alegre clamor Vuestra imagen fué aclamada:
    Prestadnos ...
     
  • El pueblo, que tiernamente Agradecido os adora, Os quiso llevar, Señora, A Sahún desde Guayente; Mas no sufrió vuestro amor De este trono estar privada:
    Prestadnos ...
     
  • De Sahún en raudo vuelo Os volvisteis a esta roca, Donde vuestro amor coloca Su palacio y nuestro cielo; Desde entonces con honor Sois de todos venerada:
    Prestadnos...
     
  • Aquí, madre de piedad, Halla el huérfano afligido, Y el caminante perdido Luz, guía y seguridad. Del bálsamo del dolor Sois Vos la fuente sagrada:
    Prestadnos ...
     
  • Por Vos en Lepanto un día Luchó Azcón y su galera, Y apresando una bandera Al moro en el mar hundía. Sostened nuestro valor De este mundo en la jornada:
    Prestadnos ...
     
  • De un puente hasta el precipicio Un pasajero cayó, Mas luego le socorrió Vuestro amor siempre propicio. De los males el rigor Sabéis templar invocada:
    Prestadnos ...
     
  • Las balas que dispararon Ciertos soldados a un hombre, Al invocar vuestro Nombre Sin fuerza en tierra quedaron Todo el infernal furor Ante Vos no puede nada:
    Prestadnos ...
     
  • El que yacía tullido, Y en su lecho su mal llora Sano se sintió a deshora Y os visitó agradecido. Sois salud del pecador Del desvalido abogada:
    Prestadnos ...
     
  • El pan que en Vos confiado A los pobres repartió Un sacerdote, se vio Sin tasa multiplicado. Pues sois tal que a un mal mayor Vuestra piedad más se apiada:
    Prestadnos ...
     
  • Cuando de llamas cercado En un monte se vio Azcón, De aquel fuego sin lesión Salió de Vos amparado. Al soplo de vuestro amor Fué de él la llama apartada:
    Prestadnos ...
     
  • Los que del eco movidos De tan insignes favores Cantando vuestros loores A este altar llegan rendidos. Repiten con gran fervor Ante esta imagen sagrada:
    Prestadnos ...
     
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